Capítulo 8 (Parte II) 💘

Beginne am Anfang
                                    

—¿Quién crees que puede ser la próxima pareja feliz? —preguntó Eros, como si se tratara de un concurso.

—No lo sé —respondí.

—Pues mira y busca.

Dejé que mis ojos vagaran por la escena, prestando atención a todos los presentes. Este ejercicio estaba poniendo a prueba mis escasos poderes de concentración.

—Yo veo muchos posibles candidatos desde aquí —comentó casualmente Eros.

—Cierra la boca, Cupido, estoy buscando —reproché.

—Si no te apuras, todas estas personas van a envejecer solas —replicó.

Guardé silencio, mis pupilas iban de un lado a otro examinando la escena, sin divisar ninguna potencial pareja.

—Por qué los humanos son tan lentos para percibir el amor —suspiró Eros—. ¡Está en el aire y aún así no lo sienten!

—Estoy buscando, Dios de la Impaciencia. No es tan fácil —Me defendí.

—¡Piensa en los clichés! ¡Me encantan los clichés! Hacen mi trabajo mucho más fácil —sugirió.

Repasé nuevamente todo lo que aparecía en mi campo visual. A la tercera pasada encontré algo útil. Un grupo de amigos, como cualquier otro, dos chicas morenas, un rubio y un joven pelirrojo, éste último no podía apartar la mirada de una de sus amigas.

—¡Lo tengo! El pelirrojo de allá —indiqué.

Eros miró en la dirección señalada y asintió.

—Bien, Lizzie, ya me sorprendía que no vieras ese punto rojo de allá —respondió—. Ahora dale al muchacho su morena, para que sea feliz.

—¿Yo? —pregunté, como si no fuera obvio.

—Claro, ¿no practicaste nada con Adrian? Creí que para eso dibujó círculos rojos en su patio.

—Así que Cupido estuvo espiando —comenté.

—Parte de mis labores como dios —Se excusó—. No hagas esperar a Ron Weasley.

Elevé mi arco, acomodé una flecha entre entre mis manos y me preparé para atacar. Tenía mi atención puesta en la chica morena, era un objetivo en movimiento, así que tenía que concentrarme en sus pasos, la velocidad de su avance, la probabilidad de que alguien se cruzara a último minuto, todo debía quedar comprendido en mis cálculos.

Entonces, cuando estaba lista para disparar, la voz de Eros me distrajo.

—Tal vez deberías ponerte de pie, no tienes mucha experiencia, y estar sentada puede afectar tu tiro —sugirió.

Le miré con odio, había arruinado el momento perfecto.

Me paré de la banca y me dispuse a atacar nuevamente. Piernas ligeramente separadas, arco y flecha en mano, objetivo en la mira. Todo volvía a estar bajo mi control.

A pesar de mi postura confiada, en el fondo tenía mucho miedo de fallar, en especial frente a los ojos de Eros. Quería demostrarle que podía, que su desafío era un juego para niños, no iba a permitir que me viese caer.

Estaba a punto de soltar la flecha cuando una nueva voz me sobresaltó.

—¡Hey! ¡Lizzie!

—¡No! —grité, pero ya era demasiado tarde.

Dicen que los accidentes en automóvil ocurren en tres segundos, tres malditos segundos son suficientes para quitarle la vida a alguien, y más o menos eso fue lo que pasó aquí.

Una inesperada voz me sobresaltó de tal manera que mi atención se desvió, fueron a penas unos centímetros que cambiaron totalmente mi objetivo, de la morena uno a la morena dos. Simplemente la flecha salió volando de mi mano, atravesó el aire sin que pudiese hacer nada para detenerla. Chocó con el pecho de la chica equivocada y se desvaneció en el aire.

La muchacha parpadeó un par de veces y luego su mirada fue a caer en el chico pelirrojo.

—¡Oh no! —gemí.

Busqué a Cupido, quien debía estar a mi lado, pero no lo encontré. Comencé a desesperarme, mi cabeza daba vueltas, acababa de arruinar una amistad, era imposible que ese grupo de amigos pudiese prosperar después de mi intervención. Todo pudo haber acabado tan bien, habría sido una linda pareja, pero yo lo había echado a perder por completo.

Agarré ambos lados de mi cabeza, tirando mi cabello. Había fallado.

—Lo arruiné —susurré.

Unos ojos castaños de se interpusieron en mi campo visual.

—¿Lizzie? ¿Está todo bien? —preguntó Ann.

Sandra y Ann eran dos compañeras de clase, eran de esas chicas que tenían fiesta cada fin de semana y nunca le hacían asco a un panorama nuevo. Me llevaba bien con ellas, pero lamentablemente hoy me las tenía que encontrar en el peor momento posible.

—Todo bien, es solo que... Tengo un problema —dije.

Entonces vi a Eros junto a un carrito de helados, disfrutando de un día en el parque. No podía creerlo. Pagó por una paleta de fresa que saboreó con total calma, como si nada hubiese pasado, ignorando por completo que una bella amistad acababa de desarmarse frente a sus ojos.

—Yo... —murmuré, mirando en su dirección.

Eros me vio y me hizo un gesto con la mano, a modo de saludo. Quería pensar que no había visto lo que acababa de suceder, pero era imposible que sus sentidos lo hubiesen pasado por alto. Después de todo, era el dios del amor.

—¡Eh! Lizzie, ya sé lo que te hará sentir mejor. Hay un nuevo bar a unas cuantas calles —señaló Ann, captando mi atención.

—¿En serio? —inquirí.

—Sí, vamos a ir con unos chicos, pero Ashley se bajó a último minuto, así que tenemos un puesto libre en nuestras filas —explicó Sandra. Era gracioso que lo dijera era, pues no se sentía atraída precisamente hacia el sexo opuesto, así que deduje que más que nada iba para acompañar, por ende necesitaban a alguien más.

—¿Tienes algo que hacer esta noche? —complementó su amiga.

—¿Yo? —Volví a fijar mi vista en Eros—. No tengo absolutamente nada que hacer.

—¡Que bien! —exclamó Ann—. Ahora mismo iremos a almorzar. Papá me prestó su auto, podemos ir a buscar un vestido a tu casa si quieres.

Dejé mi arco, las flechas y todo lo demás, incluyendo a Eros, en un asiento del parque, y seguí a las chicas que habían llegado en mi rescate. 


😂😂😂😂Tenía que hacerlo

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

😂😂😂😂
Tenía que hacerlo.

Gracias a todos por su apoyo.

Un saludo especial a todos los mexicanos ❤️ están pasando por un momento difícil, pero confío en que se levantarán nuevamente. ¡Fuerza!

Cupido por una vez Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt