Canción de cuna

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-Yuuri, tienes que revisarte- decía mi amigo mientras en un vano intento trataba de limpiar la sangre de mi rostro -no puedo quitarte esta porquería, ya está seca- susurró mientras pasaba repetidas veces un trapo con algo de agua

Yurio estaba recargado en mi hombro mientras sostenía mi mano por alguna razón desconocida 

-¡Yuuri!- escuchamos gritar en la entrada de la iglesia -¡Yuuri!- esa voz ...

Sabía perfectamente quien era pero no tenía ganas de levantarme, me dolía horrible la cabeza, el cuerpo y mi oído aún sangraba

Nadie se levantó para decirle que estamos a salvo

-Disculpe pero no puede pasar- un policía intervino cortándole el paso a Otabek. Éste se negó y comenzó a gritar mi nombre repetidas veces llamando la atención de otros policías quien no dudaron en acercarse para calmar el escándalo

-¡Maldita sea! ¡déjenme pasar!- gritó más desesperado siendo ahora jaloneado por los policías para evitar que pasara

Yurio, que no me había dejado solo en ningún momento, levantó su cabeza de mi hombro y tras un suspiro fuerte, se puso de pie

-¡déjenlo pasar! ¡joder! ¡Hacen demasiado ruido!- gritó dirigiéndose a los policías que detenían el paso de Otabek

¿Quién iría a pensar que el rubio era parte de la policía?

Los policías soltaron a Otabek quien corrió como loco hacia Yurio

-¿Dónde está yuuri?- preguntó impaciente -Sala me dijo que fue lo que sucedió y corrí tan rápido como pude- finalizó para tomar de los hombros al rubio -¿Dónde esta Yuuri?-

El rubio simplemente ladeó la cabeza para mirarme, estábamos detrás de una pared

Por esa razón Otabek no nos percibió tan fácil

Otabek literalmente botó al rubio para acercarse a mi, alcé poco mi vista y pude ver su rostro sumamente preocupado, estaba sudado y con la ropa desarreglada

 

Traté de sonreírle. Otabek se llevó una mano a la boca y ahogó un sollozo mientras se inclinaba hacia mi

Debo verme terrible

-¿estás bien?- me acarició el cabello y al pasar su mano hacia mi mejilla palideció -yuuri, estás... estás sangrando –

Pichit se interpuso al igual que él rubio tras escuchar a Otabek

-maldito calvo- susurró el rubio al revisarme sobre el cabello y poniéndome un trapo encima de la cabeza

-¡amigo necesitas ir a revisarte ahora!- escuché a Pichit pero, cada vez el sonido de su voz se iba haciendo más leve, más bajo

Veía a los tres delante de mí sumamente preocupados, empecé a verlos un poco borroso hasta que lo único que pude distinguir, fueron esos ojos negros llenos de pánico al momento que sentía unos grandes brazos elevándome

Regresa a mi lado [Otabek x Yuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora