Capítulo 10. La apuesta.

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La pelinegra bufó, se levantó con cautela y tomó su brazo delicadamente. Albus rio al ver la emoción plasmada en el rostro del pequeño hombrecito.

—¡Noo! ¡Yo también quería llevarla del brazo! —reclamó James con los brazos cruzados—. Sirius, espera, no...

—Tranquilo, señor Potter, hay suficiente bondad en Minerva como para permitir que le haga compañía usted también ¿Cierto Min? —señaló Albus. La mujer bufó de nuevo—. Anda muchacho, puedes ayudarla tomándola del otro brazo.

—Gracias, director. 

Una vez que ambos niños se instalaron sonrientes a cada lado de Minerva comenzaron a guiar —con excesivo cuidado— sus pasos. Albus sonrió enormemente al ver a la mujer encorvándose un poco para poder estar un poco más cerca acorde la altura de ambos niños mientras ellos le indicaban con sumo cuidado el camino correcto. Soltó un suspiro y sus ojos seguidamente se posaron en los otros dos niños frente a él, quienes también se mantenían observando la escena.

—¿Y bien? —les preguntó—. ¿No quieren acompañarla ustedes también?

Ambos niños se miraron mutuamente.

—¿Cree que se pueda? —preguntó Pettigrew.

—Claro que sí —lanzó otra mirada a la mujer y a los dos niños, quienes estaban a unos instantes de desaparecer por la puerta. Minerva parecía un poco más contenta, y los niños reían junto a ella—. No creo que se moleste.

—Oh... —Remus se volteó también—. Pues... en ese caso ¡Vamos Peter!

Y entonces los dos se voltearon y se encaminaron hacia ellos a grandes zancadas y con sonrisas en sus rostros.

—¡Esperen! —chillaron.

Albus rio.

—Vamos todos —dijo al aire entonces, y sin más se levantó también de su asiento y se encaminó hacia ellos.


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—No me voy a tomar una foto contigo, Black

—Ohhhh... —se lamentó—. Pero ¿Por qué?

—No creo que sea algo apropiado.

El niño trató de imitar un sollozo para que la profesora se compadeciera un poco de él, aunque, por supuesto, aquel truco no funcionó en lo absoluto.

—Bueno, valió el intento hermano —lo consoló James.

—Nah, no me voy a dar por vencido tan fácilmente —repuso el pelinegro—. Lo intentaré después.

Minerva rodó los ojos.

—Pero, Minnie... entonces... —comenzó una vez más—. ¿Como se va a llamar el balón?

—Black —Minerva resopló con voz cansada—, me ha preguntado eso ya tres veces.

—Eso se debe a que no le has dado una respuesta concreta —puntualizó Albus a sus espaldas. Minerva bufó.

—Por favoooor —rogó Sirius apretando su mano delicadamente—. Creo que por lo menos me merezco una respuesta a ésa pregunta.

Inmemorables Recuerdos {Harry Potter/MMAD}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora