Demasiadas ansias

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Cuando hablamos de tiempo sigo sin saber que contestarle a las personas. Típicos comentarios absurdos aparecen día a día como: ¡Que cambiada estas! Ya pareces mujer…

Vamos. Es obvio que tengo que cambiar. Sigo siendo una adolescente hormonal pero tengo unos kilos de más, acné y agrégale a todo, dos masas de pura grasa dentro de mi útero.

Pero así será el resto de mi vida. Cargando con miles de preguntas estúpidas. Ah, y mis hijos van a  tener que cargar con las mismas preguntas estúpidas de cualquier mamá joven. Les tendré que decir, obviamente, que no estuvieron en mi cabeza ni pensando en el futuro, porque eso de tener hijos me asustaba como la mierda desde pequeña. No era el hecho de subir de peso, cambios en mi cuerpo, tener hambre todo el día (eso era lo mejor de estar preñada). Era la hora de abrirme de piernas, de nuevo, pero esta vez para sacar a dos bebés de más de dos kilos. Era el hecho del dolor, porque siempre fui demasiado llorona en el ámbito de sentir dolor. No me subía a una bicicleta porque le temía al dolor de caerme.

Aun estando en la recta final para que lleguen los trogloditas al mundo me asusta como la mierda.

Pero ahora tengo miedos peores, como no ser la mejor mamá del mundo para mis hijos.

Mamá habla de que todas las mamás son geniales a su modo. La mía, si me lo preguntan, esta demente. Pero no me hallaría con una madre sofisticada que no pinte paisajes en sartenes de hace mil años.  

Pero tengo miedo de no poder sacar a mi familia adelante. Sé que no necesito un padre para ellos para ser feliz pero va a ser difícil poner todo de mí para sacarnos adelante. Me he preguntado eso todo el tiempo, como sería no tener un padre. Que pasará cuando mis hijos me pregunten por el padre el día de los padres. No digo que voy a dejar que Eithan no vea a los niños. Si él se presenta genial por mí. Y si no se presenta genial por mí también, pero aun tenía demasiadas cosas que asimilar.

No se necesita agua para sentir como si te ahogaras.

Pero yo solita me había metido en este embrollo.

Gracias a la obra y gracia de mi escuela, pasaron la graduación un mes antes de lo planeado. Ahora me graduaba en abril. Si de exámenes hablamos, los últimos los pase sobrada. Gracias a noches largas estudiando con mamá, a Zac siempre sentado junto a mí en la biblioteca para no dejar que me fuera. Digo esta parte muy en serio. No sé si sería susto de que los bebés vinieran o que de verdad no quería que me fuese, pero me acompañaba hasta el baño y me esperaba fuera de este hasta que acabara.

Después del beso, Zac ha estado en todo momento. No nos hemos vuelto a besar, si eso se pregunta. El no lo intento y yo lo deje en el olvido. Me ayudó a rellenar las solicitudes de universidades, que para mi suerte hay planes familiares en varias universidades. Programas que te acoplan al horario de madre. También me ayudo a conseguir empleo en unas oficinas, de repartidora del correo, pero empezaba después de que los bebés llegasen.

Me iba bien.

Pero me seguía sintiendo mal con todos ellos por fallarles.

Estaba arreglándome el cabello para mañana cuando un mensaje me llego.

Creo que encontré el vestido perfecto para tu embarazades.

Dijo Marinna, quien había estado todo el día buscando su bolso para el vestido.

¿Esa palabra existe? Bien. Llegaré al centro comercial en veinte minutos.

Te doy quince, que otra embarazada me esta mirando muy extraño.

Le dije a mamá que iría al centro comercial después del tratamiento. No me haría mucho en el cabello, solo necesitaba devolverle vida ya que no he tenido tiempo para cuidarlo. Apenas me dan ganas de bañarme, de vez en cuando.

Eso no cambio mucho en mi vida.

Mamá me recogió apenas termine y me llevo al centro comercial.

-        Cariño – dijo mamá en la entrada del centro comercial – Tengo reunión familiar con tu padre. ¿Puedes tomar un taxi a casa?

-        No te preocupes.

-        Me llamas cuando llegas. Te amo.

-        También te amo mucho mamá.

Caminé hasta Melón. Una tienda de embarazadas que querían actuar como finas en su embarazo. Yo no me pondría una blusa llena de piedras teniendo esta barriga, me sentiría que llamo más la atención de lo que lo hago.

-        Sky, estoy aquí. – dijo Marinna un poco alto desde la zona de zapatos.

-        ¿Dónde está el vestido?

-        Dentro de ese bolso rosa – dijo Marinna señalando una gran maleta.

Camine poniéndome la mano en la espalada ya que esta no dejaba de doler. Abrí el bolso y me encontré con una tela blanca suave.

Extendí el vestido para encontrarme un vestido parecido al que use la noche donde todo inicio. Era al estilo toga griega, solo que demasiado más hermoso que cualquier otra cosa. Llegaba más debajo de la rodilla, pero con mi enorme barriga se ponía más corto.

Lo mire unos minutos hasta que note lagrimas cayendo por mis mejillas. Era increíble como pasaba el tiempo.

-        ¡Pruébatelo, chaval! – dijo Marinna detrás de mi asustándome. – No llores, Sky. Vamos, todo va a salir perfecto.

Me lo coloque y me enamore por un momento de mi misma.

Salimos de la tienda con el vestido y unos tacones negros que encontramos. Eran lo suficientemente suaves para subir por mi título, además nunca me dejaba los tacones puestos por más de tres horas.  

Nos despedimos frente al centro comercial. Marinna iba tan feliz que no quería destrozarla con mi pena. Aunque yo también me sentía de maravilla.

-        ¿Hay alguien? – grité al entrar en casa.

Nadie había vuelto. Mis hermanos estaban comprando  sus trajes de último momento. Mi padrastro trabajando y mamá con papá, quien llego hace una semana.

Habíamos ido a comer desde que llego aquí y me quede en su hotel con su prometida quien es un amor de persona. Me trajo regalos. Más para mi que para los bebés, por primera vez. Comimos los tres muchas noches viendo viejas películas traídas de recepción.

Entré en mi habitación y deje el bolso sobre la cama. Estaba exhausta. Me quité mis botas y la capucha que andaba.  Encendí el aire acondicionado y me propuse a relajarme.

Entonces unos golpes venían del otro lado de la cortina, como si alguien tocara. 

Terriblemente embarazadaWhere stories live. Discover now