Capítulo 4: La dama de honor

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Pongo cara de incredulidad, por lo que Charlie se dispone a responderme enseguida.

-          No pongas esa cara. Fue mi mejor amiga durante demasiados años como para ignorarlo. Quiero que esté en la boda.

-          Como quieras Char. Es tu decisión.

-          Tengo que llamarla para contárselo. Espero que le haga ilusión la noticia.

-          Seguro que sí Char. Ser dama de honor siempre os hace ilusión a las chicas, ¿no?

Charlie me da un puñetazo suave en un brazo, y gimo.

-          Idiota.

-          Venga Char, era una broma. – le digo haciendo el gesto de paz. Charlie sonríe y me da un beso en el hombro.

-          ¿Y tú qué? ¿Ya has elegido quien quieres que te acompañe al altar? – pregunta acomodándose en mi regazo.

-          Quiero pedírselo a Lily.

-          ¡Eso es genial, John! Le va a hacer mucha ilusión, ya lo verás.

-          Eso espero. Quiero pedírselo hoy, cuando vengan a buscar a Joey.

-          ¿No vas a buscarlos al aeropuerto?

-          Va a ir Lena con Chris al JFK. Tenemos un rato para estar solos – le digo acariciándole la pierna.

Charlie se gira para quedar a horcajadas encima de mí y empieza a besarme. Pasa los brazos alrededor de mi cuello y profundiza el beso. Meto las manos por debajo de la camiseta y subo hacia arriba, pero antes de que pueda continuar, la voz de pito de Joey nos interrumpe al otro lado de la puerta.

-          ¡Johnny! – grita dando golpes en la puerta – ¡Quiero merendar!

Charlie suelta una carcajada y me besa suavemente.

-          Creo que vamos a tener que dejarlo para después – me dice acariciándome el pelo.

-          De acuerdo – le digo antes de besarla rápidamente y quitarla de mi regazo suavemente.

-          Voy a llamar a Penny. Creo que debo hablar con ella.

Penny P.O.V

El DVD vuelve a estar estropeado. Otra vez. Me dan ganas de darle un golpe, pero me contengo. “Bienvenue chez les Ch'tis” tendrá que esperar para otro día. Exasperada, vuelvo al sofá y hago zapping en busca de algo interesante para ver.

Owen sale de la cocina de nuestro apartamento con dos tazas de chocolate caliente y me entrega una cuando se sienta a mi lado.

-          ¿Vuelve a estar estropeado el DVD?

-          Ajá – le contesto, abrazándome a él mientras vemos un programa sobre talentos musicales.

Sin duda, Owen es lo mejor que me ha pasado desde que llegué a París hace ya cuatro años. Al principio me encontraba perdida. Ciudad diferente, idioma diferente… Fue un gran cambio. Y en medio de todo ese cambio, apareció él, un estudiante inglés tan perdido o más que yo, con una gran sonrisa y unas ganas tremendas de comerse el mundo.

Desde el principio hubo química. Mucha química. Pero yo no estaba preparada en ese momento para tener una relación, ni siquiera un chico para una noche. Lo de Kevin había sido demasiado doloroso, y todavía era un hecho reciente.

St. Peter College: GraduadosWhere stories live. Discover now