Tocó el timbre y un par de segundos después el rubio cabello de su amigo apareció por la puerta, traía a la pequeña en brazos, aunque eso no le impidió que se acercara a abrazarlo como si no se hubiesen visto en años.

— ¡Gerard! —Exclamó invitándolo a pasar— Mírate, luces como una casa.

Gerard puso los ojos en blanco.

— Billie, dile al idiota de tu padre que se calle —dijo Gerard, dejando su chaqueta en el respaldo del sofá de la sala para sentirse más cómodo. Llevó las manos a su vientre y sonrió al ver a su amigo con la pequeña Billie en sus brazos.

— No le enseñes palabras. Ayer discutí con Pete porque le enseñó una mala palabra —suspiró Patrick.

— ¡Trasero! —gritó la niña entre risas.

Gerard no pudo evitar reír, aunque ahora que estaba cercano a vivir esa experiencia podía sentir lo mortificante que era para Patrick ver a su hija decir palabras totalmente lejanas a lo que cualquier padre primerizo querría escuchar. Aunque sentía que, tal como Pete, Frank iba a enseñarle un montón de palabras terribles a su pequeña antes incluso que pudiera decir "papá". Suspiró sabiendo que había poco que pudiera hacer al respecto y siguió los pasos de su amigo en dirección a la cocina. Había una sartén sobre el fuego, y Patrick dejó a la pequeña en su silla para comer antes de ir a mover el contenido del sartén.

— Cuando dijiste que venías me puse a preparar la cena —dijo Patrick, encogiéndose de hombros ante la mirada expectante de Gerard—, supuse que tendrías hambre porque cuando estás molesto olvidas comer.

— No estoy molesto —Gerard se defendió.

— Hoy se fue Frank, ¿No? —Patrick le dedicó una pequeña sonrisa y Gerard simplemente asintió como respuesta— Es culpa tuya —agregó, Gerard enarcó una ceja—. Pete y yo estamos en la misma banda así que si yo estoy en casa, él está en casa. Pero como My Chemical Romance ya no existe y Frank tiene sus propios proyectos, entonces no te queda más que soportar en silencio sus ausencias.

— No voy a reunir la banda solo para tenerlo más tiempo en casa, si es lo que estás intentando decirme —Gerard se cruzó de brazos. Incluso eso era incómodo porque usualmente los reposaba sobre su abdomen, pero ahora su abdomen tenía una criatura creciendo dentro y simplemente no había lugar para posar sus brazos que no fuera por encima de su vientre. Dejó ir un suspiro y desvió la mirada al suelo.

— ¿Apesta? —Preguntó Patrick.

Gerard asintió.

— Como no te imaginas... —Respondió— Usualmente no me molesta estar solo, tú lo sabes. Disfruto incluso que se vaya un tiempo porque así puedo trabajar mejor pero ahora con el embarazo... es difícil. Se supone que tenemos que estar juntos y necesito su apoyo a veces en cosas tan mínimas como ponerme los zapatos. Y detesto decirle que lo necesito junto a mí, porque él no entiende. Dice que puedo llamar a Mikey, o a mi madre, o a ti... pero ustedes tienen sus vidas apartes, no es justo que los arrastre a esto. Él tendría que estar conmigo aguantando todo esto, nadie más.

— ¿Sientes que está huyendo de sus responsabilidades? —Preguntó Patrick.

Gerard negó, pero luego frunció el entrecejo. De hecho, era precisamente eso lo que pensaba pero no lo había planteado de esa forma de su mente. Claro, Frank estaba huyendo de sus responsabilidades porque quizás tenía miedo, quizás estaba comenzando a arrepentirse, quizás... ¿qué probabilidades había de que lo estuviese engañando con alguno de sus compañeros de banda? ¿Y esa chica? Lucía sospechosa... aunque desde sus ojos celosos cualquier persona luciría sospechosa. Era estúpido ponerse a hacer conjeturas, sobre todo porque después de tantos años Frank nunca le había dado siquiera razones para sentir celos. Eran un equipo y se amaban como nadie que conocieran. Y esos solo eran obstáculos que sabrían sortear sin problema porque eran un matrimonio adulto, lo suficientemente adulto como para convertirse en padres y ser felices con eso.

