El cofre.

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-¡Llegas tarde! 

Fernando cerró los ojos al escuchar el gritó reprobatorio de su colega. Se había quedado dormido, no había dormido adecuadamente los días anteriores debido a las guardias que se había ofrecido a hacer en el museo de Historia. Se daba golpes en la cabeza por haberse propuesto como guardia solo por ganar unos puntos extras con su jefe.

Se giró con una sonrisa amable en el rostro y los ojos de su colega, que hasta hace unos segundos estaban furiosos ahora mostraban el afecto de siempre.

-Lo se, Ana -asintió varias veces con la cabeza-. Y lo lamento.

Ana, una hermosa mujer que había sido su compañera desde inicio de universidad y ahora colega de trabajo e investigación caminó hasta el y le dio un apretón de brazo. Los dos comenzaron a caminar por el pasillo perfectamente iluminado con el eco de los zapatos altos de la mujer.

-No te preocupes, es sólo que pudiste haberme avisado. Hace unas horas llegó material a la sala de investigación y hemos estado ajetreados. Te necesitamos para que des tu opinión.

-¿Qué clase de material? -preguntó Fernando.

-En Valencia se encontró un cofre, de aproximadamente un metro de ancho y sesenta centímetros de largo.

-¿Altura?

-Entre cuarenta y cincuenta centímetros, son aproximaciones. No he tenido tiempo de corroborarlo.

Fernando asintió y entraron a la sala de investigación privada del museo. Efectivamente notó que la gente iba de aquí para allá examinando cosas y algunos externos traían información de los archivos históricos.

-Te dejo, tengo que revisar el contenido del cofre -avisó Ana y Fernando asintió.

En ese momento Emmanuel, su mejor amigo después de Ana se acercó a el con aparente traquilidad de verlo.

-¡Pensé que no vendrías! -le reclamo.

-Lo lamento-dijo-. ¿A qué se debe tanto ajetreo?

-Ven, velo por ti mismo -le animó emocionado.

Se acercó junto a su amigo a la mesa del centro en donde había varios papeles esparcidos a lo largo y ancho iluminados por una tenue luz que buscaba secarles y más tarde examinar correctamente la tinta corrida en ellos. Observo el papel, por su apariencia debía tratarse de finales del siglo XVI, pero eso no fue lo que atrapó su atención. Sino las ilustraciones que habían sido puestas como margen: perfectos dibujos de olas, jazmines y en una de ellas una sirena.

-Todo es exquisito -murmuró Fernando.

Emmanuel veía igual de cautivado aquellos papeles y asintió aunque su amigo no lo pudiera ver.

-Es un trabajo precioso, desgraciadamente no sabemos quien lo hizo. Hasta hora no hemos encontrado ningún nombre. 

-¿Ninguno? -preguntó Fernando incrédulo.

-Sólo uno -apareció Ana atrapando la atención de varios-. Al parecer quien fue dueño de este cofre es Octavio Sampere de Aragón, consejero del rey, según leí en la hoja más clara.

-¿Será posible que sea familia de Jaime I de Aragón?*

-Es probable -asintió Ana-. Pero en los registros históricos no he encontrado nada acerca de él.

Los tres se quedaron pensativos unos momentos, hasta que el jefe de investigación apareció y los llamó con un gesto para que lo siguieran hasta la sala privada. Cuando entraron ahí observaron en una de las mesas dos papeles parecidos a los que ya habían visto, pero en ellos había pinturas igual de majestuosas que las anteriores.

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⏰ Last updated: Aug 17, 2017 ⏰

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ESMERALDAWhere stories live. Discover now