—RILEX ¿Quién es éste?—observé al hombre de tez blanca y cabello oscuro que juraría que estaba rezando.

—Es uno de los encubiertos Cronos—dijo Ty—lo descubrimos vendiendo información de nuestras rutas y algunos tratos con Blackcat—sentí la ira crecer dentro de mí y cogí el arma que llevaba en mi cintura, una Walther P99, y apunté entre medio de sus cejas.

Vi como temblaba, su respiración acelerándose, mientras las ganas de matarlo eran cada vez más. Odiaba a los traidores y nunca perdonaba. Le arranqué el paño que tenía en la boca impidiéndole hablar y grité.

—¡¿Cuánto te pagaron cabrón?!.

—Cincuenta mil dólares—lo fulminé con la mirada y él continuó hablando con dificultad—Lo siento Cronos perdóname, necesitaba el dinero—cerré los ojos y suspire.

—¡¿Qué demonios contaste imbécil?!—la paciencia se me agotaba con cada palabra.

—Ellos querían saber, de la nueva entrega que se le haría a Blackcat—vi como una lágrima caía por su mejilla por lo que me enojé más, un traidor no tenía derecho a llorar. Me alejé del sujeto y di media vuelta dándole la espalda.

—¿Sabes? Lo que más odio es que me traicionen y luego vengan implorando perdón sabiendo las consecuencias— sujeté más la pistola, me giré sobre mis talones rápidamente poniendo mi ojo en un punto en específico y halando el gatillo, mientras que un sonido ensordecedor inundó el almacén.

Vi como su cuerpo cayó inerte hacia un lado bañado en líquido rojo ardiente. Todo mi equipo vió la escena como si se tratará de una serie de televisor excepto Chad quién aún veía el cuerpo con repugnancia. Sabía que odiaba la traición más que cualquier otra cosa.

—Desahagansen del cuerpo pero mandenle un regalo de mi parte a Bladimir antes—sonreí imaginandome su rostro al recibirlo.

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Samantha

Tomé mi bolso y mi curriculum y salí del apartamento de camino a la cafetería del anuncio. Al entrar la campanilla anunció mi entrada y una señora bastante mayor detrás de un mostrador me sonrió con cortesía.

—Buenos días, mi nombre es Samantha Brooks y vengo por el anuncio que solicita una empleada.

—Oh, excelente—la señora salió desde atrás del mostrador abriendo una pequeña puerta y se acercó a mí para tomar mi curriculum y leerlo—todo está perfecto, ¿dispones de tiempo?

—Claro señora y sé que podría hacer un buen trabajo—ella volvió a sonreírme.

—Llamame Martha cariño—asentí observándola. Ella tenía el cabello gris con algunas canas y sus ojos eran de un marrón oscuro que la hacía ver tierna— ¿Crees que podrías venir en la mañana para verificar como te desempeñas?

—Claro Martha—estaba emocionada, era mi primer trabajo "decente".

—Pues tienes que llegar antes de las ocho de la mañana para decirte que debes hacer—asentí—acompañame porque creo que tengo un uniforme para ti.

La acompañé a una pequeña oficina al fondo del pasillo y ella me entregó una camisa azul marino que decía "Martha's coffee", una falda negra que probablemente me llegaría a mitad de mis muslos y un pequeño delantal crema que tendría que llevar amarrado en la cintura.

—Gracias por la oportunidad Martha.

—Espero que haya tomado una buena desición—dijo amablemente.

Mi DiablaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora