Capítulo 22: Gregory

Comenzar desde el principio
                                    

Miré la puerta con curiosidad, no tenía cerrojo. Fruncí el entrecejo con disgusto, la muchacha estaba intentando abrir la puerta entre gritos. No iba poder aguantar mucho sus empujones, estaba débil. ¿Quién no pone un cerrojo en una puerta de baño? Es el sitio donde necesitas más intimidad. Cogí una de las sillas que estaban de decoración junto a la puerta y la atasqué como pude. Me apoyé en la puerta recuperando fuerzas con una sonrisa en la boca, no sabía para qué querían una silla dentro del baño, pero en esos momento lo agradecí.

Llegué a trompicones hasta el lavabo mientras oía de fondo las quejas. La luz del espejo se encendió automáticamente sobresaltándome mientras la voz de una mujer me daba los buenos días. Me quedé atónita observando el espejo cuando empezaron a aparecer gráficos del tiempo total de horas que había dormido; la duración de las distintas fases del sueño; e incluso apareció una gráfica con mis movimientos durante el sueño. Todo esto a la vez iba siendo narrado por la voz.

—¡Guau! Es alucinante —dije incapaz de cerrar la boca por el asombro. Las cosas del segundo sector siempre me maravillaban. Cuando desapareció toda la información me pude centrar en mi reflejo. "Vaya pinta", pensé. Estaba muy pálida, con los ojos hinchados y se me veía muy delgada. Todo el conjunto me daba un aspecto enfermizo, aunque por lo menos ya no quedaba restos del hematoma. Lo único que lo salvaba era el gesto relajado del rostro en el que se dibujaba una pequeña sonrisa. La camisa blanca de hospital que me cubría y mi pelo corto revuelto, no ayudaban a mi imagen de persona sana. Intenté peinármelo, pero me quedé a medio camino observando mis manos. Estaban vendadas. Las moví con cuidado, no me dolían. En general, aunque un poco atontada, me sentía muy bien.

Una vez sacié mi sed, eché un vistazo al baño. Era tan grande como mi casa. Ir al inodoro que estaba en la otra punta me iba a suponer un reto.

Cuando por fin llegué a él me sobresalto escuchar de nuevo a la mujer del espejo.

—¡Venga ya! —murmuré molesta. Era terriblemente incómodo. Me resultaba imposible hacer pis mientras me preguntaba si quería saber las noticias del día. Estaba casi segura de que era una máquina, pero aun así no fui capaz de desahogarme. Frustrada me levanté y me dirigí a la puerta.

Al abrir la puerta me encontré con cuatro pares de ojos mirándome. Me centré en los únicos que me importaban en ese momento y que se dirigían a mí para recibirme con un abrazo cariñoso. Me agaché envolviendo con mis brazos a Tony. La verdad es que no me había preocupado por él. Que raro... estaba totalmente tranquila y segura de que estaba bien. Lo achuché con ganas, cómo quería a ese pequeño. Lo besé con cariño sin poder dejar de sonreír. Cuando alcé la vista me encontré con esos ojazos verdes que habían invadido mi sueño. ¡Dios qué guapo era! Le sonreí de forma bobalicona. Como respuesta me frunció el ceño y un brillo de irritación asomó por ellos. "Nada que ver con mi sueño" pensé con fastidio. Me quedé atontada recordándolo, en el sueño había sido simpático, amable y atento. Y era todo tan bonito...

Mis ojos se desviaron a la persona que estaba junto a él. No sabía quién era pero me cayó mal con sólo mirarlo. Claro, que el hecho de que me mirase igual que una rata asquerosa no ayudaba a que me cayese bien. Vestía de forma elegante, pantalones de pinza color caqui, camisa oscura y zapatos negros brillantes. Su vestimenta y su pelo engominado hacia atrás hacía que pareciese más mayor, pero su cara imberbe delataban que era joven, probablemente de mi edad.

—Te ordené que no se levantara de la cama. —La voz enfadada de Josh hizo que le volviera a prestar atención. Se dirigía a la chica.

—Lo siento, señor. La insistí repetidas veces de que no lo hiciera, pero no me hizo caso —dijo la muchacha compungida. Su cuerpo parecía un flan de lo que tiritaba. Josh la estaba asustando con sus formas. Si seguía así conseguiría que le odiase, yo lo haría. Me dio pena.

Sector 0: El despertar (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora