Capítulo 2.

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[Llamada telefónica]

Yo: ¿Quién es?

***: ¿No reconoces mi voz?

Realmente esa voz se me hacia familiar, pero no logra saber de quien era. Sí, era una mujer con la voz ronca pero.. ¿quién podía ser?

Yo: Sinceramente no, no reconozco su voz -dije algo dudosa y limpiando las lágrimas que aún quedaban en mi rostro-

***: ¡Vaya decepción que no reconozcas la voz de tu abuela! -rió-

¿Mi abuela? No hablaba con ella desde el funeral de mi madre, cuando vino desde Barcelona hasta aquí, Cádiz, para enterrar a su hija..

Sí, vivo en Cádiz, pero no soy de aquí si no de Barcelona, mas concretamente nací en Sabadell. Hará unos siete años a mi padre le trasladaron hasta aquí y entonces tuvimos que mudarnos; realmente me sentía incómoda en este lugar, no era mi ambiente, pero conseguí hacer amigos aunque no de esos que llegan a ser como hermanos.

Como iba diciendo mi abuela no me llamaba desde la última vez que nos vimos, me enviaba cartas, regalos por mi cumpleaños pero no había oído su voz desde entonces por eso creo que no la reconocí.

Yo: ¡Abuela que sorpresa! -dije bastante emocionada- ¿A qué debo esta inesperada llamada? -comenté a la vez que me sentaba al borde de la cama-

Abuela: Tengo una noticia que seguro te va a agradar mucho -tras decir esas palabras se quedó en silencio-

Yo: ¿Abuela? ¿Sigues ahí?

Abuela: Sí sí, Sara. Como iba diciendo tengo una gran noticia, desde la muerte de tu madre he estado arreglando unos papeles y.. ¡recoge tus cosas que vuelves a Barcelona, he conseguido tu custodia!

No pude sentir más feliz, experimenté una sensación que hacía años no hacía, felicidad. Al fin me alejaría de este lugar, iría junto a mi abuela y mi primo, quién si ha estado conmigo desde el fallecimiento de mi madre, hablamos por teléfono y no hemos perdido contacto.

Yo: ¿En serio? ¡Gracias, abu!

Abuela: Sí, Àlex te envió por correo el billete, así que imprimelos y listo, tu vuelo sale mañana a medio día -se oyó una voz por detrás- Cielo, tengo que colgar, te veo mañana, te quiero.

[Fin de la llamada telefónica]

Y entonces colgó, sin darme tiempo si quiera a responder pero no importaba, ahora debía hacer mis maletas cuanto antes, eso sí, sin que ni mi padre ni Emily supiensen nada.

Fui al altillo, ya que mi casa era de tres plantas. La primera, donde se hallaban la cocina, el salón y un lavabo. La segunda, donde se encontraban las habitaciones. Y la tercera, donde estaba el altillo, allí se hallaban toda clase de trastos viejos y por supuesto lo que yo iba a buscar, mis maletas de viaje, eran bastante amplías así que me cabría todo aunque tampoco es que tengo demasiadas cosas.

Una vez bajé las maletas y empaqueté todo lo necesario, me metí en la cama a descansar, mañana sería un día cargado de emociones y encuentros.

Puse un poco de música para poder conciliar el sueño. Y finalmente me quedé dormida.

¿Casualidad o destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora