Cap. 3

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El beso fue interrumpido por la fuerte alarma proveniente del castillo.

 Se escuchaban caballos acercándose hasta ellos. Alexander no quería dejarla allí, pero nadie podría saber lo que había pasado entre ellos. Así que lo mejor sería idear algo rápido.

-Me tengo que ir.

-Pero la guardia de cazadores ya viene, no te dará tiempo para salir del bosque. Yo los distraeré.

-Puedo huir sin que lo noten no te preocupes.

-Espera…

Marie se acerco de nuevo y tomo las manos de Alexander.

-No puedes volver aquí.

-Entonces nos veremos en el puente Hort en dos noches. Tú y yo no tenemos que seguir esta guerra estúpida. Huiremos.

-No puedo huir contigo Alexander. Quizás estamos equivocados y entre nosotros no pasa nada.

-Te espero en el puente por favor.

En un instante ya Alexander había desaparecido entre los árboles. Y en seguido de ello apareció el primero de los guardias.

-Princesa se encuentra bien?

Aun confundida decidió que nadie se enteraría que había hablado con Alexander y mucho menos de lo que pasaba entre ellos.

-Me han golpeado y no recuerdo bien que sucedió después.- Fingió mientras se llevaba una mano a la cabeza como revisando alguna herida.

-Supongo que en la confusión pudo acabar con el intruso usted sola.- le dijo el guardia señalando las cenizas de vampiro que se encontraban a escasos metros de ella.

-Me siento muy débil.- Tratando de ganar algo de tiempo para pensar en algo convincente. Ya había empezado a mentir, ahora tendría que seguir con ello.

Dos de los guardias la escoltaron de regreso a palacio. Cuando entro su madre estaba llorando por la muerte de sus hermanas. Su padre al verla corrió abrazarla con lagrimas en los ojos.

Sentía el dolor de sus padres junto con el de ella y pensó que estallaría, que no soportaría estar allí ni un momento más. Tenía que buscar la manera de escaparse a su habitación, tenía mucho en que pensar y para eso debía estar sola.

Le dio un beso en la frente a su padre, quien ahora se sentaba consolando a su madre, y subió lo más rápido que pudo las escaleras al segundo piso.

Tan pronto como cerró la puerta de su habitación, se tiro a llorar en la cama. Era demasiado, no podía con todos los sentimientos que se habían despertado en ella con solo haber visto Alexander por primera vez. No entendía lo que pasaba, era sencillamente imposible que ellos se enamoraran con solo haberse visto.

Definitivamente necesitaba hablar con el de nuevo.

Ya en la ciudad, Alexander busco refugio en un hotel lujoso que solía visitar influenciando al personal para que no le interrumpieran cuando necesitaba descansar. Se recostó en la cama y su mente no tardo en recrear la imagen de Marie. No podía entender porque se sentía así. No solo era atracción, era deseo de estar con ella pasara lo que pasara. Pero tenía que averiguar como había sucedido eso tan rápido. El nunca había amado a alguien, pero estaba seguro que como fuera el proceso no sería tan extrañamente acelerado.

A pesar de ya estar oscureciendo, el estaba muy cansado, ya que le había tocado pasar todo el día despierto y huyendo del sol y de la guardia de cazadores. Sin darse cuenta se quedo dormido.

Una mujer le hacía señas desde el puente Hort. Era alta y muy pálida, no era vampiro, pero a simple vista pudo notar que tampoco era humana, sería una cazadora, pensó mientras caminaba con precaución en dirección al puente.

Al llegar a donde se encontraba la mujer pude ver que de su espalda salían unas alas incandescentes, su vestido blanco llegaba hasta el suelo y su pelo castaño caía por entre las alas. La mujer le invito a sentarse en el borde de piedras del puente.

-Ya era hora que vinieras Alexander.

-Quien eres tú?

-Aunque parezca algo ilógico o absurdo, soy tu ángel guardián.

-No sabía que los vampiros necesitaran guardianes.

-Tú no eres un simple vampiro Alexander. Se te envió desde las tinieblas cierto pero solo para que lograras el equilibrio entre tu raza y la de los cazadores.

-Ja! Ahora me vas a decir que yo soy el gran salvador y que podre detener la guerra de tantos años?

-Esa es tu misión. Y la de Marie también.

-Qué? No comprendo.

-Es sencillo. Los dioses tanto del cielo como de las tinieblas decidieron hace mucho tiempo hacer un acuerdo. Cada uno enviaría a alguien a la tierra para buscar la paz entre los humanos, para que en el futuro ellos pudieran seguir en el mundo sin destruirlo. Así que los dioses del cielo enviaron a Marie y los de las tinieblas te enviaron a ti. Pero que estuvieran de acuerdo con preservar el mundo humano no significaba que confiaran entre ellos, así que me enviaron a mí para que te guiara y un demonio para que la acompañara a ella.

-Eso no me lo esperaba. Y todo eso del acuerdo incluye el pequeño detalle de que Marie y yo nos enamoráramos?

-Claro. La fuerza más poderosa del mundo es el amor, ella puede dominar tanto el bien como el mal, haciendo que cada uno actué para su propósito. Y el de ustedes es estar juntos.

-Alguien más sabe esto?

-Para ser vampiro eres muy inocente. Si alguien de este mundo lo supiera, no existiría la guerra, no crees?

-Cierto.

-Marie y tu deben estar juntos, así se interpongan todos. Trataran de separarlos de las peores maneras. Su única arma será el amor.

Con esas últimas palabras Alexander despertó. Estaba en la habitación oscura del hotel. Y todo lo que se pregunto antes de quedarse dormido ya tenía respuesta. Era más de media noche, así que trataría de ver a Marie antes. No podía esperar para la siguiente noche. Iría al palacio de cazadores.

Marie despertó sudando y jadeando. Había tenido la pesadilla más horrible de su vida, y la sentía tan real. Soñó que Alexander había sido apresado tratando de entrar al palacio para verla. Lo habían atado con cadenas de plata para debilitarlo y lo tenían en una celda sin techo para que cuando amaneciera poder torturarlo con la luz del sol.

Pero solo había sido un mal sueño, se dijo a si misma mientras se volteaba en su cama. Al quedar de frente a la ventana vio al extraño sujeto de la mañana apoyado contra el cristal, viéndola fijamente.

De un salto cayo fuera de su cama.

-Calma. No te hare daño.

-Quien eres y que haces aquí? Como entraste?

-Una pregunta a la vez. Primero soy tu guardián. Segundo, solo tú me puedes ver.

-No creo que seas un ángel de la guarda.

-Tienes razón, no soy un ángel. Aunque a veces nos llaman ángeles caídos, pero preferimos ser llamados demonios.

-Quiere decir que eres un demonio protector? Que absurdo.

-Si yo también pienso que es absurdo, pero quien discute con los superiores?

-Eres muy malo para dar explicaciones, sabias?

-Ja! Claro, soy un demonio. Nosotros preferimos actuar sin hablar. Pero llego el momento de contarte una historia, y es mejor que te pongas comoda.

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⏰ Última actualización: Sep 17, 2016 ⏰

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