Me gustas.

2

¿Te Arrepientes?

Kougyoku caminaba a su habitación, jamás sintió tan largo los pasillos del palacio como los sentía ahora, era de noche y por alguna razón el cielo estaba del terror, lo pudo divisar en el momento que paso junto a una de las ventanas, llego a su destino y cerro tras ella la gran puerta de su habitación, apoyándose en ella. La oscuridad del espacio la rodeaba, el silencio era tal que podría incluso oír las hojas de los arboles cayendo en los jardines, y el viento que soplaba por entre las ventanas, se llevo las manos a su rostro y comenzó a reír.

No podía creer lo que acaba de hacer, algo que tenia hacia tanto años dentro de si, al fin, lo había dicho. Algo que jamás se creyó tan valiente de hacerlo.

Siempre supo que no sería correspondida, pero pensar en el hecho de nunca haberlo dicho... de no verlo nunca mas... era feliz estaba realmente feliz.

Estaba feliz con tan solo haberlo visto, y su cara de sorpresa.

Seguía riendo, mientras lagrimas comenzaba a salir por sus ojos, escapando hábilmente por entre sus dedos.

—esta vivo... —mordió su boca mientras decía eso.—y seguramente lo aleje, como la idiota que siempre soy...

camino en dirección a su cama, mientras quitaba de sobre su cuerpo aquellas ostentosas vestimentas.

Una vez solo en su bata de dormir, sintió la suave brisa que le brindaba la noche, cerrado en placer sus ojos. Sentía las lagrimas secas sobre su rostro.

—Judar... —susurro al aire, un suave aroma a durazno había aparecido.

Ya entrada la noche, la actual emperatriz de Kou, dormía tranquilamente en su cama, el viento aun golpeaba, pero sobre ella, el magi, de pie frente a la ventana, solo la hermosa figura de este se divisaba por la luz poca luz que provenía desde afuera.

Se quedo de pie, en el barandal de esta, observando la habitación, viendo a la mujer ya dormida en la cama.

—¿qué pretendías vieja bruja? Te duermes como si... como si... —hizo un sonido con sus labios, estaba molesto o mejor dicho, confundido. 

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pd: disculpen los errores.