- ¿Y nosotros?

- Allá. - señaló al lado contrario y de nuevo quise salir corriendo al auto. Era el doble o triple de grande que el área de los niños, había enormes árboles, ramas, había zonas con césped crecido, otras eran terracerías, charcos, lodo, casi puedo jurar que hasta el cielo se obscureció y se escuchó el típico trueno de película de terror.

- Rugge, ya se me quitaron las ganas otra vez. - le dije haciéndome hacia atrás.

- Solo es un juego. - rió y me tomó por las mejillas recorriendo con su mirada cada centímetro cuadrado de mi rostro.

- Con que una amiga ¿eh? - volteé y era Maxi el que reía.

- Karol ¿quieres ser mi amiga? - me preguntó Agustín y Ruggero lo acribilló con la mirada.

- Tranquilo hermano... - Maxi palmeó la espalda de Ruggero. - Ya te vengarás de él en el juego. - puso su careta y entró al campo brincando la malla.

- Vamos. - tomó mi muñeca para evitar que escapara, cruzamos la primera cerca y luego la segunda que estaba al menos cinco metros más alta que la primera, seguramente para evitar balas pérdidas.

El juego comenzó y todos corrieron a ocultarse así que también lo hice.
El primero en caer fue Agustín que tal y como Maxi lo había dicho, Ruggero se vengaría en el juego. Salió del campo. Parecía una pintura abstracta hecha con amarillo, naranja, rosa, celeste y verde que al mismo tiempo se mezclaban y hacían colores nuevos.

- ¡Perderán! - gritó Carter mientras corría entre las ramas ocultándose.

- Con esa niñita no lograrán nada. - ¡estúpida! ¿Se refería a mí?

Me puse de pie, estaba molesta.
Me oculté detrás de un tronco y asomé mi cabeza, logré ver la mitad del cuerpo de Ana y también la espalda de Carter, estaban a solo unos cuantos metros de distancia uno del otro ¿A quién primero? Debía actuar rápido antes de que cambiaran de lugar.

- Seguro ni cargar el arma podrá, tal vez una uña se le rompa. - solo escuché un "porque no te callas" de Ruggero, estaba molesto también pero seguido de eso detoné el arma cinco veces. Las cinco cayeron sobre Carter dejándolo fuera del juego.

- ¿Pero qué? - gritó volteando a todas partes tratando de encontrar de donde habían venido los tiros. - ¿Tan rápido? - caminó con fastidio hacia la reja, donde Agustín veía el juego.

Llegó y se sentó a lado de éste, claro, después de atravesar la lluvia de pintura provocada por Ruggero y Maxi.

- Buena esa Maxi, ni siquiera lo había visto. - escuché a Ruggero a lo lejos.

- Yo no fui. - contestó riendo. - Ha sido tu novia, que forma de tirar.

- Gracias. - contesté ocultándome de nuevo. Ahora solo quedaba Ana y me aseguraría de acabarme los tiros con ella.

El siguiente en irse fue Maxi, quien con un descuido una bala verde dio en su careta.

Iban cerca de veinte minutos de juego y quedábamos solo tres. Ruggero corría atravesando el campo y justo a un tronco se le ocurrió ponerse en su camino haciéndolo caer en el lodo. Más de diez balas dieron en su espalda, estaba fuera.

- Vamos barbie, sal ahora. - esto ya era el colmo, había sido paciente pero ya no más. - Vaya, no eres tan cobarde. - me puse de pie y salí.

- Mira, córtala ahora mismo. - lancé el arma al piso. - No sé quién demonios te creas para estarme jodiendo, pero chica… tengo un límite. - hablé a la nada, ya que no salía.

- Karol. - me llamó Ruggero.

- ¿Viste? - seguía hablando con la nada. - La "florecita del campo" - dije uno de los otros apodos que me había puesto durante el juego. - resulto tener más pantalones que tú, abres y abres la boca, pero no das la cara. - Ruggero se puso la careta y entró, mientras que por el otro lado escuché que dejaba caer el arma.

- Muchos pantalones hueca, te los voy a sacar a golpes. - caminó rápidamente hacia mí y no me moví ni un centímetro.

- Dale… quiero ver si puedes. - le dije frente a frente.

- Aléjala de mí si no quieres que le reconstruyan su carita. - se dio la media vuelta para caminar hacia la salida.

- Suéltame. - hice a Ruggero a un lado y me di la media vuelta y me agaché para tomar el arma. Uno, dos, tres, cuatro, cinco tiros... Tres en la espalda, dos en la careta. - Ganamos. - dije al momento de que la pelirroja volteara a verme con su rabiosa mirada. Y de fondo se escuchó un grito victorioso de Maxi.

"Ana" corrió seguramente por su arma al igual que Ruggero, de pronto ya no era una lucha por equipos era un todos contra todos.

- Gané ¿viste? - le presumí pasando mis manos por su cuello.

- Me sorprendiste. - confesó acercándose aún más a mí. Su rostro estaba todo manchado y seguramente yo estaría igual.

- Te ves lindo de morado. - dije riendo.

- Y tú de verde. - no me dejó decirle nada más ya que atrapó mis labios en un perfecto beso. Que a pesar del amargo sabor de la pintura era uno de los mejores besos de mi vida.

- Me encantas Sevilla, me encantas. - dijo entre besos y fue ahí cuando me sentí la peor persona del mundo.

Me, Myself And IWhere stories live. Discover now