El descanso en el que no pude descansar

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En el descanso de quince minutos entre la primera y la segunda parte decidí salir a tomar un poco el aire. Toda la gente que había allí me estaba empezando a sofocar y sentía que no podía respirar bien, pero en cuanto salí, me sentí mucho mejor. 

En la calle no había mucha gente, tan sólo algunas personas que pasaban de un sitio a otro. La cafetería estaba en un pequeño pueblo que estaba a media hora del centro. Me senté por fin después de muchas horas, y madre mía, que bien se estaba. 

Encendí el móvil y miré mis mensajes, y algunas otras redes sociales, todas hablaban de lo mismo, así que terminé apagándolo. Nos empeñamos tanto en ser iguales, en publicar lo mismo para que no puedan criticar, que no nos damos cuenta de que se vuelve aburrido, y que lo que te hacía diferente, poco a poco se desvanece, todo para que no puedan hacerte daño con las críticas, si en realidad da igual, si te criticaban antes, seguirán haciéndolo, hagas lo que hagas. 

La puerta que da a la calle se abre, y aparece un chico, bueno, corrijo, el chico. Aparto rápidamente la mirada para que no se de cuenta, y me hago la loca mirando el móvil, otra vez. Que poco me ha durado la paz.

-Aquí esta mi camarera favorita- comenta él-.¿Estás diciéndole a tus amigos que te irás con nosotros?

-Que va, están peleándose sobre quién me recoge de la cafetería.

-Pues que no lo piensen más, que te llevo yo, o mejor, te rapto y te llevo a un sitio mejor, nosotros solos, y dejo a estos tíos aquí- propone con una sonrisa como la de un niño pequeño a punto de hacer alguna travesura.

-No, gracias- le contesto sin mirarle a los ojos.

-Venga, vente- se sienta al lado mía, y me coge de la mano. Enseguida se la quito, bruscamente. Acción, reacción.

-Estoy en mi descanso, y quería estar sola, así que...

-¿Te estoy molestando?

-No, bueno sí, no es que seas tú, es que cualquiera me molestaría porque como quiero estar sola, cualquier persona me molestaría.

-Pero si yo fuera tu amiga no te molestaría- dice acercándose a mi silla.

-Em...sí, porque quiero estar sola-¿Cuántas veces tendré que decirle que quiero estar sola? Si es que no se entera, parece tonto. En realidad mi amiga no me molestaría, de hecho me encantaría que estuviere aquí y hablásemos de nuestras cosas, pero no. Así que, me aparto.

-Entonces, si tu amiga viniera y te dijera que quiere hablar contigo, le dirías que no- dice, volviéndose a acercar a mí. 

-Me estas hartando un poco, quiero estar sola, así que por favor vete ya.

-¿Qué?- pregunta. Se levanta y pone los dos brazos en su silla, y echa prácticamente todo su cuerpo encima mía, tan sólo nos separan de la cara unos centímetros. Si fuera otra ocasión, quizás, y sólo quizás, esto sería muy sexy y eso, pero a mí me parece de todo, menos eso. Adí que le empujo mientras me levanto y le digo que se largue, de mala manera porque ya me ha tocado las narices.

-Que esto ya no tiene gracia, que no quiero ir contigo y ahora mismo faltan dos minutos para que se acabe mi descanso así que lárgate.

-¿Perdona?

-Perdonado.


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⏰ Last updated: Jul 02, 2017 ⏰

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Una chica cualquieraWhere stories live. Discover now