No pensé que me seguías.
Pero escuchaste cuando una tarde gritaba al aire libre lo bien que se sentía estar contigo.
Me sorprendiste cuando me tomaste fuerte de mis caderas y me pegaste contra tu cuerpo.
Toda la sangre de mi cuerpo bajo a mis pies cuando me susurraste al oído lo bien que te hacia escuchar eso.
Quería que la tierra se abriera en dos para caer libremente al vacío.