El broche de Oro.

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Una cosa era segura, él no podría soportar que Camiel lo abandonara otra vez, eso lo mataría de tristeza, era mejor morir antes de que eso se hiciera realidad así al menos se quedaría con los recuerdos bonitos y no con una decepción más, al final el resultado era el mismo... No, no quería morir, no quería dejar a Camiel, no sabía que hacer, tenía miedo. Quería ver a Camiel, pero al tiempo no quería que él lo viera y se diera cuenta de lo que le había pasado. Había pensado también en irse y abandonarlo antes de que él lo hiciera primero, en irse lejos y no regresar hasta que volviera a ser de nuevo un Omega, pero no era seguro que volviera a serlo, no sabía que hacer, en momentos se levantaba para empacar sus cosas e irse lejos antes de que Camiel regresara y se enterara, pero luego se decía que tenía que confiar en que Camiel no lo abandonaría y que se merecía el beneficio de la duda, pero ¿cómo confiar en él si ya lo había abandonado una vez?. No quería pensar más en eso, no tenía sentido, nada de lo que pensara en ese momento le daría una solución, tenía que ocupar la mente en otra cosa o terminaría loco.

Abrió la nevera y comenzó a sacar cosas para cocinar, tomó un afilado cuchillo y comenzó a picar una cebolla a la velocidad de la luz, al parecer ahora tenía reflejos más lentos porque se cortó, maldijo y abrió la llave del agua para lavar la herida y que dejara de sangrar, el corte había sido un poco más arriba de la uña, le ardía y no parecía querer dejar de sangrar por lo que tomó una servilleta y se envolvió el dedo, la puerta sonó y él estuvo apunto de abrirla sin mirar primero quién era, no podía ser David porque él tenía llaves así que se asomó por la mirilla, entró en pánico, era Camiel, no estaba listo para verlo, de hecho no sabía si alguna vez lo estaría, pensó que tendría más tiempo para pensar las cosas, pero no era así, Camiel había regresado demasiado rápido de su viaje, no quería que lo viera, sólo quería que se fuera, caminaba de un lado a otro desesperado mientras que Camiel tocaba la puerta.

-¿Qué sucede?- Le preguntó David a Camiel.

-¿Estás seguro que Daniel está adentro?-

-Sí, no ha salido- Tomó la llave y abrió la puerta, temía lo peor, pero se tranquilizó a ver que justo delante de la puerta estaba Daniel, como un ciervo que es sorprendido por las farolas de un auto en la carretera, se veía asustado pero se veía bien. -Los dejo solos- Y sin más se fue, ellos tenían mucho que resolver.

Camiel entró y cerró la puerta, dió un paso hacía él pero Daniel lo detuvo.

-No te acerques- Le pidió, temía que lo olfateara.

Camiel no le hizo caso y siguió hasta tenerlo muy cerca, luego lo miró sorprendido, se había dado cuenta, entonces fue cuando Daniel rompió a llorar, él tampoco podía olerlo a él eso lo asustaba más, su nariz estaba tapada, no podía olerlo.

-¿Qué sucedió?- Le preguntó Camiel, estaba sorprendido, estaba... No sabía que más sentía, frente a él sólo podía ver a un humano, uno sin olor, era como estar frente a un espejismo, podías verlo pero cuando te acercabas a él te dabas cuenta que sólo se trataba de una ilusión, sólo que sabía que el verdadero Daniel estaba frente a él, sólo que sin olor, su olor había desaparecido, lastimosamente sus feroces deseos de olfatear su maravilloso aroma no.

-No sé, sólo desapareció, no puedo sentir a mi lobo, no está- Se cubrió el rostro para llorar más fuerte, se estaba preparando para que su peor pesadilla se hiciera realidad, ahora era demasiado tarde para huir y que no se arruinara la ilusión.

Para Camiel aquello indicaba uno única cosa, infertilidad, Daniel no podría tener sus cachorros... ¿Era el momento de darle la espalda y dejarlo? El que no pudiera darle hijos era motivo suficiente para abandonarlo de nuevo. Daniel intentó pasar corriendo por su lado para huir, pero él con sus reflejos rápidos estiró la mano y le agarró un brazo frenándolo de golpe sin siquiera mirarlo. ¿Qué estaba haciendo, no se suponía que eso era lo que tenía que suceder? Sabía que tenía que dejarlo ir, pero tenía que analizar lo que eso implicaba, si Daniel se iba eso significaba que con el tiempo él... Se conseguiría a una nueva pareja, iba a entregarse a otra persona, de ninguna manera eso iba a suceder, que le llamaran egoísmo al motivo por el cual lo retenía, pero por los infiernos que no iba a dejar que nadie que no fuera él lo tocara de esa manera. Entonces volteó y lo miró, fue entonces que se dió cuenta que aún lo deseaba con todos sus cojones, sorprendentemente.

DIOS NOS JUNTÓ.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang