27

356 22 1
                                    



―No puedo creer que el viaje se acabó ―dije mientras guardaba mi maleta en la cajuela.

―Tampoco yo, todo está tan bien aquí ―sonrió Jorge mientras guardaba su maleta también.

Después de cerrarla nos quedamos un rato recargados en el capo de la camioneta, Gemma aún no terminaba de guardar sus cosas en el auto de Niall, tardó al rededor de diez minutos más y cuando por fin terminó, Jorge y yo subimos al auto y luego subió Gemma, puso el auto en marcha y manejó de regreso a la ciudad.

Para ser honesta no quería volver, sabía que si volvía siendo novia de Jorge Blanco las cosas cambiarían, quiero decir, estaba completamente a gusto con la compañía de Jorge y todo pero estaba segura de que las chicas me atacarían e incluso se le insinuarían a Jorge mucho más de lo que ya lo hacían y yo me sentiría bastante incómoda al respecto, es decir, ¿quién en su sano juicio no se sentiría así?

―¿En qué piensas? ―preguntó Jorge mirándome detenidamente.

―No quiero volver ―suspiré―, algo me dice que las cosas se pondrán mal ―lo miré.

Odiaba tener presentimientos, la mayoría de ellos nunca era buenos y siempre terminaba acertando.

―Estando tú conmigo ¿qué podría salir mal? ―me abrazó jalándome a su lado.

Me removí un poco en el asiento tratando de acomodarme.

―Eso es lo mismo que me pregunto ―puse mi cabeza sobre su hombro.

―Despreocúpate ―acarició mi cabello―. Si algo ocurre, sabremos cómo resolverlo.

Y eso era lo que realmente me aterraba, ¿en serio sabríamos como resolverlo? o solo lo decía para calmarme.

Fuese cual fuese su intención, logró calmarme y pude descansar de regreso a casa.

+ + +

El lunes por la mañana llegué con Jorge a la escuela; se había ofrecido a pasar por mí y como era de esperarse, apenas cruzamos las puertas de la entrada todas las miradas, o la mayoría de ellas, fueron para nosotros, incluso los susurros.

Debo admitir que a pesar de que íbamos platicando acerca del viaje muy animados, me sentí bastante incómoda; las chicas me lanzaban miradas de odio, algunas se limitaban a agachar la cabeza y seguir su camino y muy pocas de ellas hacían comentarios positivos a cerca de la nueva pareja.

―Oye ―dije mientras nos deteníamos frente a su locker―, yo sé que tú acostumbras este tipo de atención ―hice una mueca y moví mi cabeza haciendo referencia a la gente que se encontraba al rededor de nosotros sin perder rastro de lo que hacíamos o decíamos― pero esto es tan incómodo ―solté una risa algo nerviosa.

―Lo sé ―me abrazó y besó mi frente―, esperemos que no sea para siempre.

―Esperemos ―me separé de él―. Cambiando de tema, ¿ya estás listo para el partido del viernes?

―No en realidad ―arqueé una ceja y lo miré poner la combinación de su candado, lucía adorable cuando se concentraba―, ahora que ya no soy el quarterback, mi confianza disminuyó.

―Les irá bien ―le di un empujoncito y en ese momento se abrió el locker.

―¿Irás? ―lo miré mal―. cierto, gracias a mí tienes que ir ― dijo haciendo una mala imitación de mi voz.

―Deja de hacer esas imitaciones baratas de mi voz, yo no hablo con ese tono chillón ―sacó un par de libros y después cerró su locker.

Antes de caminar a clases me abrazó y me apretó tan fuerte que por un momento creí que habría una evidencia de lo que había tenido por desayuno en el piso.

Comencé a llamarlo por su nombre para que me soltara y cuando se separó de mí y me vio soltar un gran suspiro se rió. Le dediqué una mirada de enojo y luego sonreí, después ambos caminamos hacia nuestro salón, apenas había unos cuantos alumnos, pero faltando cinco minutos el lugar se llenó y las clases comenzaron.

Afortunadamente las clases se me pasaron muy rápido aunque tal vez el hecho de que me haya dormido en gran parte de ellas había sido de gran ayuda.

No es que fuera una mala estudiante, es solo que aún me sentía algo fatigada por el viaje, no había estado durmiendo bien y a demás había tenido que hacer los deberes de la escuela que no había hecho por ir con los chicos.

A la hora del descanso me dirigí a la cafetería, compré mi almuerzo y después salí al patio para reunirme con Jorge quien estaba sentado en una de las bancas de éste.

Antes de sentarme junto a él, dudé un poco, una gran nube gris se encontraba sobre la escuela y parecía que en cualquier momento llovería; de igual manera le di poca importancia y me senté a su lado sacando mi sándwich de su envoltura.

―¿Está rico? ―preguntó Jorge mientras mordía mi sándwich, asentí―. Veo que tenías hambre.

―Clkfodsfmo njfo tkjienjes ikjdea ―mastiqué mi sándwich.

―Otra vez hablas con la boca llena Lane, ¿qué te hizo Luke? No eras así ―rió.

―Hey ―le lancé una zanahoria bebé de las que llevaba en su tupper―, es tu culpa, me haces preguntas cuando estoy comiendo, sería grosera si no te respondiera―pausé―. Además, no metas a Luke en esto.

―Eso dolió.

―¿Lo de luke? ―mordí mi sándwich una vez más.

―No, la zanahoria ―sostuvo esta misma―. Me diste en la cara.

―¡Oh, vamos Jorge! una zanahoria no duele.

― ¿Segura?

―Adelante ―lo miré―. Lánzame una.

―No lo haré ―rió―, no te lastimaría.

―Cobarde ―di otra mordida a mi sándwich y luego le lancé otra zanahoria.

―Tú te lo ganaste.

El chico frente a mí se levantó de su asiento y se dirigió a mí, sabía que esto no iba a terminar bien así que enseguida me levanté y comencé a correr en el pequeño espacio, pero fue inútil, porque Jorge logró atraparme, me cargó sobre sus hombros y me dio vueltas hasta que me puso en el piso y de lo mareada que estaba, caí.

―Eres un idiota Blanco ―dije respirando con dificultad y riendo al mismo tiempo.

―Creí que eso ya había quedado claro ―dijo pasando su dedo índice sobre la punta de mi nariz para después tirarse a mi lado―. Que cómodo está aquí.

―Lo sé, podría estar aquí todo el día ―suspiré y cerré los ojos sintiendo una gota caer sobre mi rostro.

―También yo, pero el deber nos llama y a demás comienza a llover ―se levantó―. ¡A luchar por la justicia! ―dijo haciendo pose de súper héroe. Me limité a reír, adoraba a este chico.

+ + +

THE LUCKY ONE -ADAPTADA {Jortini}-Where stories live. Discover now