—Mark, hablo en serio —vuelvo al tema—. Jackson está loco, esto que hizo —señalo mi rostro—. No significa nada, él lo sabe. Sabe cómo realmente lastimarme... Haciéndote daño. Por favor, prométeme que no irás a buscarlo.

—Lo siento, Rachel —dice serio—. No puedo hacerte promesas que no podré cumplir, no cuando se atreven a dañar lo que más amo en esta vida.

—Amor —alejo mis manos de las suyas para tomarle el rostro, obligándolo a mirarme—. Steven dijo que se estaban encargando... Tú eres bueno, no dejes que él dañe tu corazón.

Le pido. Me mira con intensidad, en sus ojos verdes aún brilla la ira y una sed de venganza que no es propia de su persona.

—Lo único bueno que ahora hay en mi corazón, eres tú, Rachel —impulsado por la situación se atreve a confesar. Niego con la cabeza, abrazándolo, sé que es el enojo que habla por él. Jackson no podría afectarnos hasta ese punto—. Todo estará bien. ¿De acuerdo?

—Pero... —interrumpiendo mis palabras, se acerca, para dejar un efímero y dulce beso en los labios—. Promételo, Mark.

—No haré nada que pueda perjudicar lo nuestro, nada que afecte nuestra familia. Eso te lo puedo prometer —comenta en un tono de voz calmado, lo miro y me tranquiliza ver su rostro más sereno—. Rachel, ¿ese cretino intentó algo...?

Su pregunta se queda en el aire, niego con la cabeza.

—No... Dijo que no quería obligarme —le menciono las palabras absurdas de Jackson, Mark frunce el ceño, incrédulo—. Lo sé, después de todo lo que ha hecho... ¡Es tan hipócrita! Pero no vale la pena seguir hablando de él.

Pasando una mano por su nuca, lo acerco para volver a besarlo, aunque mis labios aún se sienten hinchados y duelen un poco, disfruto el momento, de besos fugaces, temerosos a lastimarme, de los besos que alejan todo lo malo, y atraen lo bueno.

—Ahg, ya entiendo porque las hormigas nos están invadiendo —Steven aparece y nos giramos divertidos hacia él—. Lamento interrumpir su momento empalagoso, pero quería informarles que mamá me llamó, le dije que la reunión se suspendería, explicándole las razones, pero insistió en que vendría.

—Oh —es lo único que sale de mi boca.

—Si prefieres cancelar la reunión, puedo llamarlos para decirles que no vengan —Mark ofrece, sacando de su bolsillo el móvil, rápidamente lo detengo.

—No... Está bien —digo algo dubitativa, conforme pienso en mis palabras dichas—. No tenemos que cambiar nuestros planes por culpa de Jackson. Con un poco más de hielo y algo de maquillaje esto puede mejorar.

—Rach, mi vida, ¿eres un poco suicida, no? Mira que teniendo oportunidad de escapar de otra reunión con nuestro padre, no lo haces —comenta divertido, acercándose al sofá, para sentarse a mi lado—. ¿Estás mejor?

El tono de su voz, es melancólico, lo observo, no puedo dejar de sentirme afortunada de tener a los Harvet en mi vida, incluido su padre. Aunque no sea del todo amigable.

—Sí, gracias Steven.

—De nada, mi superwoman —me pasa una mano por el cabello, revolviéndolo de forma lenta y dulce—. La familia se cuida, se ama, defiende... Y tú eres nuestra familia Rach. Siempre estaremos para apoyarte.

Su promesa me enternece, siento la mano de Mark posarse en mi cintura, como si de alguna manera con su gesto replicara las palabras de Steven. Ellos me hacen sentir segura, pero sobretodo afortunada de tenerlos.

Dejando atrás todo lo malo de esta mañana, disfrutamos de nuestro tiempo juntos, Amy, mi abuela y Mark ayudan en la cocina. Steven y yo simplemente nos dedicamos a observarlos, sentados en el mesón a mitad de la cocina, ambos hablamos sobre las habilidades culinarias que ellos tienen.

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