Capítulo 8: Sharon y electricidad

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-Ha sido demasiado fácil.- Egon se limpió el polvo de su cazadora y después guardó su navaja multiusos, manchada por una sangre morada del guardián de las brujas de un solo ojo. El cuerpo del cerbero comenzó a desintegrase hasta solo quedar un polvo espeso.
El muchacho sin perder más el tiempo se dirigió hacía el portal de dónde había aparecido el perro de trescabezas y se encontró en un pasillo blanco, protegido por estatuas armadas de tres metros. Al final el pasillo se encontró con una pared blanca y ninguna puerta. Egon entrecerró sus ojos y escrutó la pared. No era la primera vez que escuchaba que las paredes se podían embrujar y hacer que fueran como una especie de entrada camuflada. El chico de ojos azules sin vacilar ni un instante más, se lanzó contra la pared y no sintió nada.
Egon parpadeó un par de veces y se encontró en el interior de una cueva iluminada por la luz de un farolillo que se hallaba en la puerta de una casa pequeña y de color negra. En frente de él había un pantano formado por un líquido verde-marrón y que hacía burbujas espontáneamente. Estaba claro que eso era ácido y que sí la piel de Egon tocaba esa substancias tendría graves problemas. Además, había un camino formado por piedras separadas entre ellas a una distancia de dos-tres metros, que llevaban hasta el hogar de las brujas. La casa tenía forma de seta y estaba hecha de la misma roca oscura que la cueva. 
Finalmente, Egon se acercó a la orilla del pantano y comenzó a saltar las rocas con facilidad hasta llegar a la entrada de ese curioso domicilio. El muchacho estuvo a punto de picar a la puerta con sus nudillos, pero se dio cuenta que había un timbre. Así que pulso el interruptor y un sonido agudo advirtió la llegada del deleiter neutral.
En esos momentos Egon recordó las advertencias de Hades respecto a las brujas:
<<Las tres son hermanas y se llaman Telma, Delma y Selma. Parecerán agradables y extrovertidas, exceptuando Selma, la cual tiene un carácter un tanto particular. Que no te engañen, joven Black. Son las maestras del mismo Demonio y harán cualquier truco de persuasión para conseguir que tu alma les pertenezca y forme parte del nuevo guardián que se formará al inicio de un nuevo siglo. ¡Oh! Y sobre todo: no toques nada.>>
E inesperadamente, la puerta se abrió. En ella apareció una mujer de medio metro y de piel verde. Vestía una túnica y lucía un único ojo en el centro de su frente. Por las descripciones de Hades, el joven sabía que aquella bruja era Telma. La criatura le sonrió divertida, mostrando sus encías sin dientes.
-¿Pero a quién tenemos aquí?- Anunció la bruja.- ¡Sí es el temido Egon Black! ¡Hermanas, hermanas! ¡Corred, venid a observar la belleza que capta nuestro ojo!
Antes que Egon pudiera mencionar que estaba totalmente de acuerdo con su belleza abrumadora, otras dos criaturas aparecieron en el umbral de la puerta. Las otras dos brujas también vestían una túnica como Telma, pero a pesar de ir con el mismo vestuario y tener el mismo color de piel, era sencillo distinguirlas. Delma lucía un parche en uno de sus ojos y varios cabellos dorados bailaban sobre sus hombros. Por otro lado estaba Selma, la única de las tres hermanas que tenías dos cuencas donde deberían de estar sus ojos y una araña colgándole de un hilo en uno de los orificios de su nariz.
Delma le arrancó el ojo a su hermana Telma y se lo colocó en el espacio que no estaba ocultado por su parche. El ojo parpadeó para adaptarse y a los pocos segundos, la pupila rojiza enrojeció. Delma mostró una sonrisa, mostrando sus dientes amarillos.
-¡No puedo creérmelo!- Exclamó la bruja.- El Desalmado Black visitando a unas viejas ancianas jubiladas de la magia negra.
