DISTANCIA

CUARENTA Y CINCO

Thea POV:

Los rayos del sol golpeam incómodamente mi rostro y eso me pone de mal humor, pero este se esfuma con rapidez al olfatear aquel perfume varonil que reconozco con facilidad.

Mi mano se posa en el pecho de Lucas... ¿Lucas?

—¡Lucas! —Grito con pánico mientras me levanto de la cama.

—Buenos días, preciosa —Sonrie.

—¿Buenos días, preciosa? —Gruño molesta.

—Buenas... ¿Tardes?

Él hace un gesto de pena y yo rezo porque mis padres no hayan regresado aún.

—Lucas, ¡sal de mi cama!

—Pero...

—Ahora.

—Bien.

Lucas se levanta de la cama y mis ojos se abren a tope.

—¡Lucas estas desnudo!

—Ay, es que duermo sin ropa y no es como que no me hayas visto sin ropa, te recuerdo que me profanaste ayer... Cochina.

Dejo salir un gruñido, las palabras se quedan astacadas en mi garganta cuando la puerta de mi habitación se abre.

—Hija, trajimos el desay... Esto no esta pasando.

—Mamá...

— Señora Zavala... Buenos días.

Mi madre me mira con asombro apartando la mirada del rubio que esta sonrojado a más no poder cubriendo sus partes privadas.

Voy a estar castigada de por vida.

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Dr. Aguirre: Lo siento...

Babe: No mensajees en la mesa, eso le molesta a mi mamá y de por si te quiere matar... Bueno, nos quiere matar.

—Lo siento.

La voz de Lucas resuena por la planta baja y mi madre se gira hacia nosotros con un sarten en mano.

—¿Quieres más huevos?

—¡Mamá! —Digo sorprendida.

—¿Eso es un no? —Pregunta enseñando el sartén.

—Ay... —Suspiro.

Lucas se remueve incomodo y se inclina hacía el frente, quedando más cerca de mi madre.

—Señora, en serio lo siento.

—¿Por no querer huevos o por andar desnudo por mi casa?

—Por... ambas cosas, no me gusta mucho el huevo.

Mamá deja salir un suspiro.

—Bueno tampoco soy fanática de ellos y con respecto al otro tema, creo que hay edad para todo y lugar también, que no se vuelva a repetir en mi casa... Paguense un hotel si muy calientes andan.

—¡Mamá! —Grite avergonzada.

—Me caes bien Lucas, desde que Thea me contó de ti te tengo en una posición muy alta, no lo arruines muchacho.

—En serio... lo siento.

Lucas hace una mueca y mi madre le palmea el hombro.

—Den gracias a Dios que los encontre yo y no tu padre porque Lucas estaría colgado de esos que carga haya abajo.

—¡Mamá!

Mamá carraspea.

—Solo digo la verdad.