CAP 34. Tuya y Mía

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Un psiquiatra. Preguntarán, ¿Por qué un psiquiatra y no un psicólogo? Bueno, necesitaba medicación.

De veras me había ayudado, las sesiones eran algo entretenido. Responder preguntas y me servía mucho descargarme y hablar con la doctora.

Tengo dos cónsultas por semana, el tratamiento terminaría en un mes. Tomo unas pastillas para la ansiedad, ya saben, para los ataques de pánico y las veces que me desvelé en las noches oyendo las voces.

Me entregaron la orden en la oficina y pude salir de allí, Ethan esperaba en la puerta con el celular entre sus manos.

-¿Todo bien?- pregunté ante su ceño fruncido.

Cambió su rostro por una gran sonrisa, amplia y hermosa -Si.. Ah.. ¿Cómo te fue?- preguntó con interés.

-Bueno, tengo que volver la próxima semana- me encogí de hombros.

-Es mejor para tí... ¿Quieres comer helado?- mis ojos brillaron ante tal idea.

-Claro...- sone entusiasmada.

-Conozco un gran lugar...- susurró subiendo a su auto.

No conocía el camino que Ethan estaba recorriendo, jamás había ido por estos lados.

Los árboles adornaban las calles, las casas se veían bastante grandes y cuidadas, un vecindario tranquilo.

-¿Te gustan las casas de aquí Meg?- llamó mi atencion, saqué la cabeza de la ventanilla y lo observé.

-Son muy lindas...- le sonreí.

-Eso pensé...- el auto dobló en una esquina y se detuvo frente a una casa de apariencia antigua, las paredes eran de ladrillo, techo de tejas bordó y árboles en todo su alrrededor, también había una cerca de madera en el frente y un buzón color rojo a un costado.

-¿Quién vive aqui Ethan?- pregunté fascinada, de todas las casas esta era la más linda.

El bajó del auto y yo hice lo mismo, caminé por la acera hasta alcanzar la cerca y desde allí pude apreciar un cartel, en letras rojas anunciaba VENDIDO.

Al voltear, Ethan sarandeaba frente a mis ojos un juego de llaves, en su rostro,  no había más que una gran sonrisa de alegría.

-Nosostros viviremos aquí Megan...- susurró dejando la llave en mi mano.

-Debes estar bromeando...- la sorpresa había acordado mis sentidos -¡Dime que es un juego!- grité extasiada.

-No lo es... Es nuestra, tuya y mía ¿Qué te parece?- preguntó.

-No entiendo... ¿Por qué?-

-Pues... Ya no quiero que vivamos por esos lugares, tienes malos recuerdos allí y no quiero que eso te siga afectando...-

-No podré devolverte el dinero...- lamenté.

-No es necesario Megan, no te preocupes por ello, solo entra y familiarizate con tu nuevo hogar- me señaló la cerca.

Abrí con la llave que me había extendido anteriormente, timidamente caminé por el camino rodeado de piedras, llegué a la puerta y solo abrí la cerradura, estaba abierta.

El interior era magnífico, sillones de cuero negros que se veían muy cómodos, una pequeña mesa con un tazón de frutas sobre el, acompañado de varias revistas.

Los muebles eran de madera oscura, parecía roble o algarrobo, gruesos y de porte imponente, tal y como Ethan los prefería, pero sobre estos, había delicados adornos de cristal, brillantes y relucientes, tal y como me encantan.

En la cocina todo era de puro color blanco, las mesadas eran de mármol brillante y pulido, con unas banquetas altas de madera y cuernina negro a juego con los sillones.

Todo estaba armonioso, había unas escaleras de madera que conducían al piso de arriba, pero lo que más llamó mi atención era el parque.

Una gran puerta de vidrio dividía el ambiente de la cocina con el exterior, solo había que desplazarla a un costado y la brisa de la mañana entraría por todas partes.

Un enorme jardín de mayoría verde, con puntos rosados, rojos, violetas, amarillos. Esos eran las flores que adornaban el parque.

Caminos de piedra como el de la entrada y en el centro, una gran fuente con agua cristalina. Un estanque al que me encargaría de poner peces de colores algún día.

Todo lucía hermoso, simplemente perfecto, con alegría y color por todos lados, era...

-Perfecto...- susurré.

-¿Te gusta?- Ethan se asomó desde atrás.

-Es magnifico... Me encanta...- admiraba cada detalle, no quería dejar nada olvidado.

-Es todo lo que te mereces, y aún me quedo corto...- soltó con una agradable risilla.

-Aún me queda por recorrer-

-Tenemos tiempo Meg... mucho tiempo- ambos nos sentamos en el borde del estanque a observar, simplemente observar, lo lindo que podía ser todo.

Bueno, aquí tienen el segundo chiquillos. ❤

Heladito 😘

Mi Chico Ideal ♡Where stories live. Discover now