Sector 0: El despertar (libro 1)

Capítulo 26: Sector 0

—Guapa, ¿verdad? —Pegué un brinco cuando escuché la voz femenina junto a mí.

Cuando vi ese rostro tan perfecto se me revolvió el estómago. Miré con recelo a Tania. A pesar de haber tenido el mismo contacto con ella que con el resto de sus compañeros, tenía la sensación de que a ella le caía especialmente mal. No sabía por qué, había sido igual de distante que los demás e igual de educada. Pero había algo en su forma de mirarme que me hacía tener los sentidos alerta.

Aunque no iba vestida de una forma tan elegante como la última vez que la vi, estaba impresionante. Llevaba unos pantalones negros de pinza que caían rectos hasta los pies donde se veía la punta brillante de unos zapatos de tacón. En la parte superior vestía una blusa color rosa pálido sin mangas de una tela muy ligera y vaporosa. A diferencia de la otra vez, tenía el pelo recogido en una simple coleta alta del que no salía ni un pelo. Me dio la impresión de que el recogido tenía más trabajo del que aparentaba a simple vista. Me moví incómoda ante su atenta mirada azul a mis gestos. Sabía, que al igual que yo, me estaba evaluando, la diferencia es que ella lo hacia siete centímetros por encima de mí debido a los tacones. Eso me hacía sentir inferior y muy poca cosa. Bueno... eso y el hecho de que a diferencia de ella yo llevaba un pantalón de chandal y una camiseta de Josh que me iban muy grandes. Había intentado ponerme la ropa de Sussie, pero me quedaba muy pequeña, así que al final esos días había estado variando entre la muda que traía del cuarto sector y el chandal que Josh me había prestado. Era mi única ropa, "el bonito" vestido de Gregory lo dejé tirado en el sofá de la habitación tal cual me lo había quitado la noche de la fiesta.

—Es Bea —dijo de repente Tania rompiendo el silencio que se formó en nuestro análisis.

—¿Qué? —pregunté sin saber de qué hablaba.

—La chica que no reconoces de la foto. Es Bea, la ex novia de Josh. No la conocí, pero tenía fama de ser una de las chicas más queridas y bonitas del sector —dijo sin apartar la mirada glacial de mí. Desvié la mirada para centrarla de nuevo en la foto. Sí, era una chica muy guapa—. A Josh siempre le han gustado las chicas finas y delicadas, son su debilidad. —Fruncí el ceño ante sus palabras sin apartar la vista de la foto. ¿Por qué me contaba eso?— En fin... —continuó—. Josh me ha pedido que te traiga esto. —Me tendió un par de bolsas que llevaba en la mano—. Es algo de ropa y zapatos. Para que no vayas... —me señaló con un gesto rápido de mano la ropa mientras en su cara se dibujaba un mohín—, así. —Ante su ademán no pude evitar dar un repaso a mi vestimenta. Me volví a sentir muy poca cosa—. También hay ropa para el niño —finalizó volviéndose para salir.

—Gracias —murmuré.

—No hace falta que me las des —dijo parando junto a la puerta para mirarme con una sonrisa en sus labios que no me gustó—. Tenía pensado tirarla.

Cuando salió de la habitación no pude evitar observarme en el espejo de cuerpo completo. La ropa grande y el pelo corto me hacían parecer un chiquillo. Miré de nuevo la foto que tenía en las manos. " Pero no sofisticada, ni delicada, ni mucho menos tan bonita" pensé sintiendo de nuevo la punzada de dolor en el pecho.

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No me costó habituarme a la nueva rutina. Despertarme a las seis, desayuno rápido con Jake, entrenamiento durante dos horas, descanso en el que aprovechaba para ducharme y dar de desayunar a Tony, clase con Eliot y, para terminar la mañana, clase con Maggie. Las tardes las pasaba con Tony jugando. Aprendimos a crear un montón de juegos dentro de la casa. En cualquier estancia excepto en la piscina, lugar que prohibí a Tony después de verle acercarse a su borde con demasiada curiosidad. Así pasaron los días. Y no estaba mal, sobre todo porque me permitían evadirme de mis preocupaciones. Por lo menos durante el día, porque por la noche era otra historia.