4. SOLEDAD.

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Ellie Goulding - Beating Heart

Ellie Goulding - Beating Heart

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Toqué aquella puerta que, desde hacía mucho tiempo, no tocaba. Una chica del servicio abrió amablemente.

—¿Está Roger? —Exigí saber con las manos cosquilleando y los dientes apretados. La furia circulaba por todo mi ser sin caer aún en cuenta de lo que Kellan me había dicho unos minutos atrás.

La chica asintió. La hice a un lado y entré.

—¡¿Roger?! —El hijo de puta salió de la cocina con un cuenco de cereal en las manos enarcando una ceja con sorna. No pude contenerme. Me dejé ir directo hasta su rostro logrando así que la mujer que me abrió la puerta gritara y que su comida saliera volando salpicando el recibidor.

—¡Maldición, Liam! —Escuché por detrás. Sí, mis amigos. Yo lo golpeaba mientras él obviamente no se dejaba. Nos revolcamos por el suelo, enganchados y rabiosos. Sentí cómo su puño se estampó en mi quijada, al tiempo que yo cerraba el mío y le dejaba morado el ojo.

—¿Qué hiciste, imbécil? Dime de una jodida vez ¿Qué hiciste? Tú fuiste, ¿no? —Nos lograron separar mientras la mujer de su padre y su hija nos veían aterrorizadas desde las escaleras.

—¿Qué mierdas te crees? — rojo de ira. Luck y Josh, otro del equipo ya lo detenían, pues a mí me sujetaba Ray, Max y Kellan.

—Dijiste que las cosas no se quedarían así, te advertí que si hacías algo abriría la boca. ¿Qué hiciste para que se fuera, para que estuviera así? —Le grité, intentando llegar a él infructuosamente.

—Te bota y ahora crees que soy yo... Liam, en serio eres imbécil, mucho más de lo que imaginé —su mirada era cínica, maliciosa y gozaba el hijo de perra—. Esa mexicanita... no duraría la vida con alguien como tú... digamos que eso era... lógico —me logré zafar pues la furia era incontenible. Lo arrastré hasta que lo dejé contra un muro y apresé su cuello acercándome hasta su rostro peligrosamente.

—Explícate... ¡Ahora!

—No hay nada que explicar... se dio cuenta de que su lugar no era a tu lado, listo, y ¡Suéltame de una jodida vez! O haré que llamen a la policía y a tus padres no les gustará que se manche ni un poco su intachable apellido.

—Dije que quiero que te expliques —le exigí, pero lograron que lo dejara ya todos sobre mí.

—Me importa una mierda por qué te mandó al carajo, pero lo cierto es que me alegra verte retorcido cual gusano que eres... ¡Y ahora lárgate! —ordenó amenazante—. Y no te atrevas a venir nuevamente para esas estupideces, si te desechó mejor revísate a ti mismo... seguro ahí está la respuesta.

Aquella noche, en casa de Robert, cuando supe todo, comprendí cada una de esas palabras. Por supuesto que él fue quien alertó a mis padres, por supuesto que ese idiota se vengó de aquel golpe como bien dijo y sí, me arrepentí más tiempo del que siquiera imaginé. Ahora sé que Roger sabía ese día el porqué de la conducta Kya y ya no tenía sentido odiarlo, pero su venganza, su rencor, dejaron heridas en ambos, que aún ahora recordamos y duelen, duelen por lo que llevan detrás.

Eterno, Muy profundo II © ¡A LA VENTA!Where stories live. Discover now