— Huele bien, ¿No? —La voz de Patrick lo trajo de regreso.

Y no pudo evitar asentir, de hecho olía bastante bien. Se ofreció a poner los individuales y cubiertos sobre la mesa, y cuando Patrick se negó a aceptar su ayuda no le quedó otra que quedarse sentado cerca de Billie, mirando a esa pequeña niña que cada día lucía más grande, especialmente después de haber cumplido su segundo año de vida hace un par de meses. La cena era espaguetis con salsa boloñesa. Recibió su plato y desvió nuevamente la mirada a la pequeña, que esperaba paciente el suyo. Y cuando lo recibió comenzó a comer con las manos, manchando en cosa de segundos sus mejillas y su ropa, y aun así, Patrick tenía esa mirada de absoluto amor que nunca había visto en él hasta el nacimiento de Billie.

Él, desde su puesto de espectador podía darse cuenta de lo mucho que la vida y la visión de la misma cambiaba al momento de convertirte en padre. Lo había visto en Patrick, e incluso en Pete aunque con él era diferente porque ya era padre de un preadolescente. Pero había visto esa transición en los chicos, la forma en que sus vidas habían pasado de ser simples vidas de músicos con excesos de cualquier tipo y demasiado trabajo como para manejarlo bien a vida de padres. Patrick ya no fumaba, ya no ofrecían su casa para cualquier actividad del grupo de amigos, ya no salían los fines de semana y cuando lo hacían era a cenar a casa de algún amigo, siempre acompañados por la pequeña Billie. Y aunque en un comienzo había visto eso como algo horrible, algo que ni en un millón de años hubiese querido experimentar, y lo había expresado. Pero con el tiempo comenzó a envidiar eso... la complicidad que había entre sus amigos era aun más grande ahora que estaban a cargo de una pequeña vida, y la felicidad entre los tres era plena, podía notarlo. Y quería eso para él. Necesitaba esa metamorfosis en su vida.

— ¿Y ya te decidiste por hacer el baby shower? —Preguntó Patrick, limpiando la boca de su hija con un pequeño mantel con estampado de ositos.

— No quiero hacerlo —suspiró Gerard—, no es algo que me emocione.

— Pero es lindo —sonrió Patrick—, ¿recuerdas el mío?

— El tuyo fue lindo porque tienes amigos —Gerard hizo una mueca, tomando la servilleta para limpiar la comisura de sus labios—. Yo te tengo a ti y a mi familia y... ni siquiera me llevo bien con ellos.

Patrick rió.

— Pero puede ser algo pequeño, tu hermano, Raymond, Pete y yo, y de seguro ya hiciste amigos en tu nuevo entorno en los comics. Piénsalo Gerard, un montón de veces has dicho que esta pequeña será la única, así que cada momento tienes que hacerlo especial. Son recuerdos... será lindo hablarle de todas las personas que estaban emocionadas por su llegada cuando sea una jovencita, ¿No crees?

Gerard frunció los labios.

— Voy a pensarlo —dijo, y antes de ser obligado a añadir algo llenó su boca con espaguetis. Perdiéndose nuevamente en las acciones de Patrick con su hija. Porque la sola idea de verse experimentando lo mismo con su propia hija dentro de pocos meses era suficiente emoción y expectación para él. No necesitaba a más personas presente en ese proceso.

Bueno, sí lo hacía. Solo a una. Solo a Frank. 



NOTA: Originalmente Gerard iba a perder al bebé en este fanfic pero decidí editar eso porque descubrí que, de hecho, tengo un corazón que late. Y esto  no cuenta como spoiler porque ya no va a pasar(?). 

linger ・ frerardWhere stories live. Discover now