–No tengo porque contestar –la ignoré, dudosa, pero detuve mi camino.

–Oye, humana–. Me giré para mirarla y ella agregó con un rostro que nunca creí pudiera poner, una de preocupación–. Ten cuidado.

¿Ah? ¿Por qué había dicho eso? Y más en un momento así.

–Yo... –no dije nada más, porque en ese momento apareció Remover, con una cara que tampoco le conocía.

–Aléjate Allet–. Obedecí con duda–. Aradia, ¿qué sucede?, ¿Quieres organizar una fiesta?

–Renover. ¿Qué estás haciendo? –elevó el tono de voz.

–Caminar hasta casa, tengo ganas de hacer un poco de ejercicio.

Me tomó de la mano y caminó conmigo hasta el castillo–fortaleza; dejamos el auto ahí en la tienda. No tardamos demasiado en regresar, creo que la distancia se había acortado; de nuevo.

No entramos por donde salimos, sino por la gran entrada principal, donde nos topamos con Bernan. Parecía que nos había estado esperando desde que salimos.

De inmediato se apresuró hasta nosotras.

–Renover –dijo él–, lo sentí no puedes negarlo. ¿Qué estás esperando de mí? –parecía molesto.

–No fue mi culpa, Aradia estaba ahí he hizo todo un pleito.

–Lo habías estado esperando. ¿No?–. Ella se encogió de hombros; no entendía porque se peleaban, no había pasado nada importante.

Al verme tan perdida él se acercó rápidamente a mí, abrazándome de forma protectora, colocó sus dos brazos alrededor de mis hombros así que levanté mis manos, para evitar que me apretara tan fuerte.

–No te la volveré a confiar, no creí que me hicieras esto –de verdad la estaba regañando–. ¡Sabes lo que me costó encontrarla!

–Y por eso decidiste traerla aquí, prácticamente la obligaste–. Él se molestó aún más.

–Ella puede decirme lo que quiere y yo lo cumpliré cueste lo que cueste, jamás la dejaré. Ni la cederé, ¡aun si eres tú, hermana!

–Solo fue un momento, no creí que pasaría esto –luego como apenada continuó–. Nunca planeé que ocurriera esto, lo digo en serio, no lo planeé, Aradia estaba ahí.

Él pareció tomar muy en cuenta aquel comentario. Me miró muy serio.

– ¿Te dijo algo que te preocupara?–. Negué con la cabeza–. Está bien –habló muy bajo.

Nadie notó la presencia perfumada que acababa de entrar al castillo, era nada más y nada menos que Aradia. Dio un respingo y se tapó la boca como si acabara de encontrar una escena del crimen.

De pronto nos dimos cuenta de su presencia y Renover hizo ademán de alejarse, lo mismo que yo.

–Señorita Renover –dijo con tono neutral–. No sabía que estuviera interesada en la poca avanzada tecnología de transporte humana –me miró fugazmente–, ya que ellos realmente son una raza inferior. Es obvio que usted tiene buen corazón y quiera ayudarlos a evolucionar reparando sus vejestorios inventos.

No parecía que Renover fuera a decirle algo. Aun así Aradia, la presionó.

–Si mis pensamientos son acertados, creo saber lo que organizan –continuó igual de formal.

–Espero que no intente inculpar a mi hermana de algo –esas fueron las palabras de Bernan–, sin tener pruebas.

–Por supuesto que no –pero a pesar de haber dicho cosas amenazadoras antes, todo lo dijo con la mirada que me había dirigido hace poco–. Un consejo –me resumió–: no todo es lo que parece.

Como si fuera parte de un programa los tres (Renover, Bernan y Aradia) se dieron la vuelta para irse en direcciones opuestas, y tuve que seguir a Bernan. Adentrándonos más al castillo, ya que todo se desarrolló en el salón de entrada.

– ¿Me dijo raza inferior? –pregunté, me sentía confundida por su actitud tan extraña.

–No lo decía en serio –me contestó Bernan.

–Disculpen, pero ¿a qué se refería con todo eso?

–Olvídalo, no es importante –dijo cortante.

– ¿Sabías que aquí las lágrimas son muy preciadas? –Renover cambió de conversación demasiado rápido–. Aquí nadie llora.

– ¿Ni los niños pequeños cuando se lastiman? –no podía imaginarme que alguien no pudiera llorar nunca.

–Ni ellos, ya que no recuerdan el dolor de tu mundo, aquí no existe. Cuando son mayores se les revela quiénes fueron en tu mundo y pueden recordar el sufrimiento.

–Naturalmente no lloramos más que una lágrima, dependiendo de la situación –eso lo dijo Renover.

–Por cierto Renover, no sabía que había una habitación escondida al fondo del pasillo –mencionó Bernan. Observando la reacción de su hermana.

– ¿Entonces si nos viste?

–Si pero no estuve seguro y por eso no les hablé, pero pensé que serían ustedes.

–Pero si escuché como nos hablabas –cuando dije eso ambos intercambiaron miradas e incluso sonrieron–. ¿De qué me perdí?

–Allet, realmente eres la persona que he estado buscando –confesó Bernan.

– ¿Por qué ahora estás más confiado?

–No les hablé en ningún momento.

–No les hablé en ningún momento

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Después del final |•COMPLETAWhere stories live. Discover now