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—¿Ya llegaste? ¡Bajo en un segundo!

—Te quiero creer, pero algo me dice que eso no es cierto.

Me alejé el rímel del rostro y me observé al espejo.

—Entonces, ¿dos segundos?

—Tres, ni uno más, Hurley —reí.

Fueron unos quince minutos, un total récord para lo que solía tardar frente al espejo, aunque en realidad no quería que Seokjin esperase por mí mucho tiempo. Las puertas del ascensor se abrieron y traté de no correr hacia mi nuevo amigo.

—Wow, ¿estamos en una sesión de fotos? —Seokjin estaba apoyado sobre su auto y lucía como un super modelo. Sonrió.

—Estaba a punto de dejarte, pero ese piropo te ha salvado. Me encanta esa casaca tuya, por cierto. ¡Daebak!

—¿De verdad? —No pude evitar sonreír en grande—. Gracias —Él abrió y cerró la puerta del auto para mí, para luego dar la vuelta al mismo y acomodarse en el piloto.

—¿Qué tal la resaca?

—¿Qué resaca?

—Exacto —rió—. Te dije que el soju es el néctar de los dioses. Estamos con algo de tiempo, ¿desayunaste o quieres que pasemos por algo antes?

—Hmm, tomé un té. ¿Cuenta?

Jin rodó los ojos.

—Si fueses mi hija, te desheredaría.

                      

                           

*

                                    

                        

—Alarma de los mil demonios —gruñí entre balbuceos de crema dental frente al espejo. Miré una vez más el reloj en mi muñeca de mano y negué con la cabeza tras un lamentable suspiro.

Lamentable como mi existencia.

La tetera chilló anunciando que el agua ya había hervido y corrí hacia la pequeña cocina para apagar la hornilla. Volví a chequear el reloj. No, no tenía tiempo ni para echarme un té.

—Mañana.

Tomé la mochila y me la llevé al hombro, corrí hacia la puerta tras tomar las llaves y jadeé de horror con una mano estirada hacia el ascensor cuando las puertas metálicas se cerraron en mi cara.

Maldición.

Corrí hacia la puerta de emergencia y bajé los escalones de dos en dos. ¿Primer día de escuela y estaba llegando tarde? Claro que sí. ¿Y todo por qué? Porque Harry no pudo dormir temprano y, por supuesto, tenía que olvidarse de poner la alarma.

Con los pulmones clamando piedad, empujé la puerta de emergencias del primer piso. Di un paso fuera y la mirada se me perdió en quien acababa de ingresar a un brillante auto negro. O, aún con más exactitud, en cierta sonrisa que no estaba dirigida a mí.

Era Daphne.

¿Mi corazón latía con fuerza por el reciente apuro o por ella?

El mundo pareció detenerse por un segundos mientras los veía conversar. Ese era el chico que la acompañaba ayer. Por un momento giró el rostro y casi me empujé contra la puerta por la que antes había llegado, solo para que no me viese. El auto en el que ellos estaban no tardó en arrancar y entonces, quedé completamente solo.

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⏰ Last updated: May 04, 2021 ⏰

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