14.-Dime lo que sientes.

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Ian se puso nervioso. ¿A qué quería llegar su chiquilla con esa pregunta?, ¿sería que ya no lo quería y no sabía como decírselo?

-¿Porqué me preguntas eso, Amber?-Dijo cambiando su semblante feliz, por uno enojado. Aunque realmente no estaba enojado, solo estaba preocupado, y siempre lo demostraba así.

-Yo... No quiero seguir siendo un estorbo para ti... Hemos pasado cosas hermosas la verdad, y lo aprecio mucho, de verdad... Pero creo que, si tu lo necesitas, debería darte más espacio, no quiero incomodarte, yo puedo irme con mi padre y...

-Espera. ¿Me estás diciendo que te quieres largar después de todo lo que ha pasado?-La mente de Ian comenzó a nublarse. Su chiquilla quería irse. Eso era lo único que rondaba su cabeza, y no podía soportarlo. Comenzó a alterarse.

-No es eso... Sólo... Creo que debo darte tu espacio si es que así lo deseas.-Amber comenzó a ponerse intranquila. Notó como Ian se comenzó a alterar de a poco, pues vio como apretaba su puño.

-Quieres irte. Eso es. Dilo de una vez. No vayas con rodeos. Sabes que no me gusta. Ya no me quieres.

-Ian no, yo...

-Calla Amber. Todo me quedó claro, ya no me quieres, ¡quieres irte, Dios!, y ¿sabes?, ¡largate! Me importa una mierda lo que hagas o no con tu vida.

Y ahí estaba el antiguo Ian. Ese al que le importaban una mierda todos los demás, ese que no se preocupaba por nadie, y que no era capaz de sonreír con nada. Ese que soltaba palabras hirientes sin pensar, y que no le importaba lo que la otra persona sintiera. Es que el hecho de que su chiquilla se quisiera ir, de que lo quisiera dejar solo, de que ya no lo quisiera... Dios, simplemente no podía soportarlo. La única persona por la que había cambiado, se quería ir de su lado, ¿de que valía ser bueno?

Amber por su lado, sintió como su corazón se partía. Sabía que Ian estaba enojado, y no sabía si decía todas esas palabras por esa razón, o las decía por que eran la cruda verdad... Solo había una forma de saberlo. Se levantó decidida del sillón en el que estaba sentada.

-Dime lo que sientes.-Dijo mirando fijamente a Ian.

-¿Que dices?-Dijo éste mas confundido que nunca.

-Es simple Ian. Di lo que sientes por mi.

¿Era enserio?, primero le dice que se quiere largar de su puta vida, ¿y ahora le pregunta que es lo que siente? Él no estaba para juegos. No podía quedar como un maldito estúpido frente a ella.

-¡Eso que importa ahora Amber!-Dijo casi gritando.-Deja de darle vueltas a estupideces una y otra vez, y vete de una vez si quieres hacerlo.

Tomó las llaves del auto, y desapareció tras la puerta del edificio.

Amber calló helada al sillón. Las lágrimas comenzaron a correr una por una. Estupideces. Eso era lo que él amor de su vida pensaba de sus sentimientos. Claramente no la quería. Sabía que ya no debía hacer nada más en ese lugar.

Limpió sus lágrimas, y decidió no llorar más.

Fue a la habitación, en la que compartieron tantos momentos inolvidables... Ese lugar en el que fue su primera vez en tantos sentidos...

•Luz En La Oscuridad•Where stories live. Discover now