Capitulo 1

3.6K 143 17
                                    

Observé otra vez la pila de papeles que estaban justo frente a mí, sobrepasando mi campo visual.
Solté un pequeño suspiro y me levanté de la silla de cuero gris que había en mi oficina. Toda ella estaba ambientada en tonos grises y blancos, con alguna que otra flor rosada.
Acomodé mi pollera negra, la cuál llegaba hasta un poco más arriba de mis rodillas, ptomé mi cartera, los papeles y caminé hacia el ascensor. Me detuve frente al mostrador de mi secretaria, dejé los papeles sobre este y seguí mi camino.

-Hasta mañana Srta.Miller.

-Hasta mañana- respondí sin darme la vuelta, solo me dispuse a subir al ascensor.

Una vez dentro tomé mi celular, nada importante, mensajes de mis padres. Lo apagué sin siquiera leerlos y mantuve mi vista al frente, esperando que las puertas de este se abrieran. En cuanto se abrieron enderecé mi postura y estiré mi cuello, caminé sin mirar a ninguno de mis empleados, solo contestaba algunos saludos con un leve movimiento de cabeza. Llegué a la puerta de la empresa y extendí mi cartera hacia las manos de mi asistente, una mujer alta, delgada, melena corta y castaña, haciendo juego con el color de sus ojos. La tomó sin demorar ni un segundo, acomodó sus lentes y me extendió mi café. Caminé hacia el auto con mi celular en una mano y el café en la otra, por lo tanto ella tendría que abrirme la puerta. Entré al auto y esperé a que ella subiera del lado del copiloto para arrancar.

Una vez en casa mi guardaespaldas abrió mi puerta y me extendió una carpeta con papeles y contratos que tenía que firmar.
Pasé por al lado de mi asistente y se los extendí. Abrí la puerta de mi casa y otra vez contesté los saludos por parte de mis empleados con leves movimientos de cabeza.

Llegué hasta mi oficina, dejé la puerta abierta para que entrara mi asistente, Kelly, dejó los papeles sobre mi escritorio y sin mediar palabra se retiró.

Al rato volvió con una bandeja, en la cuál había una taza de café amargo, con un par de media lunas.
La dejó sobre una mesa al lado del mueble de cuero gris y otra vez se retiró.

Dejé caer mi cabeza contra el respaldo del asiento y solté otra vez un sonoro suspiro. Caminé hacia el mueble y me dispuse a comer lo que Kelly me había traído. Le di un sorbo al café y como si fuera un robot me pare rápidamente y caminé hacia la cocina con mi café en la mano.

-Quién hizo este café?-pregunté sin cambiar mi tono firme pero a la vez tranquilo.

-El nuevo cocinero- susurró Kelly mientras veía la lista del personal en su planilla- le digo algo señora?- levantó la mirada hacia mí otra vez.

-Si-dejé la taza sobre la barra de la cocina- dígale que tome sus cosas y se retire. Búsqueme a otro cocinero, procura que esta vez si sepa que el café me gusta amargo.

Sin decir nada más volví a mi despacho, prendí la computadora y me dispuse a trabajar.

Al cabo de unos minutos la puerta se abrió sin previo aviso. Solté un suspiro y dirigí mi mirada a la persona que había entrado sin tocar la puerta antes.

-Kelly, sabes que me gusta que toquen la puerta antes de entrar.

-lo siento- bajó la mirada y logré ver un pequeño color rosa que poco a poco fue cubriendo todas sus mejillas, quién o qué fue culpable de alterar el estado emocional de mi asistente?

-Déjalo, ¿qué quieres?- volví a fijar mi vista en los papeles.

-Vino un chico, para el puesto que necesita cubrir, esta semana echó-la miré con desaprobación- lo siento, esta semana invitó a retirarse al cocinero, al chofer y a su segundo guardaespaldas.

Dilo Una Vez MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora