Entre El Amor Y El Odio.

Otra vez

Hoy me preparaba para otro día más en la escuela y como todas las mañanas me levanté, me bañe y arreglé con una falda color negro y un suéter azul marino, peine mi cabello con un lindo moño, tome mis cosas y corrí hacia la calle.

Normalmente nunca me daba tiempo de arreglarme debidamente para ir a la escuela, pero hoy, para mi sorpresa llegue 10 minutos antes de la clase.

-¡Hey Ana!- Alguien llamó mi atención antes de entrar al salón.

Al mirar hacia atrás me encontré con mi amigo peli azul un poco ansioso
-Oh Alexi, ¿Como estas?-

-Ah bien, bien, ¡pero me acabo de enterar de algo!-

-Adivinare, Peggy de nuevo...

-No, no, bueno si, ella me lo conto, me acabo de enterar que un alumno nuevo viene la semana entrante-

-Oh ¿enserio?-

-Que poco interés tienes- Contestó con desagrado

Sin más que decir por parte de los dos y enviándole una sonrisa de perdón para que así no se enojara, entramos al salón ya que el profesor Farres ya había entrado.

Las primeras horas de estudio pasaron normalmente y el descanso, el cual Rosa se la pasó hablando de la salida que tendriamos el fin de semana a la playa, (cosa que me emocionaba, pero a la vez no realmente)
Entramos al edificio y al dirigirnos al salón recordé con urgencia algo.

-¡Oh lo siento, entra sin mi!, ¡he olvidado algo en el patio!-

Sin dejar que ella me respondiera algo, heche a correr como loca, "¿Como se me pudo olvidar algo tan importante?" me repetia una y otra vez.

-Si alguien más lo encuentra...-

Al salir al patio busque por las bancas, cerca de la puerta y nada, ni rastro de mi pequeña libreta, esa libreta en la que anotó todo, mi vida entera esta ahí, mis secretos, mis angustias, si, todo.

Por última vez un tanto desesperada, revisé en unos pequeños arbustos que se encontraban al lado de la banca y ¡Si! Ahí estaba, brincando de alegría me dirigía hacia la puerta de entrada pero...

-Ay!- Choque con algo... O alguien.

-¡Fíjate por donde caminas!-

Al voltear hacia arriba me encontré con un chico realmente molesto, de cabellos rojos y mirada amenazadora.

-Lo siento, pero deberías ser más amable con la gente ¿sabes?-

Al momento vi que el pelirrojo diría algo pero se quedo mirándome, de arriba hacia abajo, con la boca abierta...

-"Esos ojos grises"- pensé -"Me recuerdan a alguien..."

En ese mismo instante el pelirrojo me señaló con un dedo cargado de desdén y sorpresa.

-¡¿Ana!?-

Al escuchar mi nombre lo recordé, recordé a un niño de cabello negro y esos ojos grises que solamente había visto una vez en mi vida... Castiel.

Y esta última palabra la dije en voz alta.

-Veo que sigues siendo igual de olvidadisa- me dijo con desdén.

-Oh claro, y veo que tu te has amargado la vida-

Como si fuera un acto reflejo me marché de ahí, ¿Como fue que me encontré a Castiel aquí?
Oh claro... Hace apenas un mes que llegue a este instituto....
No conocía a la mayor parte de los estudiantes...
Pero no, otra vez no...
El aquí... Sólo espero que no sea igual que antes.