Tal vez.

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Daniela Blume nunca había estado tan asustada en la vida.

Ni siquiera por el ladrón que irrumpió en su casa una vez.

En la lujosa sala de estar de la familia Lamborghini en Valencia, la rubia se sentó ansiosa frente a la anciana italiana. Su estómago estaba hecho nudos y tarde o temprano iba a vomitar, a menos de que la abuela dejara de mirarla fijamente.

La señora Lamborghini estaba asustando a la rubia.

No estaba exagerando.

Nunca pensó que pasaría, pero deseaba que Elettra estuviera con ella en ese momento, más que nunca.

"Tú eres Daniela, ¿verdad?"

Esa fue la primera vez que notó a la mujer más joven sentada junto a la intimidante. La reconoció como la madre de Elettra, sobre todo porque su sonrisa era tan parecida a la de su hija, y claro, por las fotos de la prensa.

La sonrisa de Luisa Lamborghini era un soplo de aire fresco y no podía hacer nada más que sonreírle de vuelta.

"Sí, señora. Soy Daniela". La rubia asintió con la cabeza. Vio a la abuela sacudiendo la cabeza, mirándola decepcionada. En cuanto a por qué, no podía pensar en una razón. Era la primera vez que hablaba.

"Por favor, llámame Luisa." Soy la madre de Elettra y ella es Nina, su abuela." La risa de Luisa sonaba como la de Elettra, y al recordarla la rubia sonrió inconscientemente.

"¿Cuántos años tienes?"

Los ojos de Daniela volvieron a enfocarse en la abuela de Elettra. Mientras Elettra había conseguido la sonrisa de su madre, era obvio que sus características fuertes eran cortesía de los genes Lamborghini. La expresión de la abuela coincidía con la de su nieta. Se habría reído de la extraña semejanza, si la abuela no le hubiera dado esa mirada.

"Tengo 25 años." La respuesta de Daniela era tan suave, que apenas se oía.

"¿Y qué hacen tus padres?"

La rubia se estaba sintiendo incómoda con esas preguntas, lo sentía como un interrogatorio.

"Mi padre murió hace mucho tiempo." Daniela alejó sus ojos de los entrometidos de la abuela. Pensar en su padre siempre la ponía triste y no quería que esas personas prácticamente extrañas la vieran vulnerable.

"Lo siento, cariño." Luisa dijo disculpándose.

La mirada de la abuela no se ablandó. Pero notó el cambio en su tono cuando le preguntó de nuevo.

"¿Y tu madre?"

Los ojos de Daniela miraron a la madre de Elettra antes de volver a encontrarse con los ojos verdes de la abuela.

Dios, hasta sus ojos son tan parecidos.

"No sé dónde está. Yo, eh... nunca la he visto."

Allí estaba; esa mirada de decepción de nuevo. Daniela apenas llevaba 10 minutos con la familia de Elettra y ninguna de las pocas cosas que ella había dicho parecía suficiente para obtener una sonrisa de la abuela Lamborghini. Ella era consciente de que ese matrimonio iba a ser un desastre desde la primera vez que a Elettra se le ocurrió la idea. Y eso fue incluso antes de que se diera cuenta de que iba a haber un conjunto de suegros a los cuales impresionar.

Lo que Daniela no sabía era que la abuela Lamborghini era muy tradicional. Aceptó la orientación sexual de su nieta porque la amaba demasiado. Pero ella creía en la santidad del matrimonio y la importancia de la familia, por eso el descontento.

Juntas por contrato [blumettra]Where stories live. Discover now