Vivos colores

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Ella me cuidaba como a un hijo, y desde las primeras horas del día hasta altas horas de la noche me hacía compañía, era maravilloso escucharla cantar, o tararear mientras estaba conmigo, aunque la mejor parte era cuando utilizando sus bellas y delicadas manos retiraba la mala hierba que crecía en mí y me alimentaba regando mis bellas flores, plantas y frutos con una deliciosa sustancia rojiza. Gracias a todo su amor y cuidado yo crecía y florecía cada vez más, y todos aquellos que pasaban por nuestro hogar lo hacían notar, "Que bellas flores de colores rodean su cosecha", "Que frutos tan grandes y frescos crecen en ese lugar", "¿Cómo hará para tener tan bello jardín?", eran pocas de las cosas que decían de mí, a veces con tono de asombro y otras más con recelo.

Recuerdo también lo bondadosa que era, regalaba sus más bellas manzanas, naranjas y patatas a las familias del pueblo y sonreía al ver como los niños más pequeños engullían sus regalos. Todos la querían tanto, aún más los jóvenes, siempre entraban cada semana dos o tres muchachos, pero jamás los veía irse. Solo recuerdo los gritos, que significaban que al verla salir sería alimentado con aquella rojiza sustancia que ya amaba.

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⏰ Last updated: Jul 14, 2017 ⏰

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