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Capítulo 2

- ¡O-tanjôbi omedetô gozaimasu! -Proclamaron al unísono para destensar al pobre Okamura. Felicitándolo por su nuevo inicio de año, entre sonrisas y empujones cariñosos.

- Nuestra casa, es tu casa. Esperamos que estés a gusto.

Todos le reverenciaron a excepción de los veteranos. Ellos le enseñaron su comedor hogareño a pocos metros de la sala.

- Por favor tomen asiento, mis hijos les atenderán enseguida.

- Muchas gracias.

Liu, quien tenía cierta costumbre de asistir a eventos sociales como decatlones académicos y concursos matemáticos, detuvo con una mirada a sus compañeros de cancha. Era indicado esperar a que el de mayor edad se ubicara primero, seguido de su mujer.

El matrimonio, asombrado por aquel acto cortés, les agradeció con un gesto y les señaló cada asiento, posibilitando que se aseguraran un puesto en la larga mesa.

Allá en la cocina, se sirvieron trece platos iguales. Y se trajeron uno por cada brazo de los cinco hermanos.

La entrada, Onigiris de Hamachi y foie con Kanten de mango caramelizado. Acompañados con salsa Ponzu y Ume Warishita. El plato fuerte, Oyakodon, este plato japonés se prepara cociendo a fuego lento pollo, huevo y salsa en la que se cuece el domburi. Se sirve sobre un cuenco grande de arroz. Consiste en dashi condimentado con shoyu y mirin. 

El postre de esa noche fueron muchos pequeños Kibi Dangos decorados y preparados por los mellizos. Banderillas de fresas con chocolate blanco y helado con brownie. Creados por las ganas de recordar viejos tiempos. Cantidades grandes de Umaibos, popsicles de varios sabores y un cheesecake de Oreo. 

- Fukui-san...

- ¿Que sucede?

- ¿Soy el único que se siente diferente? aru.

- Yo te entiendo, son idénticos... -Ambos miraron a los elegantes parientes y susurraron su indiscreto asombro.

- Es, como tener muchas versiones distintas de un solo Atsushi. -Intentando no ser tan evidente, les observó- Mamá Atsushi, Papá Atsushi, Atsushi como un adulto maduro que ya trabaja, Atsushi con el cabello corto, Atsushi social y su representación femenina, aru.

- Imagina a sus abuelos...

- Dejemos aquellos comentarios para después de comer. ¿Si? -Les regaño el frustrado Himuro, que al ver a la hermana mayor, tan formal y reservada; confirmó que le sería difícil llevar el plan de las fotos a cabo.

- Deberían tener en altares las extraordinarias manos que hicieron toda esta comida.

Okamura fue escueto en proclamar muchos cumplidos y agradeció miles de veces por la sorpresa, cosas como esa jamás le habían ocurrido en la vida, así que su sincera gratitud no se hizo esperar. 

- Es un placer tener el honor de atenderte, amigo. -Ayumi, el más extrovertido y simpático de los ojivioleta le sonrió. Trayendo consigo una cadena con su inicial, la letra ¨K¨ hecha por él. ¿Por que? Preguntarás. Pues bien, los Murasakibara son detallistas a niveles impensables, de no ser así, la cena parecería algo corriente y no un buffet gastronómico.

- ¿Es para mí? -Mandó sus dedos a la pequeña letra y eufórico le reverenció.- Es hermoso, gracias Ayu-san.

- ¡Nosotros también te tenemos algo! -La señorita levantó la mano y miró a su Padre- ¿Puedo enseñarle ahora?

- Adelante. -Dejó los palillos sobre su plato y cambió su gesto serio por uno más confiado. Aquellos muchachos parecían ser más de lo que meditó en la mañana sacando su traje de la lavandería. Y para su hija serían demasiado jóvenes; por lo tanto, no representaban peligro.