|Segundo capítulo|

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Lo sabían. Sam y Charlotte habían descubierto uno de mis mayores secretos. Uno de tantos. Hace dos años, cuando yo tenía quince, estuve un verano ingresada en un centro. ¿Por qué? Por anorexia. Lo tenía superado, pero a veces, aun tenía esa sensación de vacío en mi interior, por no ser como me gustaría. Obviamente, lo mantuve en secreto, pero ahora, algo me decía que esas dos lo sabían todo.

-¿Bec? ¿Estás bien?

-Sí, Alec, estoy bien, no te preocupes.

-Claro que me preocupo, Bec, no te dejes pisotear por esas dos arpías. Eres mucho mejor que ellas, y lo sabes. Sam hace todo esto porque tiene envidia de ti. Eso es todo. Tienes que demostrarle que tú puedes con ella. ¿Sabes qué vamos a hacer?

-Sorprendeme cerebrito.

-Mañana vas a presentarte a esa estúpida cosa para elegir animadoras. -Dijo sonriendo.

-¿Estás loco? Quieres que haga el ridículo, ¿verdad?

-Vamos Bec, hazlo por mí, yo sé que puedes. Va a ser una venganza genial.

-¿Genial? ¡No sé qué es lo que tengo que hacer?

-Venga, no te preocupes, esta tarde te ayudo. -Lo miré con una sonrisa de burla.-¿Qué? Vamos, juego al rugby, ¿qué crees que hago durante los entrenamientos? -Ambos reímos.

-Vale, está bien, haré el ridículo por ti. -Alec me abrazó.

Hoy era el día. Sí, el día en el que haría el ridículo, y todo por el estúpido de Alec. ¿Cómo se le ocurre que puedo entrar en el equipo de animadoras?

-Hola, futura animadora.

-No bromees Anna, sabes que no voy a poder.

Para variar, llegaba tarde, ¿mi excusa para esa vez? Se me había roto el coche y tuve que venir andando. La suerte de Bec.

Toqué la puerta del salón de literatura y pasé al escuchar la voz del profesor Figgins.

-Perdón por llegar tarde, señor Figgins. -Este fingió una sonrisa.

-¿Debería estar sorprendido? Nos conocemos desde hace tiempo señorita Smith, así que no me diga su excusa de esta vez.

Sonreí incómoda y me senté en un sitio al azar. Normalmente todos los lugares de atrás estaban ocupados, pero esta vez, había un sitio libre. Sin pensarlo dos veces me dirigí allí y sonreí al ver que al lado estaba el chico que ayer estaba sentado en nuestra mesa.

-Hola -Sonreí -Soy Bec, ay... -Me cortó.

-Mira, lo siento pero no eres mi tipo. No lo intentes. -¿¿¿Qué???

-¿Perdona? ¿Tu tipo? -Dije susurrando para que Figgins no nos escuchase.- ¿Crees que intento ligar contigo?

-¿No es lo que intentas? -Sonrió con suficiencia.

-No, solo intentaba ser amable, estúpido. Tú si que no eres mi tipo.

-¿Estúpido? Cielo, soy el tipo de cualquiera.

-Sí, de cualquiera que no tenga amor propio.

No volví a hablar con él en lo que faltaba de clase. ¡Solo quería ser simpática! Encima, para agrandar mi mal humor, quedaba apenas una clase para la prueba de animadoras.

-¡Enana! Vamos, tienes que prepararte.

-¿Quééé? Pero si aun queda una hora, Alec.

-Pero tenemos que practicar algunas cosas, venga, ven.

Y así fue como me salté la clase de historia. Nunca diré esto en voz alta, pero Alec, gracias, odio historia.

-¿Por qué estás de mal humor? -Genial.

-El chico este nuevo, no sé ni su nombre. ¡Es un idiota!

-¿Andrew? ¡Pero si es muy agradable!

-¿Agradable? -Dije mientras hacía una voltereta hacia atrás – Le saludé en clase de literatura ¡Y me dijo que no lo intentara, que no era su tipo!

Alec comenzó a reír sin parar.

-¿Creía que estabas intentando ligar con él? -Siguió riendo. -¡Cómo se nota que no te conoce!

La hora de la prueba llegó. Estaba nerviosa. Sabía hacer todas las piruetas necesarias, ya que hasta hace dos años iba a gimnasia rítmica y ballet. Amaba bailar y todo eso, pero tuve que dejarlo. El problema sería la gente mirándome. Samantha mirandome, deseosa de que falle. Sonreí ante ese pensamiento. Lo conseguiría solo para callarle la boca, después rechazaría el puesto.

-La siguiente prueba la realizará... ¿Bec Smith? -Leyó Charlotte, la sub capitana del equipo de animadoras. Miré a Sam, quien se encontraba roja, quizá de la rabia.

-¡Vamos Bec, demuéstrales lo que sabes! -Gritó Alec animándome. Junto a Alec se encontraban Anna, Kai, Aidan y el tal Andrew. Este último me sonrió mientras me guiñaba un ojo. ¿Qué cojones?

Comencé con una rutina básica que me había enseñado Alec, sí, Alec conocía las rutinas. A estas rutinas le añadí cosas nuevas como apertura de piernas y algunas piruetas. Cuando acabé, estaba agotada y todos los espectadores estaban silbando, ¿lo hice bien?

-Vaya, no ha estado nada mal -Dijo Charlotte ante la amenazante mirada de Sam.

-Nada mal. -Dijo la entrenadora, quien me miraba interesada.

-Ahora es el turno de Patricia López.

Patricia, una chica bajita y pelirroja, con muchas pecas, pasó al centro, yo me fui a las gradas con mis amigos.

-Quizá, después de todo, si seas mi tipo. -Sonrió el estúpido del chico nuevo. Y, diablos, tiene una sonrisa perfecta.

-Vaya, qué pena, porque tú -lo señalé – No serías mi tipo ni en mil años.

Cogí a Alec del brazo y me lo llevé fuera.

-¡Alec! ¿Lo has visto? ¡Les ha gustado! -Grité emocionada. Aunque en un principio no me hacía ilusión, me había encantado la sensación de volver a hacer algo que me apasionaba.

-¡Claro que lo he visto, enana! Te dije que les encantarías a todos casi tanto como a mí. -Sonrió y le abracé. Amaba a mi mejor amigo.

-¿Sabes? Estando ahí... He recordado cuando bailaba en la academia... ¿Crees que...? No sé... Yo...

-¿Que si creo que puedas volver a hacerlo? No tengo ninguna duda. ¡Serás la mejor, como siempre lo has sido! 

FreedomWhere stories live. Discover now