- Ni me lo recuerdes, aún no supero que intercambiamos nuestros chicles. - Conteste haciendo una cara de asco.

Ella volteo a verme enfadada por recordar que masticó mi chicle con mi saliva, aunque prácticamente ella tubo la culpa y yo igual la lleve yo igual Mastique el suyo.

- Eramos tan tontas. - Contesto cuando dábamos la vuelta en la esquina del edificio al cual nos dirigimos. - Lo único que quiero Al es que dejes aunque sea ponerte un poco de color en tu ropa, tal vez y te consigues por lo menos unos cinco chicos. - Hablo mientras abría las grandes puertas del edificio y entrábamos.

- No estar interesada en esa mierda. - Conteste imitando a un chico de una película que miramos cuando teníamos catorce.

- Eres increíble algún día llegara un chico que te hará caer asta el fondo y yo estaré ahí para reírme. - Dijo picando el botón del ascensor al piso cuatro.

Mejor ya no dije nada por que solo escucharía más habladuría de luciana y sus novelas románticas que crea en su pequeña rubia cabeza.

Cuando llegamos al piso cuatro cada una entro a una oficina diferente donde nos anotaríamos, fue muy rápido lo que agradezco con el alma por que solo quería salir corriendo a alguna cafetería a desayunar algo ya que lo que luciana había tratado de cocinar podía jurar que se movía.

Cuando salí de la oficina de inscripción de pintura me cerciore de no tomarme a luciana ya que le había mentido diciéndole que me dolía el estomago para no tener que comer su cosa lo que sea que cocino.

Cuando iba a entrar en el ascensor un chico de anteojos estaba dentro y las puertas casi cerraban pero fui más rápida y entre dentro. El chico me miro raro por que me vio llegar con luciana y escucho cuando decíamos que la que saliera primera esperaría a la otra.

Voltea a verlo seria y hice la seña con mi mano de que se callara, el solo volteo hacia el lado contrario avergonzado.

Cuando logre salir del edificio prepare mis piernas para que pudieran correr más rápido que Ana guevara, tome mi bolso casi aderiendomelo al cuerpo por si algún tramposo quería robarme.

Mientras corría tecle un rápido mensaje para luciana.

Lo siento tengo diarrea no podía esperarte.

El más estúpido mensaje del mundo pero con suerte ella si lo iba a creer.

En el transcurso de mi maratón al ala cafetería ochenta y seis choque con prácticamente siete personas, dos perros y una cucaracha. Este día en los ángeles estaba haciendo un calor un poco severo o tal vez yo lo sentia un poco más por llevar casi toda mi ropa oscura, cuando logre llegar a la cafetería entre sin percibir que haría un tremendo ruido al entrar.

- Ya veo quien llego pero si es nada más y nada menos que mi pintora favorita, dime Alexa quieres dedicarte a los maratones de carreras. - Dijo peter el dueño de la cafetería con el cual me llevaba bastante bien, es un señor de cuarenta años que tiene una libera obsesión Por los gatos me a pagado bien por los quince cuadros que le e echo de sus preciados gatos.

- Ni de coña corro de nuevo, me escape de las garras de luciana hoy cocino y creeme si hubiera probado tan solo un poco ahora estuviera con el señor. - Le dije dramatizando mientras caminaba y me sentaba en unas sillas de la barra.

El río como si le hubiera contado el mejor chiste del mundo, por eso me caía bien peter si le contaba que una mosca paso por un lado de mi ríe asta que llora, creo que tal ves imagine a la mosca bailando tango con otra o yo que se las locuras de la cabeza de peter.

- Pedirás lo de siempre?. - Pregunto peter cuando termino de reír de mi inexistente chiste.

Yo solo asentí a lo cual el rápidamente se fue a preparar mi súper comida nutritiva, algún día estaría en el hospital agonizando de diabetes pero por hoy disfrutaré el chocolate como si fuera mi ultimo día.

Tirando de esperar por mi comida empecé a ver la decoración del lugar que por cierto me sabia de memoria, los discos de vinilo estaban colgados en las paredes como siempre y el la esquina había una rockola que para que mentir tenia la mejor musica del mundo. Me levante y camine hacia la rockola para poner alguna canción mientras veía cual canción poner mi vista fue a caer a una de las mesas del fondo, un hombre vestido por completo de negro se encontraba viendo cada uno de mis movimientos, no pude ver su rostro ya que llevaba una chaqueta con gorro y lentes que lo cubrían por completo.

- Alexa tu pedido ya esta. - Grito peter desde la barra por lo que me hacer que despacio viendo hacia donde estaba el hombre sin rostro, me producía una especie de temor y confusión.

Llegue a la barra donde se encontraba peter se encontraba con mi pedido, me senté y acomode mi plato y baso.

- Peter quien es aquel hombre de la ultima mesa. - Pregunte bajo mirando a peter.

Peter volteo hacia donde yo le decía y fruncio el entrecejo  al mirar hacia la mesa, tal vez ni siquiera sabia que alguien estaba ahí peter podía ser muy despistado.

- No hay nadie en la ultima mesa Alexa nadie a pedido nada más que tu y las señoras de la mesa junto a la ventana. - Dijo confundido viéndome creyendo que estaba dormida o algo parecido.

- Te juro que un tipo de negro estaba ahí, no dejaba de verme. - Le dije lo mas seria posible para que me creyera.

El solo río y siguió limpiando unos trastes que tenia mojados en la barra.

Nadie sacaría esa imagen de mi cabeza, ese hombre era tan raro yo sabia lo que había visto y nadie haría que pensara que me lo había imaginado.

( Nuevo capítulo voten comenten y sigan)

Besos:*

Después De Que El Sol Se Oculta. Where stories live. Discover now