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Michael se levantó de su cama, estirando sus pequeños brazos, y bostezando un pequeño 'miau'. Después restregó sus ojos con sus pequeños puños, quitándose sus rosadas y suaves cobijas de encima.

Caminó hacia su closet, abriéndolo y escogiendo su ropa del día, se colocó unas medias blancas de algodón, que llegaban hasta el muslo, luego sacó una falda corta de color rosa pastel y un suéter blanco de gran tamaño, lo suficientemente grande como para mostrar sus definidas clavículas.

Entonces fue a su cama y la tendió, para que así su habitación de princesa quedara perfecta. Al terminar, sonrió y bajó las escaleras, hasta llegar donde estaba su madre.

—Hola, mami.– dijo sonriendo dulcemente a su madre que corría por la cocina rápidamente.

Se sentó en el mostrador y balanceó las piernas suavemente.

—Michael, cariño, me han ascendido de puesto.– comenzó Karen, haciendo sonreír a Michael.

—¡F–felicitaciones, m–mami!– dijo Michael con alegría.

—Pero eso significa que necesito pasar más tiempo en la oficina, así que te he encontrado una... niñera.– continuó Karen, Michael hizo una mueca, con el labio inferior levantado ligeramente.

—M–mami, tengo c–casi dieciséis..– argumentó haciendo a Karen suspirar.

—Eh, Michael, técnicamente sería ilegal dejarte solo en casa, no quieres que mami tenga problemas, ¿verdad?– preguntó Karen mientras preparaba un plato de cereal en el tazón rosa de Michael, el cuál también tenía una cuchara a juego.

—N–no...– murmuró Michael mientras su madre le entregaba el tazón de Cocoa Pops.

—Entonces no asustes a la niñera, quizás hasta te hagas amigo de él.– dijo sin captar realmente el interés de Michael mientras comía. —Maldición. Ya debería estar aquí.– murmuró frustrada mientras limpiaba el resto de la cocina.

De repente sonó el timbre de la puerta haciendo que Karen suspirara y se dirigiera a la puerta.

—Debe ser él, volveré hasta tarde esta noche, Michael, ¡pórtate bien!– dijo Karen mientras tomaba su teléfono, las llaves y abría la puerta.

Luke, levantando la vista de un trozo de papel, miró a Karen.— ¿Karen Clifford?

—Sí, Luke, tu mamá dijo que no te importaría quedarte hasta las nueve de la noche, honestamente Michael no es molesto, pero es muy emocional, así que ehh, sí...– se apresuró Karen mientras pasaba por delante de Luke hasta su coche. —¿diviértanse?– mecionó antes de subir al coche.

Luke siempre había pensando que Karen era un poco rara, pero suspiró y entró en la casa, cerrando la puerta tras él.

Su madre le había hecho cuidar niños para tratar de hacerle más responsable, ya que según ella, él era un “flojo” en su trabajo.

—¿Michael?– gritó Luke, deseando ver si el chico era tan raro como su madre.

—¡C–cocina!– gritó Michael mientras todavía comía felizmente su cereal.

Luke rodó sus penetrantes ojos azules y se dirigió hacia la cocina. Los ojos de Michael recorrieron al muchacho, un par de ojos azules encontrándose con otros verdes.

Una pequeña sonrisa jugó en los labios de Luke ante la vista delante del él, pero comenzó a jugar con el metal circular y pequeño de su labio, para ser cool.

—Hola Michael, soy Luke, tu niñera.– dijo Luke con voz baja y ronca. Le extendió la mano para sacudirla, lo cual confundió a Michael.

Miró la mano de Luke y después a él, inclinando ligeramente la cabeza hacia un lado. Entonces le entregó a Luke su tazón, lo que hizo que Luke rodara los ojos, los cuales se detuvieron inmediatamente al ver a Michael saltar del banco del desayunador, con su falda subiendo sobre sus muslos blanquecinos dando a Luke una vista rápida de las bragas de encaje blanco que Michael estaba usando.

babyboy ; mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora