Prólogo

12.4K 796 41
                                    

Me encontraba en el campo, todo era tranquilo, lo cual según el médico me hace bien.

Hacía seis meses había regresado a Londres, me había arrepentido a los tres días y pedí regresar, igualmente fui a Wellington, no quería quedarme callada, pero fui rechazada, no sólo por el señor de la casa, si no por una nueva habitante del hogar, Shannon, quien había ido junto con sus tías a vivir, puesto que Damien estaba pasando por una etapa difícil, volviendo a la desaparición de sus padres.

Me dolía verlo sufrir nuevamente por aquello de lo que tanto trabajo le costó salir, era doloroso, pero yo no podía hacer nada. No quería que mi embarazo se supiera, no quería que aquello fuese una razón para obligarlo a estar conmigo.

Sentí una lágrima salir, pero rápidamente la quité y seguí disfrutando de la brisa del verano.

—Camille, ¿Cómo te encuentras?—se acercó la tía Caroline a mí.

—Bien gracias.—acepté el vaso con agua que me daba.

—¿Estás lista? Danielle no tarda en llegar.

—Sí, estoy lista.

Dentro de dos días se celebraría la boda de Danielle con el marqués de Herk, el señor Thornton.

—Vamos.—me invitó mi tía a entrar a la casa.

Entré junto a ella. Mi vientre era más notorio, mi tía junto con mi madre, habían decidido que traerían a un pintor, para que hiciese un cuadro mío antes de tener a mi bebé, había aceptado, quería tener un recuerdo de esta etapa.

Muchos rumores corrían por las calles de Londres, acerca del porqué yo no estaba junto a Damien, quien casi no salía, pues se la pasaba metido en su estudio, hablando con oficiales, detectives y demás que le ayudaran a encontrar a sus padres. Según Danielle, le había rogado que me dijera todo, a pesar de que se había negado, lo hacía, y se lo agradecía, esperaba que una pequeña parte de lo que habíamos vivido tuviese fuerza, e hiciera regresar a Damien.

—Te dejo un momento, iré a ver los últimos detalles.

—Claro, vaya.—me senté en una de las sillas del pasillo, cuando vi pasar al doctor, el que me atendía mientras yo estaba embarazada.—Doctor.—había olvidado su nombre, así que seguí hablando.—­¿Me permite hacerle una pregunta?

—Claro, ¿qué ocurre Camille?—se detuvo y se acercó a mí.

—Desde hace un tiempo le quiero hacer esta pregunta, pero jamás había encontrado el momento de hacerla, así que...—dije viendo a mis manos.

—Siéntase en confianza de hacerla.

Asentí y levanté la mirada.—Cuando una persona pierde la memoria, ¿hay alguna pequeña probabilidad de que la recupere?—pregunté con esperanza, pero la cara del médico me dejó devastada. Cualquier pequeña esperanza que guardara, se había esfumado en ese instante.— No se preocupe, fue algo mal de mi parte que aún albergara aquella esperanza.—dije más para mí que para él.

—Mire, soy médico, pero no soy Dios, sólo Él sabe por qué hace las cosas y sólo Él las puede regresar.

—Así es. Gracias.

Él asintió y siguió su camino.

Mientras tanto, me levanté por mí misma de la silla y me encaminé al cuarto que compartía con mi tía Caroline y con Danielle, quien estaba próxima a irse de nuestro lado.

—Señora Camille.—se acercó a mí una de servicio, con una carta en mano. Hizo una reverencia.—Carta de Irlanda.

—Gracias.

Olvidar Mi Honor (D.M.H. 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora