Ataque

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-Señor- Julius el centinela soltó con un último resuello – están en el salón

Byron Bogdónov  se alejó el mirador del ojo y sonriendo hizo una señal a sus hombres para avanzar, mientras que el rechoncho centinela seguía intentando recuperar el aire.

A medida que iban avanzando Byron y sus hombres cortaban silenciosamente los cuellos de los guardias y los escondían, donde se podía. Avanzaron a paso seguro. La noche era aliada de su secreto y el viento estaba a su favor, parecía que aquello era demasiado perfecto para ser verdad...

"INTRUSOS" Grito uno de los vigías que estaba escondido en la cima de una torre

-Yo me encargo- Julius apunto arco y flecha y de un certero tiro, derribo al hombre de su puesto.

Pero demasiado tarde, una brigada de soldados salto de los arbustos y por el camino que necesariamente tenían que cruzar.  Arrojándose a los brazos de la muerte guerreros y soldados se enfrentaron con un grito de batalla, chocando espadas, esquivando flechas y cuerpos derrotados.

-Byron Bogdónov- escupió uno de los soldados antes de chocar su espada con la del hombre

-Siempre es un placer verte Porter- otra estocada- ¿Cómo está tu oreja?

En respuesta Porter le abrió una herida en el brazo

-Maldito bastardo- se quejó Byron- me atacas porque sabes que no voy a matarte- le pateo el estómago, haciéndolo caer sobre su trasero y rodar hasta terminar boca abajo – al menos hasta que verte sufrir ya no me haga gracia – y con un movimiento suave de la muñeca, blandió su espada cortándolo profundamente en la mejilla

-Julius – grito Byron- cúbreme la espalda- después de un asentimiento por parte de su primo continuo – Johansson, a la infantería

-Byron- grito Fidel mientras se quitaba a un soldado de encima y le clavaba la espada en el pecho- no tenemos suficientes hombres para eso. Deja que los Mordiguens acaben con ellos.

La caterva de Byron se había unido a la legión de los Mordiguens con una condición, el los llevaría hasta donde los ángeles caídos y ellos los ayudaban a entrar a la fortaleza.

Infierno, si, era verdad, se había distraído de su verdadera misión

-Nueva orden- se rectificó- Johansson, Morterm, Louis maniobra Michel

-si señor

La maniobra Michel consistía en crear una distracción lejana, fantástica y que durara por lo menos media hora- la habían nombrado así por el hombre que la invento y valerosamente dio su vida creando la maniobra, Michel Pharrel.

-Julius, Falcón, Smith conmigo – después de acatar la orden con un asentimiento marcado de la cabeza, los hombres se dividieron y corrieron a realizar sus tareas.

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Anjheline acariciaba dulcemente a un conejo blanco con una mancha negra alrededor del ojo, sentada a las afueras del laberinto que Crow había construido especialmente para ella,  le cantaba una suave canción, intentando olvidarse de sus penas.

-Tu defecto te hace hermoso- le acaricio la mancha negra y el animal automáticamente cerro los ojos – levanto la cabeza inquieta al mismo tiempo que el animal se ponía alerta, firmes trotes la hicieron fijar la vista al frente, entre las dos paredes que formaban el pasillo del laberinto. Un grupo de hombres pasó corriendo a toda prisa por allí, excepto uno bastante relleno que se detuvo a descansar con las manos apoyadas sobre sus rodillas... cuando el individuo levanto la vista, el conejo hecho a correr lejos de la falda de Anjholine y esta se puso de pie, repentinamente alarmada.

Linaje Where stories live. Discover now