2.

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Simon.

El día comenzaba con la rutina de todos los días, levantarse con mucho esfuerzo — y pereza—, lavarse los dientes, desayunar hot cakes quemados, volverse a lavar los dientes, vestirse con lo primero que se encuentra y ir patinando al Jam and Roller para empezar a limpiar este, a veces aburría tener siempre la misma monotonía, a veces eran días buenos, a veces eran días malos, pero yo siempre me mantenía con una sonrisa, eso me lo había enseñado mi familia, la cual la tengo muy presente, sonreír alivia el dolor emocional y reír aun más.

— Buen día Simón — me fingió una sonrisa Nicolas quien acababa de aparecer— ¿Cómo andas?

— Yo bien pero tú no te ves nada bien hermano.

— Son tan solo días malos.

Mi amigo se encogió de hombros y optó por seguir limpiando las mesas del bar, tenía ojeras, parecía que no había dormido absolutamente nada y también estaba en un hilo de voz, lo más probable era que se había peleado con Jim, pero eso es una costumbre entre ellos, la realidad es que nunca lo había visto tan triste.

— Hola Simón.

Ahí fue cuando mi día por fin se había iluminado, cuando la rutina no parecía tan mala cuando ella aparecía por la puerta, cuando me saludaba, que increíble, como una persona con solo mirarte puede cambiar tu estado de animo, eso es lo que causaba la "reina" de la pista en mí.

— Hola Ámbar — sonreí— ¿Aún te cuesta asimilar que seras mi pareja en la competencia?

— La verdad que sí — rió— Una reina como yo con un indio azteca como vos, va a parecer la dama y el vagabundo.

— ¿Yo soy la dama?

Ella soltó una carcajada y mostré todos mis dientes, no había nada mas emocionante que hacer reír a la chica que te traía loco desde hace tiempo y jamás te animaste a confesarlo, porque Ámbar Smith estaba a mil años luz de mi rango de posibilidades, por eso prefería sonreirle, de lejos.

— ¿Vos crees que lo vamos a hacer bien?

— Si estoy yo va a salir perfecto.

Puse mis ojos en blanco y ella volvió a reír, quería seguir platicando con Ámbar, pero Juliana apareció para interrumpir ese tan casual encuentro, nos indico que vayamos a la pista y rápidamente me saque el delantal para comenzar a ¿Entrenar?

— Ustedes se preguntaran porque los puse como los puse — Ámbar asintió junto con Gastón y Pedro— quiero que se conecten, que prueben cosas diferentes, que aprendan a dejar sus problemas fuera de la piste y miren a los ojos al otro así que ¿Quién quiere empezar?

— Nosotros.

Alzó la voz Ámbar y sonreí tímido, Juliana asintió para que pasemos al frente y colocó la música para que comencemos a ensayar aquella coreografía que habíamos practicado tantas veces.

— ¿Va a ser difícil conectarse con este indio azteca?

— Muy difícil.

Ambos esbozamos una sonrisa y nos colocamos en nuestras posiciones, uno, dos, tres, empezábamos a patinar y a bailar, no podía dejar de mirarla a los ojos, esos ojos azules iguales a diamantes perfectos, ella era un diamante perfecto. Ámbar me miraba y por primera vez la vi patinar sincera, no falsa, como siempre. 

En un mal movimiento hice que en el final Ámbar quede pegada a mí, tanto que era capaz de escuchar su respiración, ella me miro a los ojos y luego bajo la mirada para correr su rostro, yo seguí mirándola, admirando su belleza ¿Cómo podía gustarme Ámbar? ¿Cómo podía gustarme alguien imposible?

— ¡Muy bien chicos! — nos felicitó Juliana— ¡Me encantó como se conectaron!  

Hice media sonrisa y ella rodó los ojos, el único lugar donde podríamos conectar sería y será la pista del preciado Jam and Roller, lamentablemente Ámbar Smith no estaba ni estaría jamás a mi nivel.

Decidí salir de aquella pista ya que comenzarían a patinar los demás y yo debía volver a mi puesto de trabajo — el cual quedaba a solo unos metros —  y encontrarme nuevamente con Pedro y Nicolás quien seguía triste.

— Simón— me llamó Pedro y voltee rápidamente— Deje mi mochila en los casilleros ¿Me la traes?

Asentí con la cabeza y tomé la llave del casillero de Pedro para dirigirme a estos y poder tomar la mochila de mi mejor amigo.

— Ámbar ¿Podes contestar mi pregunta?

— Ya te dije que no Delfina.

Escuché la voz de Ámbar y su amiga acercarse hacia mi lugar, decidí esconderme detrás de uno de los casilleros, no me perdería por nada en el mundo las conversaciones de Ámbar, aunque escuchar conversaciones ajenas era de mala educación ¿No?

— Bueno, cambiando de tema ¿Cómo te fue con Simón?

— ¿Me estás jodiendo?— escuché una risa irónica de parte de Ámbar— Es el mismo tema —¿el mismo tema? ¿antes estaban hablando de mí?— Bien, la verdad me sorprendió.

— ¿En qué sentido?

— En que conectamos increíble, nunca pensé que Simón y yo podríamos coordinar tan bien, la verdad, me esta empezando a gustar la idea de que patinemos juntos.

— Ámbar, vos y Simón hacen una pareja increíble.

Y sonreí, sonreí por las palabras de Delfina, porque pude ver como Ámbar también lo hacía, sonreí porque acababa de caer de una ilusión tan grande la cual nadie podría quitarme, sonreí porque acababa de caer en un sueño, un sueño imposible. 







Perdernos. {Simbar}Where stories live. Discover now