11.- Volverás a brillar.

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Llegaron al hospital, y bajó a Amber en brazos. Aunque ésta estaba consciente, se encontraba en otro mundo lleno de dolor, del que le costaría bastante trabajo salir.

Sus ojos no brillaban como siempre lo hacían. Ian lo supo. Ese monstruoso idiota con esa estúpida mujerzuela le arrebataron esa luz que la caracteriza, pero no, no se quedará así.

La tomó en brazos, y la llevó adentro. Un policía lo siguió para explicar a los doctores, y tomar también algunas declaraciones de Ian.

Junto con el policía, llegó también Alexa. Necesitaba ver a Amber.

Cuando Ian entró con ella en brazos, trajeron de inmediato una camilla, y anotaron sus datos.

Ian explicó todo lo que había sucedido, o bueno, solo hasta el punto de lo que él sabía.

-Por favor Paco, realiza todos los exámenes necesarios, todo lo que quieras, pero verifica que ella esté bien, y que ese imbécil hijo de puta no le haya pegado alguna enfermedad.-Ian estaba desesperado. Enserio lo estaba.

-Tranquilo, está en buenas manos.-Dijo Paco, golpeando amistosamente el hombro de Ian antes de irse.

Ellos se conocían desde que la madre de Ian pasó su último tiempo en el hospital. Él fue el doctor de su madre. Paco lograba calmar a Ian cuando él iba a visitar a su mamá. Se había hecho un buen amigo de la familia, y trató de salvarla hasta el último minuto. Lamentablemente, Paco no controlaba el destino.

-Disculpe señor, necesito tomar sus declaraciones.-Dijo el policía, dirigiéndose a Ian.

-Claro.-Dijo éste en tono firme.

Se sentaron, y comenzaron a declarar todo lo vivido, junto a Alexa.

Rato después, salio Paco para dar noticias sobre Amber.

-¿Cómo está?-Dijo Ian mientras se acercaba.

-Ella está bien.-Él y Alexa soltaron un suspiro de alivio.-Por suerte no hay ninguna enfermedad de transmisión sexual, pero está débil. Deberá quedarse aquí, hasta que se curen sus heridas, y pueda recuperar fuerzas.-Ian asintió.-Ah, y... Necesitará un psicólogo... Lo que sufrió, fue muy fuerte...

-Losé, conseguiré uno lo antes posible.-Dijo Ian mientras la rabia y el odio lo carcomían por dentro.-¿Puedo pasar a verla?

-Claro, solo un momento.

-Ok.

Paco lo guió hasta la sala, y cuando entró, quiso llorar.

Vio a su chiquilla, esa chiquilla antes llena de luz y de vida, ahora yacía con su cuerpo lacio lleno de heridas, y su mirada perdida en un punto desconocido.

-Necesito un momento a solas con ella, por favor.-Dijo con un nudo en la garganta.

-Claro.-Paco hizo un gesto a las enfermeras y todos salieron del lugar.

Se acercó lento, y Amber giró con cuidado su rostro hacía él. Sus miradas chocaron, y las lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Amber. Ian seguía soportando, pues necesitaba verse fuerte, para proteger y cuidar a su chiquilla. Se acercó a ella rápido, y la abrazó, cuidando de no tocar sus heridas.

-No sé cómo me recuperare de esto.-Decía Amber incrustada en el pecho de Ian, sin que sus lágrimas cesaran.

-Tranquila pequeña...-Ian suavizó su voz, a un tono tan sereno, que de inmediato logró tranquilizar un poco a Amber.-Esos dos hijos de puta las pagarán. Van a pagar por cada vez que te pusieron un puto dedo encima, no saldrán limpios de ésta.-Tomó un respiro, y siguió hablando.-Desde ahora no estás sola, estás conmigo. No volverás a esa casa, Amber. Te protegeré con mi vida si es necesario, pero nadie te volverá a poner un solo dedo encima. Lograremos superar esto juntos, no dejaré que apaguen lo que hay en ti, no dejaré que te opaquen...-Tomó otro respiro, y dijo decidido.-Saldrás de la oscuridad pequeña... Volverás a brillar.

•Luz En La Oscuridad•Where stories live. Discover now