Su secreto

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NARRA BONNIE

Vagaba por las calles de la ciudad sin rumbo fijo, sin saber muy bien a dónde me dirigía. Estaba buscando algún pub o bar que estuviese abierto a esa hora, aunque no estaba segura de que fuera por el mismo camino que Oliver.

Le había dicho a los chicos que no se preocuparan, que seguro que Oliver estaba bien. Sin embargo, yo no estaba tan segura de ello. Si había recaído...Intenté quitarme ese pensamiento de la cabeza pero había una alta posibilidad después de todo lo que había pasado, con la muerte de mi mellizo. Tenía que intentar no desmoronarme yo también, ya que era algo que llevaba asimilando estos tres meses.

Al girar una de las infinitas calles que llevaba ya recorridas, encontré un pub abierto. Tenía la marca la forma de un oso, encima del establecimiento. Las pintas que había allí no eran muy buenas que digamos pero debía entrar y buscar a mi compañero.

El sitio estaba lleno de gente, con heavy metal sonando a bastante volumen y con una gran barra en la que se podía ver una gran cantidad de variedad de bebidas alcohólicas. Incluso yo admitía que algunas tenían buena pinta.

No era difícil suponer dónde estaba Oliver, ya que yo lo conocía demasiado debido a que nos habíamos criado juntos y nos habíamos apoyado en los momentos cruciales. Quería encontrarlo cuanto antes porque ya había observado cómo varios hombres me miraban de una forma en la que no me gustaba nada.

  —¿Necesitas compañía? — le pregunté desde detrás suya cuando lo encontré desde la multitud. Se encontraba sentado solo en una esquina de la barra, con mirada ausente y con una gran jarra de cerveza en la mano. Él me miró y me hizo una señal para que me sentase.

  — ¿Cómo me has encontrado? — inquirió con una voz ronca y, además, parecía haberse bebido ya algunas botellas. Seguidamente iba a dar un sorbo a su cerveza pero se lo impedí.

  — Dijiste que lo dejarías. Le hiciste una promesa a Jason — le recordé,ignorando su pregunta e intentando frenarle. No quería que volviera a caer en el alcoholismo.

  —Jason está muerto, ¿Qué le importará ya lo que yo haga con mi vida? — respondió amargamente.

  — Deberías tener un poco más de fuerza, ¿No crees? Que él ya no esté aquí no significa que debas volver a tus malos hábitos, ¿Te enteras? Yo soy su hermana y pienso seguir con lo que empezó él — expresé duramente. Después, suspiré e intenté ser más suave. No lo había dicho bien— ¿Qué pensaría si te viera así? Además yo no quiero ver cómo te consumes en tus vicios. Él te salvó y no pienso dejar que su esfuerzo fuera en vano. Ver morir a la persona a la que amas debe ser muy duro pero no te olvides de vivir por ello.

  Él se calló por unos instantes y creí ver lágrimas en sus ojos. Acordarme de Jason también era difícil para mí pero sabíamos que podía pasar y queríamos estar preparado para ello.

  — A ese espía del que estás enamorada y que tú no quieres admitirlo... — empezó a decir. Yo me puse rígida, ¿Tanto se me notaba?— ¿Te imaginas que muere y tú no puedes hacer nada? ¿Y que en verdad fue tu culpa?

  —No fuiste responsable de ese ataque — le corté. Sabía a dónde quería llegar.

 — ¡Pero era mi turno de vigilancia!— gritó de forma violenta. De un manotazo tiró la jarra al suelo, haciendo que se rompiera en mil pedazos.

  —Era mi novio y no pude hacer nada por él. Ni siquiera estuve con él en sus últimos momentos. Todo fue mi culpa. Casi os matan a todos por mi culpa    — su voz se empezaba a quebrar por el esfuerzo de mantener sus lágrimas. Parecía que el alcohol ya estaba haciéndole efecto  — Creía que bebiendo podría olvidarme un poco de este sentimiento pero es imposible. Yo no puedo vivir así.

  —Delta entró gracias a sus poderes de teletransportación. No podías haberlos visto ni auqnue hubiera habido cien de los nuestros vigilando. Y yo tampoco estuve con él pero eso no significa que no supiera lo mucho que le queríamos — hablé también, no sin esfuerzo— Lo que tenemos que hacer es no dejar que caiga en el olvido por lo que luchó. No dejes de luchar, por favor. Yo te necesito a mi lado, eres mi amigo y me siento perdida ahora mismo. No sé por dónde empezar. Me siento...sola.

Sentí cómo las lágrimas resbalar por mis mejillas y Oliver, contra todo pronóstico y creo que gracias a la bebida, me abrazó. Nunca antes nos habíamos dado uno pero me sentí muy bien. Siempre era yo la que debía ser positiva y mostrarme fuerte frente a los chavales para así no asustarlos y hacerles perder la esperanza. Sentía que estaban a mi cargo y que los quería como a unos hijos, sobretodo a la pequeña Elsa. Sin embargo, que me mostrara de esa manera, no significaba que me sintiera así de fuerte.

  — Oh, qué bonito... — escuché decir con voz melosa detrás de mí, de alguien que yo conocía muy bien. Con un rápido movimiento, me deshice del abrazo de Oliver y agarré por el cuello a aquella asquerosa víbora, haciendo chocar su cabeza con la cabeza.  Me sorprendió que no llamara la atención a las personas que se encontraban allí. Supuse que estarían acostumbrados a tales situaciones

  —Cómo se nota que eras la primera de la clase, mi querida Bonnie — rió aquella a la que más había odiado desde que tenía memoria.

  — ¿Qué haces aquí, Sasha? — le escupí— ¿Han venido tus esbirros contigo?

  — No vengo a pelear, si es lo que tú crees, sino a hablar — explicó, no sin dejar de mostrar una burlona sonrisa en su rostro.

  — ¿Hablar? Que yo sepa lo único que sabes hacer es matar y acostarte con Olsen. Eres como un animal salvaje. Me das asco  — le respondí con odio. 

  — Sabes que soy mucho más que eso. Que mi astucia no tiene rival, sobretodo ahora que Jason está muerto —eso hizo que me enfureciera mucho más y le pegué una bofetada. Ella ni siquiera hizo ápice de dolor.

  — Sé que estás tramando algo distinto a lo que Olsen quiere. Eres malvada incluso con los de tu propia calaña. — hablé, casi escupiéndole.

  — Siempre te has creído muy lista, Bon, incluso cuando éramos dos niñas que jugábamos juntas. Sin embargo, ahora el juego ha cambiado y en éste tienes peligro de morir si sigues con esta lucha. Te propongo unirte a mí. Todo volverá a ser como antes.

  — Nunca será igual que antes. La muerte de Alice  significó el final de aquella etapa— le contesté, con más dolor en mi voz de lo que me hubiese gustado.

  — Te dejaré pensarlo — se deshizo de mí con un empujón inesperado, que hizo que cayera casi encima de Oliver— Sé dónde encontrarte.

Acto seguido, me guiñó un ojo y, dándome la espalda, desapareció sin más.


Proyecto Mejorados (Agente Ventisca N°2)Where stories live. Discover now