-Déjame ese ojo.- Selma alargó su brazo y le arrebató el ojo para colocárselo en la cara.- Sin duda tienes que estar muy desesperado para osar venir a vernos.
-La verdad es que estoy aburrido de matar humanos. Necesitaba una nueva aventura.- Telma y Delma se rieron, pero lo único que hizo Selma es sorber con fuerza y hacer que la araña se introdujera en el interior de su nariz.- Según tengo entendido no estáis del todo jubiladas ¿verdad?
-¡Oh, ya veo!- Dijo Delma mientras mostraba sus encías.- ¿Tú has venido para que te concedamos el deseo del siglo XXI, verdad?
-Veo que son más astutas de lo que han escuchado mis oídos.- Alagó Egon, mostrando una sonrisa que solamente Selma captó.- ¿No me van a invitar a entrar para negociar mi deseo?
-Por supuesto.- Dijo Telma mientras le estiraba el brazo.- ¿Te importaría guiar a esta vieja ciega hasta el salón?
-Creo que sus hermanas conocerán mejor el interior de su seta que yo, además, estoy seguro que mi piel no sobreviviría al rozar el ácido con el que está hecho su piel.
-¡Oh, sí, sí, sí!- La voz de Delma se mezcló con una carcajada aguda.- ¡Este chico es muy inteligente!
-Llegas demasiado tarde, estúpido deleiter.- A comparación de Delma y Telma que parecían divertirse mucho con el nuevo juguete, Selma aparentaba tener prisa para echar a Egon de la entrada de su casa.- El deseo del siglo XXI ya ha sido concedido.
-¿Y qué deleiter lo ha gastado?
-¿Y a quién le importa?- Replicó ella.- Los deleiters hacéis miles de cosas y nunca nadie recuerda vuestro nombre.
-Estoy seguro que por ser el Desalmado Black quién os ha visitado podemos llegar a un acuerdo beneficioso para los cuatro.- Propuso Egon con una de sus brillantes sonrisas.- ¿Qué me decís?
-Lo sentimos muchacho.- Esta vez quién hablo fue Delma, la bruja del parche.- Nuestra magia negra solo es prestada a los deleiters una vez por siglo ¡Jamás nos saltamos las normas!
-Los Dioses dentro de poco serán destruidos.- Explicó Egon.- No tenéis porque preocuparos por ellos.
Esas palabras hicieron que las tres brujas comenzasen a reír, incluso el ojo que todavía llevaba Selma -la más amargada de todas- comenzaba a humedecerse a causa de las lágrimas.
-¿Nosotras temer a los Dioses?- La voz de Selma era sarcástica.- ¡Por favor, deleiter! Nos suplicaron de rodillas que nos marchásemos del mundo de los humanos por el pavor que tienen por nuestros poderes oscuros.
-¡Incluso nos regalaron un mundo solo para nosotras!
-Sí… muy hermoso, por cierto.- La voz irónica de Egon hizo que las tres brujas dejasen de reírse. Estaba claro que la arrogancia del joven deleiter neutral no les hacía tanta gracia.
-Está bien, joven Black.- Empezó a hablar Selma, la representante de las tres brujas.- Hagamos un trato con una condición.
-Os escucho.
-Como te hemos dicho, nosotras no estamos dispuestas a concederte ningún deseo en este siglo porque uno de tu especie ya lo ha utilizado. Pero te damos dos opciones: o bien puedes esperar un siglo y volver a visitarnos, o bien puedes rezar para que los poderes que despierten en ti sean los de un deleiter tempus y venirnos a visitar al siglo XVII.
-¿Tengo qué tomármelo como una invitación para volver?- La bruja más alta de todas le mostró su sonrisa y al igual que su hermana Telma, tampoco tenía dientes.
-Te estaremos esperando, Desalmado Black.

El diario de una manzana podridaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