Escuchar a escondidas

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Desde las ventanas de tercero se podía ver perfectamente la puerta de entrada del colegio. Era la hora del recreo y Hak estaba aburrido. No le apetecía hacer nada, una siesta antes de que apareciese el profesor era una buena opción. De reojo vio a alguien parado en medio de la entrada, no le hizo demasiado caso hasta que una segunda persona se acercó. Como un resorte Hak se incorporó y miro por la ventana. Soo-Won estaba hablando con el profesor Kye-Sook, el nuevo director. Saltaba a la vista que algo no estaba bien.
Rápidamente salió del aula y corrió por los pasillos hasta la salida. Aquellos alumnos que se cruzaban con él se apartaban algo temerosos de ser arrollados por el chico. Una vez fuera, se escondió en unos arbustos y avanzó todo lo que pudo, quedando cerca de Soo-Won.

- ... no puedes dejar que lo arruine - Se oía la voz del profesor.

- No hablará - Soo-Won le daba la espalda al pelinegro. Su tono de voz era muy serio, tanto que daba escalofríos - No ganará nada con ello y Hak sabe muy bien en qué problemas podrían meterse los dos.

Al oír su nombre apretó los puños con rabia. Miró entre las hojas a su antiguo compañero de juegos. Había crecido mucho mientras estuvo fuera, también parecía haberse hecho más fuerte físicamente, aunque por su postura no lo aparentaba. A Hak le inundaban las ganas de romperle todos los huesos del cuerpo.

-¿Como puedes estar tan seguro?

- Il nunca fue un buen director, todos lo saben. Desde que llegué y vi como estaba la situación, con el instituto a punto de cerrar. Intenté sugerirle algunas cosas. Pero rechazó todas mis ideas para mejorar el instituto. Por eso me prohibió presentarme a presidente del consejo estudiantil. - Sonrió tristemente - Pero ahora tú eres el director gracias a mí... Deberías agradecérmelo como te he pedido.

El nuevo director guardó un momento de silencio mientras miraba de arriba abajo al joven de ojos verdes. La tensión en el aire era palpable. Hak aguantaba la respiración en los arbustos, esperando no ser descubierto. Su corazón latía muy deprisa. Esa conversación le impactó, se negaba a aceptar que Soo-Won tenía razón, pero muy en el fondo sabía que todo lo que decía era verdad.

- De acuerdo, cuenta con ello - respondió finalmente Kye-Sook.

Ante esto Soo-Won sonrió y dio por finalizada la conversación. Ambos se alejaron dejando a un pensativo Hak solo.
Se recostó sobre la hierba y cerró los ojos. Los pensamientos e ideas del chico se entremezclan en su cabeza. Ya no sabía que pensar. Tal vez las ideas de su amigo de la infancia serían lo mejor para la escuela, pero no le gustaban los métodos que empleaba para llevarlas a cabo.

-¿Hak?

Una vocecita le sacó de sus pensamientos. Abrió los ojos y se encontró con la cara de Yona observándolo de cerca. Estaba algo sorprendida de que estuviese allí tirado.

- Te vi a través de la ventana ¿No se supone que tienes que estar en clase?

- Debería hacer yo la misma pregunta, Princesa.

El chico se incorporó sin dejar de mirar a Yona a los ojos. Ella parecía querer una respuesta concreta.

- Estoy haciendo un recado al profesor. Pero te he preguntado yo antes.

- No estoy haciendo nada - le quitó hierro al asunto y le dio la espalda a pesar de las quejas de la pelirroja. Le encantaba tomarle el pelo a su amiga.

- Vale, pues no me digas nada.

Con un aire de indignación se levantó, bajo la atenta mirada de Hak que la observaba por el rabillo del ojo. La chica se alejó murmurando y maldiciendo a Hak, siempre pasaba igual. El joven suspiró y la vio alejarse con un poco de pena. Sintió una punzada en el pecho al darse cuenta de lo duro que habría sido para ella escuchar la conversación que él escuchó. Quería protegerla, esa verdad la destrozaría. Le había prometido a Il cuidar de ella, pero ahora se había convertido en necesidad para él. Se levantó del suelo y, con un paso perezoso, siguió el mismo camino por el que se fue Yona. La acompañó hasta su clase desde la distancia. No permitiría que nadie le hiciese daño.

Akatsuki no Yona: High school?Where stories live. Discover now