¿Esto es amar?

Esto es desagradable. (F)

Comenzaba el nuevo ciclo escolar, acababa de mudarme a una nueva ciudad, más grande de la que vivía antes.
Mi nueva escuela, amigos y experiencias me traían mucho temor; Soy Fátima, tengo 14 años y curso 3 grado de secundaria; soy una persona algo diferente, me encanta leer, sin mencionar que amo la saga de Percy Jackson.
Físicamente bueno, no soy lo que un hombre de secundaria realmente desearía.
Tengo un buen físico, si. Mi cadera marcada, delgada y algo alta pero no tengo unos senos que me decoren o un trasero que seduzca.
Soy muy seria pero tengo mi sentido del humor y lo muestro a quien creo que merece que se lo muestre.
Mis ojos son de un color marrón muy profundo, tanto que mis pupilas no se alcanzan a ver ni de cerca, cubiertos de montones de pestañas rizadas y de color negro, mis hoyuelos decoran mis cachetes y los frenillos decoran mi sonrisa.
Si, muchos me dicen que soy linda pero yo, no me veo como tal, creo que soy una persona más entre muchas y ya. No soy la excepción de nada.
Estar en mi salón era algo molesto. Nadie leía, todos eran muy ruidosos y alterados sentía que nunca me acostumbraría a eso porque parecía una horrible pesadilla; mis maestros bueno, tal vez eran pasables pero no mejoraban nada.
Las únicas dos personas que hacían de esa pesadilla de salón en una hermosa historia de fiesta de azúcar y algodón eran Liz (Elizabeth) y Jo (Johanna)
Las dos son de estatura baja pero son totalmente adorables aún que, sabía que me costaría muchisimo agarrarles confianza.
Recuerdo que el primer día de 3 grado Jo no llegó, solo Liz me vio sola y se acercó.
Recuerdo bien como sucedió.
- Hola, ¿ te gusta la soledad?
- Umm, hola, en realidad me encanta pero, no te preocupes. Soy Fátima, que tal.
-Soy Liz, bueno, Elizabeth pero Liz está bien para mí.
- Lindo nombre Liz. Dime ¿tú también eres nueva aquí?
- Oh, no no no. Llevo aquí todos los otros dos años solo que mi amiga Jo no vino, faltara unos días más.
- ¿Jo? Vaya nombre.
Francamente para ser yo, esa charla ya era muy larga, nunca antes alguien se me acercaba a platicar tanto conmigo.
Y cuando creí que la conversación había acabado y era el momento en donde ella tomaba sus cosas y huía bueno, ella no rompía la charla.
- Se llama Joanna en realidad, pero siempre me ha dicho que le diga Jo, es una persona con un vocabulario nada decente pero es una persona sumamente hermosa, tendrás que conocerla muy bien para que sepas el cariño tan hermoso que puede brindarte, en serio.
-¡Ja! ¿Mal hablada? Nunca había escuchado de alguien con vocabulario obsceno pero con corazón de pollo.

La conversación seguía y seguía y yo no podía creerlo.
Alguien por fin no se aburría del tono de mi voz o de contarle de mi vida cotidiana
Parecía que le era interesante y eso me hizo sentir bien en un día más en una escuela que sinceramente no me gustaba.
Eso no es todo, la real cruel pesadilla empieza al entrar al salón ya después de una semana de clases.
En mi salón había un chico supuestamente con las mismas características que yo.
Y si, probablemente si.
Callado, reservado y sin muchas amistades.
Siempre se alejaba de mucho en las clases y en receso, siempre estaba solo.
Todo comenzó ese día, después de una semana todos murmuraban mientras nos veían a él y a mi.
Ese chico, por número de lista siempre se tenía que sentar atrás de mi, siempre.
Y su cumpleaños era un día antes del mío.
Yo, 16 de noviembre; el 15 de ese mes.
Muchas cosas en las que la coincidencia era mucha pero lo irónico era que su nombre no lo sabía.
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Pronto llegó Jo, Liz y ella se recibieron como si tuvieran años sin verse, su amistad era y es hermosa.
Jo se presentó ante mi y si, su vocabulario era muy directo y sin duda, obsceno.
Cuando me di cuenta Jo ya sabía todo, sabía que el salón ya andaba con rumores de que Ese chico y yo teníamos muchas coincidencias y que debíamos ser algo o así...
Jo comenzó a hablarme de él, su nombre, Antonio.
Jo me contaba que ella y él se llegaron a llevar muy bien pero que de un solo, todo se fue a la mierda. Si, así lo dijo Jo.
Antonio era muy lejano a todos, no tenía amigos y solo lo veías caminando por ahí.
Las bullas en el salón crecían cada vez más y más y era insoportable.

- Fátima... Faatima... ¡FATIMA! - Me gritó Jo
De alguna manera me quede pensando tanto que me desconecte de todo.
- Lo siento, no sé qué me sucede. - Respondí.
Jo solo se quedó viéndome, y de un momento a otro ella ya secreteaba con Liz.
Creí que ya estaban murmurando sobre todo lo que decían y yo no tenía idea de cuál era en sí el rumor o ni quien lo había comenzado.
Estaba tan confundida, me sentía extraña, era algo que nunca nunca me había sucedido.
La bulla por ser muy parecida a alguien que ni su nombre recordaba a veces.
Estaba desesperada en saber exactamente cuál era ese rumor del que todos murmuraban pero, también traía un cargo de empezar a comunicarme con Antonio y ver si realmente éramos tan parecidos como todos decían.
Esto definitivamente me comía viva y era nefasto y desagradable.
Necesitaba saberlo todo ya.