Los ángeles cantan

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Y mi voz también se esfumó.

No la dejes ir jamás.

Aún cuando quiero huir, tu música sigue ahí.

Por favor, no vuelvas a romperme.

Cada vez que te escucho a ti, un suspiro pide deseos. Las notas que salen brillan en silencio, canté por las flores cuando te conocí y después volvimos a reír. Los retoños se frucían cada vez que les hacíamos cosquillas y el jardín no paraba de sonreír.

Nos volvimos diamantes que no podían tocarse, las estrellas a las que tú hiciste más brillantes y mil canciones para recordarte.

La lluvia no cae del cielo sino de mis ojos abiertos, toco tus dedos y estos rozan las nubes de las que voy cayendo.

La nieve se derrite y el río está frío, lloro por las esquinas y cálidas lágrimas vividas brillan bajo el puente en el que nos perdimos; tiene una sola dirección, pero aún así nos escondíamos tras nuestros miedos.

Porque no somos nada más que flores ahogadas.

Nos hundieron hasta que las burbujas se rompieron, fuimos el viento del otro y elevamos el tono. Melodía fluía de la iridiscencia de cada una de nuestras palabras, que con esperanza ascendían para cantarlas.

¿Me prometes que no me olvidarás?

Miro hacia arriba porque estoy cansada de ver el suelo, fuiste mi guía y ahora mi cielo. Vuelo en tu cuerpo y anido en tu pecho, hay demasiado espacio para los sin techo. Tus alegrías y tristezas, tómalas con aspereza y vuelvelas cristales; son tus experiencias y deben ser tratadas como tales, te recuerdan que tu corazón aún late.

No te aferres a ellas ni caigas al vacío, vive del color que se desborda de tu interior y pinta el lienzo vacío con tu dolor.

La música rompe las cuerdas de los corazones que se sujetan a ellas sin emociones, dales pasiones y vibra en cada nota que entones.

Toca con tu alma y cántale por mí a las flores, que aún cuando ya no esté, seguirán allí tus colores.

Cantales una canción

que no tenga final.

Por M. M.

Lo que las estrellas dicenWhere stories live. Discover now