Capitulo 23

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Narra Vanesa:

Pasé a por Malú a las 7 de la mañana, demasiado temprano pero queríamos aprovechar los pocos días que íbamos a estar en Algeciras.
Decidimos ir en mi coche ya que ella tenía concierto en Córdoba y yo aprovecharía para quedarme en Málaga y después seguir con mi tour munay.

V: llevas todo? (Pregunté cuando se montó en el coche tras darle un beso)

M: si, no se me puede olvidar nada después de lo pesada que llevas siendo desde anoche

V: es que no voy a dar la vuelta a mitad de camino (le advertí) Las llaves de la casa?

M: aquí! (Me las enseñó y le saqué la lengua)

Tras varias paradas por el camino, llegamos antes del mediodía a Algeciras. Ese color, el olor a mar, la gente paseando por las calles. Un día más para ellos y un día especial para nosotras.
Llegamos a la casa, en primera linea de playa, una casa grande a la par que humilde en el Rinconcillo.

Narra Malú:

Al entrar millones de recuerdos entraron en mi cabeza. Muchas cosas estaban cambiadas desde la última vez que vine pero lo que no había cambiado era la esencia de la casa. Esa casa donde en los veranos nos juntábamos más de quince. Donde mi abuela cocinaba para todos mientras los niños jugábamos en la playa. Donde las guitarras sonaban a todos horas y los bailes y los cantes amenizaban las noches.

V: ey! (Me abrazó por detrás) es momento de disfrutar, no de ponerse triste

M: son muchos recuerdos (limpió una lágrima rebelde que corría por mi mejilla)

V: y los que quedan por escribir

Deshicimos las maletas y decidimos dar un pequeño paseo por el pueblo y buscar un restaurante para comer. Me pararon un par de vecinos a los que no veía desde hacía años. Después de darme recuerdos para mi familia y ofrecerse para cualquier duda o problema que me surgiera esos días, me despedí de ellos y seguimos nuestro paseo.
Comimos en un chiringuito en la playa, pescaito frito, una botella de vino y unas vistas increíbles... no podía pedir más.

M: has avisado a tu equipo de que estás aquí ? (Pregunté al ver que no dejaba de mirar el móvil)

V: le he dicho a Ana que venía de vacaciones a Cádiz... solo eso

M: y ... no le vas a decir que estás conmigo? Aquí, en Cádiz digo

V: no es tonta, no hace falta que se lo diga

M: hablé con ella. Cuando te mandé el whatsapp el otro día

V: lo sé (le miré alzando su ceja) Simplemente estaba esperando a que me lo contases tú

M: oye, tú sabías lo de Sol y ella?

V: me enteré cuando ya lo dejaron. Parece ser que fue intenso lo suyo

M: Sol sigue pillada (me miró extrañada) Desde que dejó a Ana no ha levantado cabeza

V: Ana tiene pareja ahora. Pero, no le digas nada a Sol (me advertió) hace un mes o así vi como ojeaba su instagram y la cara que tenía (rió)

M: vaya par

Por la tarde fuimos a la playa y entre unos cosas y otras nos quedamos dormidas. Al despertar, decidimos ir a la orilla a darnos un baño cuando de repente la espalda de Vanesa se llenó por completo de barro

- perdón señora (dijo un niño de unos 6-7 años)

V: señorita, gracias

Estaba enfadadísima. Se llevó un bolazo de arena en toda la espalda de un chaval que jugaba con otro amigo y el pobre, con mala puntería le dio a Vanesa

V: por estas cosas no me gustan los niños (me comentó enfadada mientras entrábamos al agua)

M: por el bolazo o por que te hayan dicho señora? (Comencé a reír, ella por el contrario estaba picada) Va, no te enfades amor. Es un niño

V: pues a mi no me gustan

M: yo quiero tener hijos, tres por lo menos

V: tres? (Me miró asustada) tres hijos? (Asentí riéndome) Malú... son muchos

M: Te estaba vacilando boba. Pero... yo creo que podríamos ir empezando ahora no? (La cogí y la subí a mi dentro del agua)

V: practiquemos un ratito

No pasamos de besos y abrazos, es verdad que nadie por el momento nos había conocido. Pero corríamos el riesgo de que alguien se fijase. Vanesa iba con su gorra y pasaba algo más disimulada que yo, que por el contrario iba con un moño y unas gafas de sol.

Nos quedamos en la playa hasta que vimos el atardecer, y después paseamos un rato y le fui enseñando a Vane rincones de la tierra de mi padre. Ella, observadora como siempre, se empapaba de todas y cada una de las anécdotas que le contaba. Reía, se sorprendía e incluso apoyaba a mi hermano cuando le relataba las peleas que teníamos de pequeños.

Al llegar a la casa no pude contener las ganas que traía desde la playa. Al cerrar la puerta comenzamos a besarnos, la empujé contra la puerta mientras mis manos recorrían su cuerpo

V: hacemos los tres niños de golpe? (Preguntó aún en mis labios)

M: tres.. cuatro... los que quieras

Dejaba besos por mi cuello mientras intentábamos subir las escaleras como podíamos. Al llegar a la habitación la empujé contra la cama y me tumbé sobre ella. La pasión a la par que la temperatura iba subiendo cada minuto.
Mordió mi labio inferior y clavé mi mirada en la suya. "Hazme el amor una vez más hasta que nos cueste respirar". Sonrió y lo hizo tanto con sus labios como con sus ojos. Y nos amamos, y lo hicimos lento, una y otra vez. Hasta que nos quedamos sin aliento

Y si fueran ellas? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora