ㅤㅤㅤㅤㅤTaku casi nunca le toma interés a algo, todo siempre le resulta aburrido.
ㅤㅤㅤㅤㅤEl chico nuevo no deja de ver su móvil por nada del mundo.
ㅤㅤ«El aburrimiento se cura con curiosidad. La curiosidad no se cura con nada...»
...
❝ Embargóme tan dulce emoción, que apartéme, como embriagado, de las gentes.❞
➥ Vida nueva (1274), Dante Alighieri
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Para cuando el jueves de esa semana llego, yo ya tenía la mitad de mis uñas arruinadas. Y eso se debía a la pequeña investigación que le pedí a Suki que hiciera por mí y a lo que había ocurrido los últimos días. No fue bastante el hecho de que aquella chica de cabellos rosa viniera de Norteamérica, sino saber dónde había estudiado antes de venir aquí.
Si, había estado averiguando un poco en internet para saber que aquella escuela era un palacio en comparación con nuestra preparatoria. ¡Y es que solo la cafetería era la mitad de toda la escuela! Sin mencionar que todas las personas que estudiaban allí tenían un futuro bastante prometedor.
Y lo que más me cuestionaba era si el chico nuevo sería igual.
Podría serlo, así como no.
Y ello era lo que me había mantenido con la duda en mi cabeza que ya hasta empezaba a dolerme. Atsuki no paraba de preguntar qué era lo que me pasaba, pues no creía que por enterarme de algo como eso me pondría en este estado. De acuerdo, analicemos un poco lo que había pasado los últimos días desde el martes en la mañana para recapitular y demostrar con hechos porque me encontraba con los nervios de punta.
Primero, el mismo día en el que Suki había decidido pasarme aquella información, había llegado tarde a clases debido a que mis pasos eran lentos al igual que mi cabeza, pues seguía maquinando en ella toda la información recibida.
No fue fácil.
La profesora Shin me dio un pequeño regaño bastante fingido, ya que mientras fingía darme el sermón de su vida, podía percibir como por debajo de las gafas lo único que hacía era mirarme de arriba a abajo sin pudor alguno. Y cuando pasé por su lado para ir hasta mi asiento, sentí como deslizaba una de sus delgadas manos por el dorso de la mía. Sí, me sentía perturbado y hasta ultrajado, que cuando se lo conté a Atsuki a la hora de almuerzo, el muy estúpido solo pudo reírse de las expresiones que ponía cada que le decía como me sentía.
El resto de las horas solo la pase con la cabeza hundida en mi libro de Historia de manera literal, a la profesora Mei tampoco le importo mucho que digamos, ya que la mayor parte de la hora se la paso haciéndole guiños y más cosas a mi amigo que solo trataba de ignorarla. Cuando llegué a casa hice lo mismo que el día anterior, acostarme en mi cama y dejando las horas pasar. Esa noche mi padre no llevo pizza, solo un par de hamburguesas que no comí porque de tanto pensar me había quedado dormido hasta el día siguiente.
Y ese día...aquí daré un respiro para no exaltarme de más. El miércoles por la mañana había estado con un ánimo decaído según todos los que me veían, pero no se atrevían a hablarme y solo murmuraban a mis espaldas. Con la diferencia de que no estaba decaído, solo pensativo. Supongo que todos vieron algo que no era usual en mí y por eso pensaron lo primero. Ni siquiera Meto me había arrojado al suelo como era de costumbre, solo se acercó de manera temerosa en el almuerzo a regalarme una paleta de colores asegurando que el dulce le subía el ánimo a él, y que probablemente también lo haría conmigo. Seguido de eso, se fue corriendo a los brazos de sus padres no tan padres, MiA y Tsuzuku.