-No, yo quise venir... Al parecer a ti sí- Dije.

Los dos somos tan, pero tan diferentes.

-Oh, mira- Se distrajo de la conversación señalando las escaleras -Ese que baja con sus dos tíos es Camiel. Tiene diez años, que envidia me da- Me soltó.

-Ya tuvo su revelación de subgénero y es Alfa, ya todos se lo esperaban claro, pero ahora ya puede iniciarse en la organización-

Zac se refería a la organización de cazadores que cuidan a la humanidad desde el anonimato, sólo los seres con sangre mágica sabemos de ellos.

-Él irá directamente a preparación, yo también quiero ir directamente a preparación- Dijo él mirándolo con la carita llena de ilusión.

Yo también lo miré con la carita llena de ilusión, pero por otra cosa, lo había decidido, me casaría con él cuando creciera.

¿Creen en el amor a primera vista?

Pues yo ahora si, él sería mi futuro Alfa.

Se veía tan decidido y fuerte a pesar de ser aún un niño, y esa mirada fría y desinteresada que tenía me mató de interés.

Estaba seguro que esa cara dura era sólo una fachada y que cuando me conociera me mostraría lo cálido que en realidad era.

Él era perfecto para mi, sería un esposo ideal que como mamá había dicho, me protegería y me haría feliz.

-Oye Daniel ¿Me estás escuchando?- Me preguntó Zac sacándome de mi ensoñación.

Yo parpadee rápido, cielos, tenía que saber más sobre mi futuro Alfa.

-Rápido zac, dime todo lo que sepas de él, Y ¿Por qué es la primera vez que lo veo y tú ya sabías de él?-

Le pregunté, sin poder evitarlo estaba celoso.

-Pues llegó hace tres días del otro lado del mundo.

Ayer yo estaba en la base acompañando a papá, él estaba ahí.

Se comenta por todo el pueblo que su familia proviene de los cazadores más legendarios que han existido, como el cazador fundador de la organización Alvert Rosen- Contó.

Cielos, mi futuro esposo es genial, es el descendiente de una leyenda.

-También dicen que sus padres eran cazadores y murieron en batalla, ahora él está al cuidado de sus dos tíos- Siguió.

Pobre, seguro por eso tiene esa capa de hielo sobre él... Mi pobre amor, no importaba, yo lo sanaría.

Volteé para buscarlo con la mirada pero mi amado ya no estaba.

O eso pensé hasta que alguien tocó mi espalda y me hizo saltar del susto, papá rió y sus acompañantes también, ahí estaba mi Alfa, que coincidencias da la vida.

-Tranquilo cielo- Me dijo papá palmeandome el hombro. Papá era un cazador rudo, era lo máximo que podías esperar.

-Señores les presento a mi hijo mayor, Daniel- Me presentó.

-Es un chico muy bonito- Dijo uno de los dos hombres presentes, papá agradeció.

Ellos se me quedaron mirando, yo bajé la mirada. Sabía que se preguntaban porque estaba vestido como un Omega sin aún haber tenido la revelación.
-Un gusto conocerlos- Fue todo lo que dije.

No era el momento de parecer maleducado, mi futuro esposo estaba ahí observando, oh, Dios, ¡Me olvidé de Zac! seguro parezco un grosero.

Volteé y me encontré con que Zac estaba detrás mío, muy por el contrario de mi él estaba mirando fijamente la cara de los Alfas.

-Papá, este es Zac, mi amigo de la iglesia- Lo presenté.

-Un gusto Zac- Dijeron todos al mismo tiempo, alfas al fin y al cabo.

-Igualmente- Contestó él con propiedad.

Por eso lo envidiaba también, él tenía la firmeza que cualquier Omega digno tenía y demostraba.

-Por lo que veo quieres ser un Alfa hijo- Dijo unos de los hombres.

Mi futuro esposo veía a Zac directamente, yo no entendía porqué, si mi vestido era mejor que su traje, debería estarme mirando a mi.

-Así es señor- Contestó sonriendo Zac.

-¿Y eso por qué?-Le preguntó entonces el señor.

-Porque son útiles para la humanidad, son más rápidos, fuertes e inteligentes, y ciertamente yo quiero eso para mí- Dijo sincero Zac, los hombres presentes rieron. Menos yo, no le encontré la gracia.

Luego de eso siguieron unas preguntas más para Zac.

Entre ellas estaba lo que haría en caso de no ser Alfa, ni Beta, si no un Omega. A lo que él respondió que no se detendría por eso e iría a incursión, para después ir a preparación.

Todos estaban encantados con él, hasta papá, y así fue hasta la hora de la cena dónde tuvimos que sentarnos.

Seis personas por mesa, para mi desgracia.

Estábamos completos y no hubo excusas para apartarnos del grupo y que Zac dejará de ser el centro de atención.

Por un momento me sentí como el mantel de la mesa, bonito pero ignorado.

Ya transcurrido un largo tiempo donde interrogaban a Zac y le preguntaban cosas como quién era su familia y no sé cuántas cosas más, uno de los dos señores por fin puso su atención en mí.

Me preguntó por qué deseaba ser un Omega, a lo que yo después de tragar respondí algo molesto pero disimuland.

-Porque los omegas tienen mejor gusto en todo- Rematé tomando mi copa de agua y bebiendo.

Los tipos rieron, y yo sigo sin entender cual es el chiste.

DIOS NOS JUNTÓ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora