Mientras llueve

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Las gotas resbalaban en caminos intrincados por el enorme ventanal del lugar; juntándose unas con otras, formando extrañas figuras en su carrera por el cristal; al final se dejaban caer al suelo, formando cristalinos charcos que reflejan a las personas pasar, como a las nubes grises de la tormenta que acababa de comenzar hacía unos pocos minutos.

Un joven de cabellos oscuros, observaba con sus grandes y gentiles ojos el caer de cada pequeña gota con una expresión de infinita paciencia; llevaba esperando ya un rato, pero no le molestaba, ya llegaría aquel hombre que tanto amaba, solo debía ser un poco paciente, pensaba el hombre.

Además le reconforta que su espera se extendiera tanto tiempo.

—¡Yuuri! — Saludó con su usual animo Victor que le miraba desde el otro lado del lugar, y corría con una sonrisa de oreja a oreja a su encuentro.

El mayor se apresuró esquivando algunas personas que caminaban cerca, mientras él se dirigía con prisa a donde veía a Yuuri mirarle con un suave sonrojo; esas emociones que nacieron entre ellos ya hacía tantos años, aún seguían jóvenes, tan vivas como la primera vez. Cuando llegó a donde el otro hombre estaba, le abrazó tan fuerte que le dificultó respirar.

—Victor— Saludó con su usual expresión amable, y un tanto tímida a pesar de tantos años juntos; pero le era inevitable, Víctor le hacía sentir siempre sin control sobre sus emociones.

—Siento tardar tanto—Sonrió graciosamente, con la expresión llena de confianza que le caracterizaba. Una vez de haberse llenado un poco en la calidez del otro, algo que no creyó posible, se sentó frente al hombre de cabellos negros, frente a su Yuuri.

—No es que tuvieras una hora para llegar— comentó el sonriendo, aún avergonzado por la mirada de Víctor que se clava en él, con una intensidad que le hace querer abrazarle más, para no soltarlo, no dejar ir esa calidez tan hermosa y sobrecogedora;

Ya habrá tiempo para eso.

—Aun así —El mayor recogió un poco sus cabellos, y tomó las manos de Yuuri en las suyas—, el tiempo sin verte ha sido demasiado, ¿No piensas lo mismo Yuuri? — preguntó indignado ante el silencio del joven de cabellos oscuros.

—Bueno, yo creo que no ha sido tanto—negó bromeando—, aunque siempre he pensado que eres algo...no sé, bastante impulsivo.

—Eres cruel cerdito—se quejó haciendo énfasis en la última palabra.

—¡Victor! — exclamó avergonzado Yuuri—. Aun sigues con ese extraño sobrenombre— Soltó una de sus manos del otro, y se tapó el rostro para ocultar su sonrojo; y sin importar su reacción, mantuvo una mano aferrada a la de Victor—. ¡No puedo creer que todavía lo usarás después de la boda!

—A mí me parece adorable, mi querido cerdito—Le guiño un ojo, con el encanto que le caracterizaba.

—Siempre has sido así Víctor—Se destapó el rostro para tomar las manos del mayor con ambas—. Debo confesar siempre me ha gustado eso— Dio un suave apretón a las manos del otro, y Víctor acercó la mano de Yuuri para besarle el dorso en respuesta.

Ese peculiar sobrenombre siempre había sido uno de los recuerdos más especiales de ambos, por más que sonará extraño; era la forma en que Víctor sentía que podía nombrar a Yuuri de manera especial, porque eso era lo que quería, tener un lugar en la vida de Yuuri que nadie más tenía.

Y no es que no hubiera cambiado su persona en ese tiempo, lo había hecho; en especial aquella costumbre de huir ante la tristeza de alguien, al no saber enfrentar el desborde de emociones de otra persona; pero, aun permanecía esa esencia tan impetuosa y animosa que le hacía lo que él era.

Mientras Llueve [YOI] [victuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora