-No puedo esperar a que lleguen esos dos meses...- Dije con sarcasmo.

-Tengo una opción para ti...- Se sentó en su silla y me miró. - Tendríamos que internarte...- Lo interrumpí.

-No, no volveré a otro hospital...- Fue el turno de él de interrumpirme.

-Déjame terminar, esta vez no será en un hospital, sino en una casa... no serás la única, hay 6 personas, con diferentes problemas...- Miré a un lado.

-¿Es todo doctor?- Suspiré cansada.

-Si... ¿puedes traer a tu madre?...- Reí.

-Madrastra- Corregí, salí y llamé a Diana. Media hora más tarde salió con una sonrisa.

-Vámonos- La sonrisa en surostro no decía nada bueno.

Al llegar a casa Chloe estaba en la mesa haciendo tarea, la saludé y tomé asiento a su lado.

-¿Cómo te fue?- Me sonrió mientras quitaba sus cosas de la mesa.

-Supongo que bien...- Froté mis ojos en señal de cansancio.

-Bien, hora de comer niñas- Diana entró al comedor con dos platos de comida.
Carne con puré de papas y zanahorias con broccoli.

-A ver si es cierto que te sabes todas las calorías...- Sacó su teléfono. -La carne son...- Me miró para dirigir su vista rápidamente hacia su teléfono.

-75 para la carne, 100 para el puré de papa, 25 para la zanahoria y broccoli y 150 por el postre que seguramente Diana hizo. -Chloe abrió los ojos como platos.

-Vaya, te lo sabes todo...- Bajo la cabeza lentamente.

Comenzamos a comer, Diana platicaba acerca de su trabajo y Chloe de la escuela, de vez en cuando sonreía u opinaba, tocaba la comida con el tenedor, tomé un broccoli y lo corte en pedazos más pequeños, tomé uno y lo mastique. Realice la misma acción con un pequeño trozo de carne y de papa.

-Termine...- Miré a Diana.

-Pero casi ni tocaste tu comida...-Me miró preocupada.

-Termine- Volví a hablar, Diana suspiró y levantó mi plato.
Me levanté de la mesa y fui en dirección a mi cuarto.

Apenas toqué la cama Diana entró a mi habitación.

-Mañana te quiero arreglada a las 7 de la mañana, iremos a un nuevo... lugar- Me sonrió.

-Está bien...- Suspiré mientras me acostaba cansada en la cama.

No me había dado cuenta en que momento me quedé dormida, miré el reloj, marcaba las 11:45 de la noche, me miré y aún estaba vestida. Me levanté y me cambie por la pijama, salí del cuarto de dirección al baño, me cepille los dientes y minutos después salí sin hacer ruido.
Pasé por la habitación de Chloé, estaba entreabierta así que asomé mi cabeza un poco...

Diablos, que incómodo.





Chloé estaba tapada hasta la cabeza con las mantas, los movimientos y sonidos que ésta hacía afirmaban mis dudas... Se está masturbando.

No pude evitar soltar unas risas al recordar la cara de Diana cuando Chloé dijo masturbación en la mesa. Diana aún creía que la másturbación eran cosas del diablo y que la iglesia debería de hacer algo y bla bla bla.

Creo que me había reído muy fuerte al ver a Chloé levantándose rápidamente de su cama, agitada.

-¿Qué mierda haces aquí?- preguntó tratando de normalizar su respiración.

-Fui a lavarme los dientes y vi tu puerta entreabierta, me asomé pensando ver algún especie de altar o algo parecido, pero me encuentro a mi dulce hermanastra masturbándose. -Reí por la cara de vergüenza que puso. -No te sientas mal, todas las mujeres en algún punto de su vida lo han hecho.- le sonreí para tranquilizarla. -En fin, sigue en lo tuyo... Un consejo, ponle seguro a la puerta.- Le guiñé el ojo para después cerrar la puerta, conmigo afuera.

Pasé por la habitación de Diana y de mi padre, escuché algunos murmullos así que me esperé.

-Deberías de pasar más tiempo con ella Robert, mírala... está muriendo.- La voz preocupada de Diana teñía la habitación.

-Sabes que ésta familia no se mantendrá sola ¿verdad? Soy el único que trabaja.- Rodeé los ojos.

-Ya lo sé y en verdad aprecio mucho eso, pero unos minutos al día con tus hijas no estarían mal...- Mi padre suspiró cansado. -Llevaré a ______ mañana al lugar del que me habló el Doctor...- Por debajo de la puerta pude ver que habían apagado la luz. -Dice que tardaría años en rehabilitarse, pero si pone de su parte y con un ambiente agradable, quizás le lleve unos 7 u 8 meses...- ¿¡OCHO MESES?! Mis ojos se abrieron de golpe.

-Dejemos de hablar de ella ¿quieres?-










Mierda éstos también.















Los gemidos comenzaron a escucharse...

Definitivamente no los extrañaré.

Anorexia.          Where stories live. Discover now