Este grupo de chicas, que se hacía llamar las UCI, pero nadie excepto ellas, sabía con exactitud que significaban esas siglas, por lo que era frecuente la especulación sobre su significado. JJ, Kevin y yo también habíamos intentado encontrar respuesta, aunque siempre buscábamos lo más ridículo. La mejor que teníamos era Unión de Ceros sin Inteligencia. Una brillante ocurrencia de Kevin para denominar al grupo más "popular" de nuestro curso.

Y pensar que en su momento intentaron mezclarme en ese grupo. Desconocía el motivo que las llevo a semejante estupidez. La conversación fue más o menos así:

─Tara Miller, no seas tonta y acepta nuestra oferta. Créeme que no te arrepentirás jamás ─me había dicho Charlotte con su espanto tono repelente.

─Charlotte, ya te lo habré dicho como un millón de veces. No me interesa ─repetí con un tono cansado, deseando alejarme de ellas.

─Venga anda, anímate y únete a nosotras. Eres una chica guapa, podrías tener a cualquier chico a tu alcance si te unes a nosotras ─trató de convencerme Cynthia.

─Además nadie se podría meter contigo por ser inteligente, mírame a mí ─añadió Hannah.

─Déjala. Si prefiere estar con la friki de Jennifer ─gruñó Mary.

Esto fue lo que más me había cabreado.

─¿Cómo has dicho? ─pregunté enfadada, aunque pensaron que era incredulidad.

─Bueno es cierto que tendrías que renunciar a ser amiga de Jennifer. Ella jamás podrá ser una de nosotras porque es una friki ─trató de aclarar Charlotte, aunque no había nada que aclarar.

Después llegó nuestra intensa discusión que incluye numerosos insultos, por lo que no merece la pena hablar mucho más de ello. El caso era que, desde entonces, Charlotte me odia de una forma indirecta y... peculiar. Me costaba creer que por algo así se enfadara de esa manera. Pero conociendo su particular carácter, nunca sabías con que versión de Charlotte te ibas a encontrar.

Entre mis divagaciones sobre el pasado, finalmente las UCI llegaron a nuestra mesa. Estaban las cuatro de pie, con sus bandejas de comidas, luciendo, como era costumbre, ropa cara y veraniega, zapatos con bastante tacón y bolsos enormes y de marca. Lo que más llamaba la atención era el exceso de maquillaje.

─¡Hola Kevin! ─saludó esa espantosa voz pija de Charlotte─. Por un casual no tendrás pareja para ir al baile, ¿no Kevin?

"¿Por qué repite tanto su nombre?", me pregunté. Parecía más tonta de lo que la consideraba.

─Pues a decir verdad, no ─respondió Kevin, dándose la vuelta─. Y a tu siguiente pregunta también te respondo y mi respuesta es no.

─Deberías replantearte esa contestación ─intentó convencerlo Charlotte─. Con lo bien que nos lo pasamos el año pasado...

─Sobre todo ella ─me murmuró JJ al oído, lo suficientemente alto para que lo oyeran las UCI─. Por lo menos este año Kevin ya sabe lo que le espera si acepta...

Ninguna de las dos pudimos contener una pequeña carcajada.

─Muy graciosa Jennifer ─replicó Cynthia, solo le faltó darnos un aplauso─, y lo mismo te digo a ti Tara.

─Gracias, pero no te hemos pedido opinión ─le dirigí una sonrisa vacilona mientras por debajo de la mesa le chocaba la mano a mi amiga.

─Decid lo que querías, si hacen buena pareja, vuestras bromas infantiles se quedan cortas ─nos espetó Hannah.

JJ y yo tuvimos una de nuestras miradas de complicidad acompañada de una risita. Y es que no era fácil tomar en serio a Hannah cuando intentaba decir algo inteligente o maduro.

La Hechicera ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora