21

4.4K 330 27
                                    

- ¿Yo? - soltó una carcajada. - ¿Gustarte? Por favor... - dijo irónico. - A ti te gustan los engreídos esos, con dinero, popularidad y autos deportivos. - describió con exactitud a Michael.

- Tú me criticas mucho sin siquiera conocerme. - empecé a acariciar su cabello.

- No necesito conocerte más para saber como eres. - contestó seguro.

- Ya te lo dije Rugge, - dije mientras me acercaba lentamente a sus labios. - voy a hacer que te tragues tus palabras. - susurré sobre sus labios, los cuales entre abrió esperando que lo besara. Pero al contrario, lo solté y de un brinco bajé el escalón. Sacándole la vuelta caminé hacia la puerta. En segundos Yoselin y Alex bajaban las escaleras.

- Rugge, - dijo el pequeño. - ¿puedo ir a casa de Daniel? - perfecto, tendríamos la casa para nosotros solos.

- Está bien, pero pasaré por ti a la misma hora que por Yoselin. - le dijo y Alex sonrió.

- Lindas botas Karol. - dijo Alex riendo.

- Lo ves… - alargué dirigiéndome a Ruggero. - tú eres el único que no las aprecia. - le reclamé.

- Sí claro. - dijo sarcásticamente. - Bien sabes que te estás muriendo por ponerte tus zapatos y tirar esas a la basura. - tenía razón.

Después de detenernos en una tienda de juguetes, para comprar un regalo, dejamos a Yoselin en la fiesta de cumpleaños y a Alex en casa de su amigo. La fiesta terminaba a las ocho de la noche, así que tendríamos casi tres horas y media solos.

- ¿Cuánto fue de lo de Yoselin? - preguntó sacando su billetera de la bolsa trasera de su pantalón.

- No fue nada. - dejé mi bolsa en uno de los sillones de la sala. - Fue un regalo que yo le hice a Yose. - era verdad, además yo creo que Ruggero se infartaría con la cuenta, cualquier persona lo haría. Excepto mi madre que tiene cosas más importantes que hacer que revisar en qué uso mi tarjeta.

- Claro que no. - dijo serio. - Te lo pagaré ¿cuánto fue? - preguntó nuevamente.

- Ya te lo dije.

- Si estás tratando de quedar bien, no lo vas a lograr comprando a mi hermana. - me señaló con su dedo índice.

- Es de mala educación señalar a las personas. - bajé su mano. - Y no. - reí. - No estoy tratando de quedar bien, y mucho menos tratando de comprar a tu hermana. - no mentía. - Además ¿por qué me interesaría quedar bien contigo? ¿Quién te crees? - levanté mi ceja izquierda.

- ¿Lo ves? - habló y dio un paso hacia mí. - Primero me besas, te beso, te "ofendes" - seguía acercándose a mí y por instinto comencé a retroceder. - Dices que solo tú puedes jugar conmigo, luego te gusto y ahora no soy nadie importante. - su mirada era tan intimidante. Estúpida pared, como te atreves a evitarme el paso. Ya no podía retroceder más. - Ves por qué te considero una hueca, egocéntrica, que solo piensa en lo que quiere y le conviene, que… - no lo dejé seguir con mis "defectos" y como otras veces lo tomé del cuello y lo atraje a mí, solo que ahora yo marcaba el ritmo evitando que notara mi inseguridad ya que no estaba muy confiada de que me siguiera. Pero al parecer me equivoqué.

Apegó su cuerpo al mío, tanto que ni la más mínima corriente de aire era capaz de pasar entre nosotros, sus manos se posaron en mi cintura sosteniéndome con firmeza.

Su lengua se introdujo de abrupto en mi cavidad, el roce de su carnoso miembro era algo delirante. El abastecimiento de oxígeno en mis pulmones comenzaba a disminuir. Me separé de sus labios tratando de recuperar la mayor cantidad de oxigeno posible, eché mi cabeza hacia atrás dándole el acceso total a mi cuello, el cual con desenfreno comenzó a besar volviéndome totalmente loca.

Regresó a mis labios, rosaba, mordía, succionaba, hacía con ellos lo que le placía, y por mí, no había problema alguno. Una de sus manos que masajeaban mi cintura mortalmente comenzó a bajar hacia mi cadera hasta llegar a mi pierna, alzó esta a la altura de su cadera, en automático entendí y me sujeté de su cuello, sin nunca separar nuestros labios me levantó como si pesara menos que una pluma, rápidamente formé una llave con mis piernas alrededor de su cintura para evitar ser atraída hacia el piso.

Me, Myself And IWhere stories live. Discover now