Capítulo 2

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—¿En serio nos vamos a mudar? —preguntó Emma con las maletas fuera del departamento—, son 14 años viviendo aquí.

Ya había pasado una semana y había llegado el día. Un avión las esperaba, New York las esperaba. El día anterior enviaron un camión de mudanza con todas sus cosas, todos sus recuerdos, sus 14 años en Chicago metidos en cajas rumbo a su nueva ciudad.

—No me mires así. La esperanza es lo último que se pierde —bromeó Emma al ver la expresión de su madre que sin duda significaba un "¿en serio sigues preguntando?".

—Te va a encantar el nuevo departamento.

—¿Tía Alex irá por nosotras al aeropuerto?

—Si, ahí estará. Pidió el día libre en el trabajo —contestó Liv sonriendo. Le dijo a su amiga que no lo hiciera pero no había poder humano que la convenza de no hacerlo. 

—Bien. Nos va a ir bien —respiró hondo y se despidió de su departamento en su mente—. ¡Vamos Capitana! ¡New York nos espera!

Las dos horas de viaje Emma las pasó durmiendo y Olivia se las pasó recordando. Creyó que nunca volvería a esa ciudad y ahí estaba, en un avión junto a su hija con destino a New York.

El avión aterrizó en el Aeropuerto La Guardia a las 10 de la mañana. Alex ya estaba ahí esperándolas tal y como lo había dicho. 

—¡Ahí está mi tía! —gritó Emma emocionada y corriendo hacia ella.

—Pero si estás inmensa, cariño —dijo Alex abrazándola y luego abrazó a Olivia—. ¿Cómo estuvo el viaje?

—Aburrido —comentó Emma sonriendo.

—Las dos horas las pasaste durmiendo —refutó Liv riendo.

—Porque estaba aburrido.

—Bueno, lo importante es que están aquí por fin —indicó la rubia feliz—. ¿Sabes algo del camión de mudanza? —preguntó dirigiéndose a su amiga.

—Llega en una hora. Lo mejor es salir de aquí.

Alex condujo su auto hasta el Upper West Side donde Olivia había comprado un departamento, con tres habitaciones. Emma se quedó boquiabierta cuando vio el barrio donde iban a vivir, era una de las mejores zonas de la ciudad. No es que vivían mal en Chicago pero sin duda ese barrio era tres veces mejor. Esta bromeó con su madre sobre que era obvio su ascenso. A la joven le había encantado tener todo tan cerca y más si su pizzería favorita estaba en la esquina.

El portero del edificio las esperaba y se presentó con ellas. Él tenía que conocer a todos y cada uno de los residentes del edificio. Era un edificio color café de 6 pisos con 2 o 3 departamentos en cada uno. Tenía un jardín en la parte trasera con juegos de niños, también una piscina que solían usar algunos de los que vivían en el edificio. La mayoría eran parejas jóvenes sin hijos, concentrados en su trabajo y que aprovechaban su tiempo libre para salir con amigos. Nadie le prestaba atención a la piscina.

Ingresaron en el nuevo departamento era en el último piso y uno de los más grandes ya que en ese piso solo había dos. Emma quedó aún más encantada con la elección de su madre. Estaba completamente vacío y lo primero que se veía al entrar era su gran ventanal que daba a la calle. El área de la cocina estaba del lado izquierdo, más grande y moderna que la del antiguo departamento.

La joven corrió a ver las habitaciones y escogió la segunda más grande y la que tenía una gran ventana con un asiento debajo de ella, con vista al jardín del edificio. También tenía un closet inmenso. Inspeccionó la habitación de su madre y dio un grito al darse cuenta que la habitación tenía un walk in closet.

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora